El orden post-mobutista

 

 
 
 
 

 
 

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HACIA UNA NUEVA "GUERRA DE LIBERACIÓN" EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

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INTRODUCCIÓN

Las diferencias en el seno de la AFDL se manifestaron ya desde su creación, las luchas y enfrentamientos armados entre la esfera tutsi-ruandesa-ugandesa y la esfera katango-congolesa-angolesa fueron frecuentes en la guerra de liberación de 1996-1997 contra Mobutu. Estas diferencias se apaciguaron después de la victoria militar de mayo de 1997, pero como veremos a continuación no tardaron en llevar a los primeros problemas en la estabilidad de la RD Congo.

Ya desde 1997, Laurent-Desiré Kabila tenía la voluntad de emanciparse de sus padrinos ruandeses y ugandeses. El mes de julio de 1998, Kabila expulsó a todos los militares ruandeses que formaban parte de las Fuerzas Armadas del Congo (FAC) y claro eso no hizo más que acelerar la formación de un nuevo movimiento armado. Ruanda y Uganda, vieron las intenciones de Kabila, y vieron amenazados sus intereses económicos, se esforzaron en organizar una nueva coalición, este golpe anti-Kabila. En la formación de esta coalición ayudó también a la nula política de democratización que llevó a cabo Kabila y que hizo crecer el descontento de gran parte de la población de la República Democrática del Congo.

Así pues, el 2 de agosto de 1998, un nuevo movimiento de liberación nace en el este de la República Democrática del Congo, en la conflictiva región del Kivu.

LA NUEVA COALICIÓN REBELDE

International Crisis Group

La nueva coalición rebelde contra Laurent-Desiré Kabila, como veremos a continuación, estaba formada por muchos de los antiguos colaboradores de Kabila en "la guerra de liberación de 1996" y en su etapa de Gobierno en la nueva República Democrática del Congo.

Los militares
Los militares bañamulengues: los tutsis congoleños de la región del Kivu fueron unos de los principales aliados de Kabila en la guerra de 1996 contra Mobutu. Al principio algunos bañamulengues recibieron recompensas ocupando lugares de responsabilidad en el Ejército, sobre todo en la región del Kivu, aunque parece que no fueron suficientes. Ante las expectativas fallidas que habían puesto en la AFDL y en Kabila, y la falta de solución al problema de su nacionalidad, fueron los primeros en levantarse contra el nuevo régimen. Ya desde principios de 1998, Kabila intentó dispersar los elementos bañamulengues en el seno de las Fuerzas Armadas Congoleñas (FAC). Pero el golpe de gracia tuvo lugar en julio del mismo año, cuando Kabila expulsó de las FAC todos los que él denominaba ruandeses (tutsis congoleños). Su posición en este nuevo conflicto era una de las más complicadas. De hecho, sus relaciones con Ruanda, principal instigador de esta nueva rebelión junto con Uganda, tampoco eran buenas. En primer lugar, porque Ruanda no hizo mucha presión sobre Kabila para solucionar su problema de nacionalidad y se sentían abandonados. Y, en segundo lugar, porque la política de castigo que Kigali llevaba a término en la región del Kivu, con incursiones militares en la búsqueda de los antiguos genocidas (hutus), hacía que sus relaciones con el resto de la población de la región fuesen muy tensas y dejaran poco margen para la negociación a los bañamulengues. Sea cual sea el desenlace de esta nueva rebelión, la posición de este grupo no será fácil. Si la rebelión fracasa, difícilmente los tutsis congoleños podrán continuar viviendo en el este de la República Democrática del Congo y, si triunfa, será difícil también encontrar una fórmula de convivencia con el resto de la población del Kivu, que no les considera ciudadanos congoleños.

Los militares expulsados de las Fuerzas Armadas Congoleñas (FAC): la mayoría ya fueron apartados de las Fuerzas Armadas del Zaire (FAZ) de Mobutu. Son de los pocos miembros de las FAC que recibieron una verdadera formación militar, a pesar de que salieron de un ejército indisciplinado y mal pagado como las FAZ. Como en 1996, con los soldados que estaban a las órdenes de Mobutu, estos soldados tampoco cobraron sus sueldos durante muchos meses, prácticamente hasta julio de 1998. Así pues no les costó demasiado responder a una orden de uno de sus comandantes, Jean-Pierre Ondekane.

