PROMESAS DE DEMOCRACIA Y LA REALIDAD

La situación política de la República Democrática del Congo, a 30 de enero de 1998, no parecía que fuera muy diferente de la que había en el final de la guerra (mayo de 1997), incluso hay quien afirma que la situación era la misma que la que se vivía con Mobutu. El poder real del país estaba en manos del AFDL y, por tanto, en manos de su presidente, Laurent-Desiré Kabila, también presidente de la República. La AFDL era el único partido autorizado. El resto de partidos podían integrarse en el AFDL, pero nunca actuar individualmente. Los ministros que no pertenecían (en aquel momento) al AFDL (por ejemplo, el ministro de Servicio Civil, Paul Kapita de la UDPS) actuaban en calidad de personas individuales, no como miembros de otros partidos. El 3 de julio de 1997, el secretario general adjunto del AFDL dijo que el secretario general del AFDL, y detrás de él su adjunto, eran los siguientes en la escala de poder detrás del presidente de la República. Eso, en la práctica  hizo que, en ausencia de Kabila, el Consejo de Ministros estuviera presidido por el secretario general del AFDL (en aquel momento Deogratia Bugera). Muchas de las decisiones políticas en la RD Congo se tomaban en el seno de la AFDL. Cada ministro "independiente" tiene asignado un supervisor del AFDL, una especie de comisario político personal. En estas cuestiones, la AFDL adoptó al forma de actuación del MPR de Mobutu.

La Alianza estaba dominada por miembros de la comunidad tutsi, incluídos los bañamulengues, y por gente que vivió la dictadura en el exilio, en los Estados Unidos, en Bélgica y en Sudàfrica. Otro grupo importante dentro del AFDL eran los provenientes de la región de Katanga (la más rica del país en recursos naturales). De hecho, no parece que el AFDL llevara a cabo sus objetivos iniciales de constituirse en un espacio plural done estuvieran representadas todas las fuerzas democráticas de la RD Congo. De hecho, la oposición histórica y pacífica al régimen de Mobutu (Unión por la Democracia y el Progreso Social, UDPS; el Partido Lummunbista Unificado, PALU; Fuerzas Inovadoras por la Unión y la Solidaridad, FONUS) fueron víctimas, durante el gobieno de Kabila (padre), de un proceso de marginación. Incluso los democrata cristianos hicieron una llamada para la formación de un Frente para la Supervivencia de la Democracia (FSD). El líder de las FONUS, Joseph Olenghankoy, criticó el 24 de junio de 1997, la dirección antidemocrática que había tomado el AFDL. En manifestaciones organizadas por la UDPS y el PALU (20 y 30 de junio, 25 de julio y 15 de agosto) se pedía la democracia y la marcha de los miembros ruandeses del Gobierno.

El día 1 de junio de 1997, el poderoso secretario general del AFDL dijo que esta situación se alargaría al menos dos años " en interés de la efectividad". El efecto de esta política del AFDL ha sido: el 17 de mayo de 1997 había en la RD Congo (Zaire) 400 partidos políticos; en enero de 1998, no había más de quince.

El incumplimiento del calendario previsto

Los incumplimientos del calendario de Laurent-Desiré Kabila fueron muchos, y no sólo en las fechas, sino también en la forma en que se debía llevar a cabo la transición hacia la democracia. El anuncio del secretario general del AFDL (Deogratia Bugera), el 19 de mayo de 1997, en torno a la conveniencia de la formación de la Asamblea Constituyente en 60 días no se cumplió. Tampoco el 30 de junio (día de la Independencia) se estableció ni la Comisión Constitucional ni la Asamblea Constituyente. En el mes de julio ni tan solo había designación para el presidente de la Comisión Constitucional.
Aún más sintomático fue lo que dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Bizima Karaha, en Washington, el 13 de julio de 1997. Karaha dijo que las promesas hechas por Kabila eran simplemente un objetivo, que las elecciones no serían posibles mientras el electorado no sea educado y los provocadores hechos prisioneros o en el exilio. El mismo Kabila aseguró que se respetarían las fechas y que no acceptaría ninguna presión del exterior para modificar sus planes.

La Comisión Constitucional no se estableció hasta el 23 de octubre (Decreto ley núm. 37). La figura de la Comisión Constitucional ya era extraña, pero si nos fijamos en su composición se ve perfectamente la finalidad de esta. La Comisión Constitucional estaba compuesta por 46 miembros, escogidos por Kabila y con mandato hasta el día 1 de marzo de 1998. Según Roberto Garretón, de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en la RD Congo, la creación de esta Comisión Constitucional no supuso ningún progreso. De hecho, tanto los miembros permanentes como los transitorios eran escogidos por el presidente, desvirtuando una vez más el principio de pluralidad. La Comisión Constitucional estaba dominada por líderes intermedios del AFDL.
En un principio, Kabila aseguró que los miembros de la Asamblea Constituyente serían elegidos democráticamente, pero hasta aquel momento (enero de 1998), lo único seguro era que los miembros de la Comisión Constitucional irían a parar directamente a la Asamblea Constituyente. Por tanto, no sólo no se respetaron las fechas del proceso, tampoco el espítiru del mismo.