Los civiles
Unión Congoleña por la Democracia (RCD): esta organización reúne un numeroso grupo de civiles. También muchos de sus integrantes estuvieron en lugares clave en el Gobierno de Laurent-Desiré Kabila:

Bizama Karaha (tutsi del Kivu sur), exministro de Asuntos Exteriores de Kabila. Ahora ocupa el mismo lugar dentro de la RCD. Shambuyi Kalala (Kasai), exresponsable de la propaganda de la AFDL. Ocupa la misma función en la RCD.
Emille Llunga (Katanga) que quería ser el presidente del brazo político de los tigres de katanga, y que no aceptó que Kabila lo apartase del poder después de la victoria de mayo de 1997.
Moïse Nyarugabo (tutsi del Kivu sur), exsecretario particular de Kabila. Vicepresidente de la Asamblea de la RCD.
Deogratias Bugera (tutsi del Kivu norte), exsecretario general de la AFDL, fue el último de los fundadores que aguantó al lado de Kabila. El presidente Kabila se esforzó para restarle cada vez más poder, hasta que en junio de 1998 cortó su carrera dentro de la AFDL.

Las figuras del antiguo régimen:
Arthur Zahidi Ngoma, el primer coordinador de este movimiento. Es un jurista que trabaja por los derechos humanos, opuesto primero a Mobutu y después a Kabila. Estuvo mucho tiempo en el exilio y más tarde pasó muchos meses en la prisión (noviembre de 1997 - mayo de 1998) por haber impartido una conferencia de prensa en Kinshasa en nombre de su partido. Recordemos aquí que ningún partido puede funcionar individualmente en la RD Congo de Kabila. Wamba die Wamba, profesor de historia en Tanzania, interesado en los trabajos alrededor de los conceptos de democracia africana y reconciliación, elegido al frente de la RCD. Aleáis Tambwé, antiguo director de la Oficina de Aduanas, que fundó con Kengo wa Dondo la Unión de Demócratas Independientes (UDI), partido del cual era el presidente. Que fue ministro de Transportes y Telecomunicaciones en el Gobierno de Kengo wa Dondo, también participó de los gobiernos de Tshisekedi y Faustin Birindwa. Marchó al exilio con la victoria de Kabila. Actualmente es miembro del Comité Director de la RCD.
Lunda Bululu, katangués, fue primer ministro con Mobutu en 1990 y ministro de Asuntos Exteriores en los gobiernos de Kengo wa Dondo. Actualmente es el coordinador del Directorio de la RCD, a quien correspondería la función de primer ministro.

Según International Crisis Group, los cambios al frente de la nueva rebelión son frecuentes, lo que hace dudar de su representatividad y popularidad.

LAS FUERZAS GUBERNAMENTALES CONGOLEÑAS

International Crisis Group

Los militares
Las Fuerzas Armadas: el Gobierno congoleño tiene el apoyo de los soldados de las FAC que todavía son legales, pero no pudieron evitar los éxitos resplandecientes de la rebelión al inicio del conflicto. Según International Crisis Group, estos éxitos de la rebelión sólo pudieron ser parados cuando Angola, Zimbabwe y Namibia enviaron tropas parar dar apoyo a Kabila. Es necesario tener en cuenta que las tropas rebeldes reciben el apoyo masivo de tropas ruandesas y ugandeses. Además, también hace falta recordar que muchos dirigentes de las FAC, hasta la victoria de mayo de 1997, eran ruandeses y, por tanto, conocen perfectamente sus debilidades.

Los Tigres de Katana: los Tigres de Katanga están formados por exgendarmes de Katanga, exiliados en Angola para huir de la represión de Mobutu, ya desde los años 60. Muchos de sus hijos han crecido en Angola y ahora son soldados de elite del Movimiento Popular de liberación de Angola (MPLA). Una buena parte están desmovilizados como consecuencia del proceso de paz que se llevó a cabo en Angola. Durante la primera "guerra de liberación" (1996-1997), los Tigres enviaron 2.000 hombres para dar apoyo a la AFDL en su lucha contra Mobutu. Al comienzo de esta nueva rebelión, la dirección militar se dividió en dos brazos políticos que reivindicaban la representatividad de los Tigres de Katanga. Por un lado, la que se encuentraba en Angola, con Henri Mukatshung Mwambu al frente, secretario general del Frente de liberación Nacional del Congo (FLNC), implicado en las dos guerras de Shaba (1977 y 1978), y que se reunió en Kinshasa después de la victoria de Kabila. La mayoría de los Tigres se sienten muy ligados a su figura. Por otro lado, la dirección en Bruselas, comandada por Emille Llunga. Su figura está ligada en estos momentos al bando de la nueva rebelión (ver las Fuerzas civiles de la rebelión), aunque lo ha hecho a título personal. La mayoría de sus compañeros se han adherido a las Fuerzas de Kabila en contra de la intervención ruandesa y ugandesa.

Los antiguos miembros de las Fuerzas Armadas del Zaire (FAZ): dentro de las Fuerzas que dan apoyo a Kabila podemos encontrar antiguos miembros de las Fuerzas Armadas del Zaire que, de la misma manera que las tropas de Katanga, y en un reflejo nacionalista, se han puesto en contra de las tropas de Ruanda y Uganda que dan apoyo a la nueva rebelión.

Las milicias populares: al lado de las Fuerzas de Kabila existe una última fuerza, mucho más difícil de controlar que el resto. Hablemos de las milicias populares, denominadas "Defensa civil y popular". Fue el mismo Kabila quien las creó y animó. El 25 de agosto de 1998, Kabila dijo: "A los pueblos, la gente ha de tomar las armas, las armas tradicionales, las lanzas y las flechas, para aplastar al enemigo si no queréis ser esclavos de los tutsis". En Kinshasa, después del ataque de los rebeldes al final de agosto, hubieron asesinatos de presuntos colaboradores de los rebeldes. Las autoridades de Kinshasa utilizaron de nuevo en la región de los Grandes Lagos (Ruanda, 1994), la confrontación étnica para movilizar a las masas. La dialéctica de los dirigentes de Kinshasa volvió a activar a los demonios étnicos y es por esa razón que existía (y aún hoy existe) el miedo a que se repitan hechos tan dramáticos como los de la guerra de Ruanda en 1994.

Los civiles
La población de Katanga: dentro de el ámbito civil que da apoyo a Kabila encontramos, en primer lugar, a los katangueños en Kinshasa. Estos han sido directamente beneficiados por el régimen de Kabila, que practicó el nepotismo y el tribalismo. Laurent-Desiré Kabila benefició principalmente a una etnia, la suya, la baluba de Katanga. El resto de grupos étnicos también fueron beneficiados, pero en menor medida. Eso puede explicar porqué ya antes de esta nueva rebelión, Kabila no era muy popular en la capital de la provincia del cobre, Lummunbashi, controlada por las etnias no lubes de Katanga. A pesar de todo, parece que la rivalidad entre los katangueños (sur contra norte, los katangueños "auténticos" contra los balubakalat) se ha apaciguado. Es importante recordar aquí que Kabila era luba por parte de padre y lunda por parte de madre.