En lo que respecta a las fechas de las primeras elecciones democráticas en la República Democrática del Congo (antiguo Zaire), el Gobierno de Kabila también fue variando las fechas, confirmando así su poca voluntad democrática real. En un principio, el calendario establecía que las elecciones debían celebrarse en abril de 1999. Ya el 5 de septiembre de 1997 dijo que probablemente se retardarían si la comunidad internacional no ayudaba a la RD Congo a reparar sus infraestructuras. Recordemos aquí que la cooperación europea se restableció el 5 de agosto de 1997. Un poco más tarde, en el mensaje de año nuevo de 1998, Kabila continuó asegurando que las elecciones tendrían lugar en 1999, pero ahora sin especificar el mes. En el informe de enero de 1998, Roberto Garretón (Comisión de Derechos Humanos de la ONU en la RD Congo) aseguraba que no había ningún equipo preparando estas elecciones.

La nueva estructura del Estado estaba basada en el omnipresente partido-estado, la AFDL (aunque la AFDL negaba este calificativo). Un partido dominado por tutsis y lubes de Katanga. Roberto Garretón explica en su informe que los tutsis en el Gobierno no son considerados congoleños por la población, y es por eso que los llaman ruandeses. La AFDL (Kabila) consideraba, por su lado, que necesitaba un periodo de gracia para poder resolver los problemas de la RD Congo. Lo mismo dijo Mobutu y el experimento duró 32 años de dictadura y corrupción.

Esta era la situación de la transición democrática en la República Democrática del Congo en enero de 1998. Hasta esa fecha, Laurent-Desiré Kabila había incumplido todas las promesas que había hecho tanto durante la guerra como al principio de su mandato. La popularidad del movimiento rebelde de la AFDL durante la guerra, puede ser atribuida en gran medida al rechazo del régimen dictatorial de Mobutu, y a la esperanza de muchos antiguos zaireños que ésta respetaría y haría cumplir los acuerdos de la Conferencia Soberana Nacional (CNS). Como se pudo comprovar más trade, el resultado de los primeros meses del AFDL no pudo ser menos satisfactorios. Si por un régimen democrático entendemos un régimen en el que se respetan los derechos humanos, donde el poder surge del pueblo mediante el mecanismo de las elecciones, donde hay separación de poderes, donde las leyes son respetadas por las autoridades, donde todos los ciudadanos son iguales delante de la ley, donde la independencia del poder judicial es una realidad, donde hay pluripartidismo y libre expresión de ideas, y también hay libertad de información, etc.., el informe de Roberto Garretón muestra que ninguna de estas condiciones se habían conseguido. Todo eso hizo que la esperanza de los congoleños en el AFDL se fuera diluyendo poco a poco.

Además, Kabila también tenía problemas dentro del AFDL y en la región del Kivu. Ya desde finales de 1997, Laurent-Desiré Kabila tenía la voluntad de emanciparse de sus padrinos ruandeses y ugandeses en la guerra contra Mubutu. El 27 de julio de 1998, Kabila expulsó a todos los militares ruandeses que formaban parte de las Fuerzas Armadas del Congo (FAC), y dijo que eso ponía fin a la presencia de tropas extranjeras en el Congo. De hecho, los bañamulengues (tutsis congoleses) fueron más un instrumento de la guerra de liberación que sus iniciadores. Tampoco su participación en la guerra al lado del AFDL mejoró mucho su situación. Continuaban teniendo problemas de nacionalidad y de convivencia con el resto de grupos étnicos. Esta situación hizo que entre los bañamulengues se generara un sentimento de inseguridad. Si a todo eso sumamos la expulsión de los miembros ruandeses (tutsis) de las FAC, la preocupación de Ruanda y Uganda por la actitud "secesionista" de Kabila contra ellos y, por tanto, contra sus acuerdos económicos, no es extraño que en poco tiempo se volviera a formar una nueva alianza, esta vez anti-Kabila.

Sólo catorce meses después de la victoria militar de la AFDL, el 2 de agosto de 1998, un nuevo movimiento anuncia el inicio de una nueva "guerra de liberación"; contra el régimen de Laurent-Desiré Kabila. Este nuevo conflicto enfrenta entre ellos a los miembros fundadores del AFDL, los mismos que pusieron Laurent-Desiré Kabila al frente de la República Democrática del Congo.
 

 

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