La fidelidad de la población a Kabila: una parte de la población congoleña daba apoyo a Kabila antes del inicio de la rebelión, a causa de los progresos registrados en la gestión de determinados asuntos. Hay unanimidad en la afirmación que había mejorado la seguridad en la vida cotidiana de las clases menos favorecidas de Kinshasa. También las clases más favorecidas habían notado esta mejora de la seguridad, aunque con Mobutu tenían la posibilidad de pagar militares para su protección, cosa que ahora no es posible.  De todas formas, después del inicio de la segunda rebelión aumentó la violencia contra presuntos colaboradores de la rebelión y también lo hizo el número de organizaciones civiles de defensa, lo que provocó un aumento considerable de la inseguridad. En las ciudades de Lummunbashi (Katanga) y Kananga (Kasai occidental) nada había cambiado. Los militares allí emplazados eran prácticamente los mismos, dotados de nuevos jefes aunque impotentes para disciplinar las tropas. En el Kivu, la cuestión de la seguridad era muy complicada. Esta región no ha conocido la paz desde el inicio de la primera "guerra de liberación" (1996). Las tribus no ruandófonas congoleñas están organizadas en diversas milicias, que se juntan puntualmente con las milicias extremistas hutus para atacar la población tutsi y las tropas ruandesas. Las tropas ruandesas (militares del Ejército Patriótico Ruandés) penetran regularmente a territorio congoleño buscando antiguos miembros de las Fuerzas Armadas Ruandesas (antiguas FAR) y a los Interahamwes.
También una parte importante de la población era hostil al régimen de Kabila, pero con la nueva insurrección muchos le han dado apoyo. Eso es a causa de la presencia de tropas extranjeras dando apoyo a la rebelión. La presencia de tropas de Ruanda y Uganda a la rebelión ha reforzado la posición de Kabila. En la RD Congo sólo existe una cuestión con la cual todos están de acuerdo, la indivisibilidad del país. Y Kabila, que sabía eso perfectamente, describió esta nueva rebelión como un intento de secesión que respondía a los intereses imperialistas de Ruanda y Uganda.

LAS FUERZAS NEUTRAS

International Crisis Group

Estas son esencialmente (excepto la AFDL) los partidos políticos prohibidos por el régimen de Laurent-Desiré Kabila:
 


Todas estas fuerzas defendieron la opción de negociación frente a la rebelión armada. Todas estas enviaron emisarios para sondear la actitud de los rebeldes. Lo que querían, en definitiva, era que, aprovechando la insurrección su voz se oiga en el caso que se lleguen a producir conversaciones.

LAS IMPLICACIONES EXTERIORES DEL NUEVO CONFLICTO

Ruanda
Las relaciones entre Ruanda y la RD Congo se comenzaron a deteriorar ya desde principios de 1997. La instalación de militares ruandeses en las lujosas mansiones abandonadas por los mobutistas durante la guerra, y los envíos regulares de cargamentos de bienes hacia Kigali, por parte de éstos, hicieron poco a poco muy impopulares a los ruandeses. Consciente de esta impopularidad creciente, y la necesidad de enfrentar los ataques de los rebeldes hutus en Kivu, el Gobierno de Kigali movilizó una buena parte de las tropas que estaban presentes en el resto de la RD Congo. Una semana tras de la otra las tensiones iban creciendo entre los antiguos aliados. Kampala (Uganda), pero sobre todo Kigali empezaron a creer que Kabila sería incapaz de llevar a cabo una política para estabilizar la sociedad y la economía. Empezaron a ver la incapacidad de Kabila para construir un consenso nacional, ya que apartó del poder a toda la oposición. También constataron la impotencia de Kinshasa a la hora de perseguir a los extremistas hutus y la guerrilla ugandesa, Alianza de Fuerzas Democráticas (musulmana, sostenida por Sudán), que realizaban incursiones en Ruanda y Uganda desde territorio de la RD Congo. Más tarde, cuando entre junio y julio de 1998, Kabila expulsó a los militares ruandeses de las FAC e invitó a salir de la RD Congo a todas las tropas extranjeras, estas relaciones se volvieron antagónicas. Por otro lado, el juego de algunos tutsis de la región del Kivu respecto de su condición de ruandeses o congoleños, a veces mirando Kigali, a veces mirando Kinshasa, ha hecho que la opinión pública congoleña se decante para considerar la población tutsi del este de la RD Congo como ruandeses y no como congoleños.

Las motivaciones de Ruanda en la guerra contra Kabila

En un principio, Ruanda negó su implicación en esta guerra. Más tarde anunció que tomaría parte en esta guerra contra Kinshasa a causa de las reacciones antitutsis que habían tenido lugar en Kinshasa, Lummunbashi y Kisangani. Las matanzas y la amenaza de un nuevo genocidio, con la complicidad de las autoridades, justificaban la presencia de tropas ruandesas y ugandesas en el Congo. Un hecho clave de esta crisis fue la presencia de extremistas hutus entre los miembros de las FAC, descubiertos en fotografías hechas por fotógrafos independientes en el campo de prisioneros de la rebelión en Kisangani. El recurso de Kabila contra los militares hutus creció un fuerte reflejo de defensa étnica en el Gobierno de Kigali, y una excusa perfecta para implicarse en el conflicto y asegurar el control del potencial económico de la región del Kivu.

Les motivaciones económicas de Ruanda

Después de la guerra de la AFDL, Kigali esperaba que el control militar de la rica zona del Kivu le permitiría liberarse de sus financiadores internacionales. Recordemos que la región del Kivu es muy rica en recursos mineros, especialmente el oro del norte. El control de Kivu es un objetivo primordial de Kigali y Kampala. Pero la decadencia económica de esta región, la falta de infraestructuras económicas y de transporte, el aumento de sentimientos antitutsis, la falta de un control real de la población por parte de la administración, suponen graves obstáculos para los objetivos de autonomía financiera de Kigali. Y es que la capacidad de inversión de Ruanda depende en gran medida de su influencia sobre la región de Kivu.

Uganda
Uganda ha tomado la misma posición que Ruanda en el actual conflicto de la RD Congo. Pero hay un elemento que diferencia sus intereses en la crisis. Para los que desconocen la situación de Uganda, hace falta explicar que el régimen de Museveni debe hacer frente a tres grupos rebeldes que luchan contra él. Estas son:

1. Lord's Resistance Army (LRA).

Son los herederos del Holy spirit mouvement, hoy día dirigido por Joseph Kony, y quiere que el país sea dirigido bajo los diez mandamientos de la Biblia. Reagrupa sobre todo a la gente de la etnia acholi, frustrados por la pérdida del poder que supuso la victoria de Museveni en 1986. Son conocidos por su crueldad y por la preferencia de los niños a la hora del reclutamiento (diciendo que es más fácil fanatizarlos). Normalmente actúa desde sus bases de Sudán, y entran a Uganda por el norte.

2. Alliance of Democratic Fuerzas (ADF).

Este movimiento está formado por miembros fundamentalistas musulmanes de la organización Salaf Tabliq, y por los residuos del Ejército Nacional de Liberación de Uganda de Amon Bazira. Esta guerrilla actúa tanto desde Sudán como desde la RD Congo.

3. West Nile Bank Front.

Movimiento formado por fieles de Idi Amin Dada (expulsado por la armada de Tanzania en 1979). Es activo en el norte-oeste de Uganda y también tiene bases en la RD Congo.

Las acciones de estos grupos son una verdadera amenaza para el régimen de Museveni, provocan muchos muertos y desplazamientos de población. Esta situación ha creado una fuerte controversia en la sociedad ugandesa, ya que cada vez son más los ugandeses que reclaman a Museveni que negocie con los rebeldes. Por su parte, Museveni ya ha dejado claro en muchas ocasiones que la única opción válida es la militar.
No es de extrañar, pues, que el interés de Uganda por el control de Kivu sea una cuestión prácticamente de política interna. Al principio y durante mucho tiempo la presencia de tropas ugandesas en el territorio de la RD Congo era aprobada por el Gobierno de Kabila. Además, en un principio las FAC también lucharon contra la Alianza de Fuerzas Democráticas (ADF). La orden de Kabila de julio de 1998 de expulsión de todas las tropas extranjeras de la RD Congo, y el comienzo de la nueva rebelión, provocó el miedo en Uganda. Temían que estos grupos aprovechasen el caos para intensificar sus ataques contra territorio ugandés.
En septiembre de 1998, el presidente Museveni reveló que los principales aeropuertos del este de la RD Congo estaban bajo control de tropas ugandesas. Uganda justificó su presencia en territorio de la RD Congo argumentando que Sudán les serviría para llevar a cabo operaciones en contra de Uganda. El Ejército ugandés está desprovisto de aviación militar, pero con misiles de tierra-aire ya ha derribado diversos aviones de la coalición pro-Kabila.

Por el contrario, la opinión pública ugandesa está cada vez más inquieta con las consecuencias que puede llevar para Uganda su implicación en la guerra de la RD Congo. Hay una fuerte oposición en Uganda a la participación en esta guerra. La prensa ha denunciado el incremento desmesurado del presupuesto militar, que ha llegado a suponer más de 350 millones de dólares (SIPRI. Military Expediture Database). Pero no sólo es eso lo que mueve a Uganda a intervenir en este conflicto, tampoco se deben obviar los grandes recursos naturales y económicos de que dispone el nord-este de la RD Congo.

Sudán
Sudán ha llegado a ser un actor indirecto en este conflicto por dos motivos. Primero, por la financiación de los tres grupos anti-Museveni que operan tanto desde su territorio como desde la RD Congo. Y segundo, por el apoyo que ha dado a Kabila en la guerra que mantiene la coalición ruandougandesa, aunque no ha participado materialmente.

De la misma manera que Uganda denuncia la actitud de Sudán contra los grupos armados anti-Museveni, Sudán no perdona a Uganda que dé apoyo a la guerrilla del sur del Sudán, Sudan People Liberation Army (SPLA), formada por cristianos y animistas que reniegan de la imposición del islam que practica el Gobierno de Khartum. Los integrantes del SPLA son próximos étnicamente a los habitantes del norte de Uganda, y hace el reclutamiento entre los 350.000 refugiados sudaneses que viven al norte de Uganda.

Si al final se verifica la participación de Sudán en este conflicto, entonces el conflicto inaugurará una nueva vertiente que complicaría todavía más este escenario. Debemos de considerar que Sudán es la punta de lanza del integrismo islámico en África, sólo en la RD Congo hay unos 8 millones de musulmanes (de un total de 45 millones). Los Estados Unidos consideran a Sudán su principal adversario (enemigo) en África. Toda la política norteamericana en África está dirigida a aislar a Sudán tanto política como económicamente. Desde este punto de vista, la hipotética entrada del Sudán en esta guerra al lado de Kabila provocaría el apoyo incondicional, de los Estados Unidos a Ruanda y Uganda.

Zimbabwe
El Zimbabwe del presidente Robert Mugabe ha sido el primer país en aportar ayuda directa al Gobierno de Kabila. Zimbabwe tiene diversos intereses y objetivos para ayudar de forma directa a Kabila:

1. Tanto Zimbabwe como la RD Congo son miembros de la South African Developement Community (SADC). Los miembros de la SADC están ligados por diferentes acuerdos, entre los cuales hay uno de defensa en caso de agresión. Oficialmente, Zimbabwe, Namibia y Angola han intervenido en respuesta a una demanda de ayuda por parte de uno de los miembros de la SADC (RD Congo). Pero de hecho, es importante resaltar que el resto de miembros (Sudáfrica, Lesotho, Malawi, Bostwana, Mozambique, Tanzania, Zambia, las Seychelles y Mauricio) han mantenido una actitud más neutra frente a Kinshasa.

2. Una segunda razón son los intereses económicos de Mugabe en la RD Congo. Hay un contrato de 200 millones de dólares entre los dos jefes de Estado. Este contrato entrañaba la provisión de bienes alimentarios para Harare (capital de Zimbabwe), pero en 1998 este contrato sirvió para suministrar uniformes militares en la RD Congo. Las mismas fuentes (International Crisis Group) aseguran que se ha llegado a un acuerdo en el campo de la minería. Habría un acuerdo entre Zimbabwe Defense Industries y Gecamines (monopolio público industrial de la RD Congo), para el refinamiento del cobre (segunda etapa del tratamiento) en Zimbabwe, para rentabilizar la subutilización de sus fábricas. También el clan de Mugabe estaría interesado en el comercio de cobalto, del cual la RD Congo es un gran productor.

3. En tercer lugar, Zimbabwe estaría interesado en mantener el eje RD Congo-Congo-Brazzaville y sus corredores comerciales para poder aspirar a ser el líder de la región o, al menos, disputar este lugar a Sudáfrica y Uganda. Mugabe y Kabila son antiguos aliados (en su pasado marxista) y Mugabe ya ayudó a Kabila en la "primera guerra de liberación".

A diferencia de Ruanda, Uganda o Angola, la guerra en Zimbabwe es un hecho relativamente desconocido, y aunque puede ser bien recibida por los militares en Harare, también puede poner en peligro la ayuda financiera exterior, lo que puede empeorar el panorama presupuestario de Zimbabwe. A pesar de todo puede suponer un mayor deterioro de la situación económica. Todo indica que si Zimbabwe entra en esta guerra no podrá sostener el esfuerzo de una guerra de larga duración. Además, a diferencia de Angola o de Namibia, que disponen de ingresos procedentes del petróleo, Zimbabwe no tiene gran capacidad de endeudarse.

Namibia
Namibia está en una situación comparable a la de Zimbabwe. Su presidente Sam Nujoma mantiene buenas relaciones e intereses económicos con Kabila. Los primeros muertos de la guerra no fueron bien acogidos por la opinión pública de Namibia, que además ya se indignó cuando enviaron tropas a la RD Congo sin que la cuestión se discutiese en el Parlamento. Una parte de la opinión pública tiene miedo de las consecuencias que pueden llevar la entrada a la guerra. El 4 de septiembre de 1998, el diario The Namibian indicaba que UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) estaba estacionando carros de combate y artillería en la frontera, y amenazaba con atacar la ciudad fronteriza de Rundu si las tropas de Namibia no abandonaban la RD Congo.

Angola
El 1996-1997 Angola dio apoyo a la rebelión encabezada por Kabila. Aprovechó la situación para cortar el apoyo que el Gobierno de Mobutu estaba dando a la guerrilla UNITA. En octubre de 1996, Angola intentó intervenir militarmente en el Congo-Brazzaville para ayudar al general Denis Sasou-Ngueso (exmarxista como el presidente de Angola Dos Santos) y sacar del poder a Pascal Lisouba, que permitía que UNITA utilizara su territorio para evacuar su producción de diamantes. Lo cierto es que Angola mantiene el control de la costa atlántica, dando apoyo tanto a Congo-Brazzaville como a Congo-Kinshasa, y lo que es más importante el control tanto de las instalaciones como de los derechos de extracción de petróleo, aunque su población es una de las más pobres del mundo. El Gobierno de Luanda y la guerrilla UNITA firmaron los acuerdos de paz de Lusaka (1994), pero el no-cumplimiento de éstos está a punto, si no lo ha hecho ya, de llevar de nuevo a los enfrentamientos. Angola, a diferencia de Zimbabwe, tiene mucha experiencia en la guerra y es una de las mayores potencias militares de África. Un enfrentamiento directo entre la coalición ruandougandesa y Angola sería, junto con la entrada de Sudán en el conflicto, la situación más desestabilizadora para toda la región.

Sudáfrica
Sudáfrica, a pesar de ser miembro del SADC (South African Developement Community), rehusó enviar tropas para dar apoyo a Laurent-Desiré Kabila. Pretoria quiere una solución negociada y diplomática de la crisis, porque teme un enfrentamiento directo entre los dos polos regionales, la coalición ruandougandesa y Angola. Sudáfrica dio apoyo a la entrada de la RD Congo al SADC porque pensaba que eso ayudaría a estabilizar al país, pero de hecho ha sucedido lo contrario. La presencia de la RD Congo está desestabilizando esta organización interafricana, que de hecho está dividida entre los partidarios de entrar en la guerra y los que consideran que eso llevaría a una internacionalización muy peligrosa del conflicto.

De todas maneras, Sudáfrica no se puede considerar un actor neutro respecto del conflicto de la RD Congo. Sudáfrica provee de armas a Ruanda y mantiene buenas relaciones con el presidente de Uganda, Museveni.

Según una información aparecida en el diario Mail and Guardian de Sudáfrica, el 28 de agosto de 1998, diferentes sociedades privadas sudafricanas de mercenarios están actuando en el conflicto de la RD Congo (mercenarios, venta de armas, minas y transporte). La mayoría de estas trabajarían para el Gobierno de la RD Congo, sobre todo en la asistencia en el combate y la protección de personalidades. También hay quienes trabajan para los países que dan apoyo a la rebelión como Uganda. La presencia de estas sociedades en el escenario de la guerra trabajando para los dos bandos, pone la credibilidad del Gobierno de Pretoria en cuestión. Sudáfrica se comprometió a que estas sociedades sólo actuarían en un país extranjero con el consentimiento del Gobierno, y todo indica que eso no ha sido respetado. De todas formas, la posición oficial del Gobierno de Pretoria apuesta por una solución negociada del conflicto de la RD Congo.

Burundi
En función de las diversas alianzas de Burundi su voluntad sería la de ser neutro. Por un lado, Kabila es un aliado de Burundi en contra del bloqueo regional al cual está sometido desde julio de 1996. Por otro lado, las tropas de Burundi colaboran regularmente con el Ejército de Ruanda en la lucha contra los rebeldes burundeses (hutus) y los antiguos FAR. La presencia de tropas de Burundi en territorio de la RD Congo responde, en primer lugar, al trabajo conjunto que llevaban a cabo con la policía de Kivu sur en la búsqueda de rebeldes hutus burundeses y, en segundo lugar, porque la seguridad de la frontera con la RD Congo es vital para Burundi, como uno de los principales contornos del embargo.

El Chad
Durante el mes de septiembre, el presidente Laurent-Desiré Kabila, en la búsqueda de nuevos aliados, volvió a aproximarse a África francófona. Francia vio en esta circunstancia la oportunidad de recuperar un poco la influencia en la región que perdió después del genocidio de Ruanda de 1994. En una cimera en Libreville (Gabon) el 24 de septiembre de 1998, Francia dio apoyo al Chad en el envío de un millar de soldados para apoyar a Kinshasa. Desde este punto de vista, no se puede excluir que el Chad, pobre, quiera más tarde una recompensa de la RD Congo por el apoyo en la nueva guerra.

Libia
Libia, según la prensa de Kinshasa, ha facilitado el transporte de las tropas del Chad al Congo. Este apoyo no se puede explicar sólo por la solidaridad de Trípoli con gobiernos marxistas/nacionalistas, ni por las relaciones que puedan haber entre Kabila y M. M. Gadafi. Según International Crisis Group, parece más probable que Trípoli haya visto en esta crisis una ocasión para salir del aislamiento internacional al cual está sometido por los Estados Unidos. El mes de septiembre de 1998, organizó una pequeña cumbre para tratar el tema de la RD Congo. La posición de Libia en esta nueva crisis seguramente estará en función del resultado de las conversaciones que mantiene Libia en la actualidad con los EUA para normalizar sus relaciones.
También puede ayudar a entender la posición de Libia en el conflicto, el hecho que Gadafi fue un gran aliado del coronel Bagaza de Burundi, principal enemigo político del actual presidente de Burundi, el mayor Pierre Buyoya.

CUATRO POSIBLES ESCENARIOS FUTUROS. INTERNATIONAL CRISIS GROUP

La evolución futura del conflicto es difícil de determinar a causa de que las implicaciones tanto internas como externas son extraordinariamente complejas. International Crisis Group ha elaborado cuatro posibles escenarios futuros en la región de los Grandes Lagos y sus consecuencias (con toda la reserva y prudencia que aconsejan este tipo de ejercicios). Estas hipótesis pueden no ser todas las posibles, pero lo que es seguro es que nos permitirán seguir con un mayor conocimiento los futuros acontecimientos en una de las zonas calientes del planeta en la actualidad.

1. El primer escenario nos sitúa en una RD Congo donde los aliados de Kabila han conseguido vencer la coalición ruandougandesa (la rebelión). El escenario de una victoria militar de los aliados de Laurent-Desiré Kabila reforzaría su voluntad de no compartir el poder y, por tanto, su carácter autoritario. La posible inexistencia de un consenso político también comportaría consecuencias económicas (desconfianza de los inversores nacionales e internacionales, dificultades para llevar a cabo reformas fiscales, falta de liquidez del Estado, dificultades para pagar a los funcionarios y los militares, ahondamiento de la crisis económica, etc.). También la obligación de la RD Congo de pagar a sus aliados en la guerra (públicos o privados) comportaría más problemas en el presupuesto nacional. Por un lado, la posibilidad que Ruanda y Uganda continúen sin una guerra de baja intensidad en el este de la RD Congo dejaría esta región bajo una inestabilidad permanente, y con un ejército incapaz de defender las fronteras de la RD Congo sin ayuda exterior. Además, en esta hipotética situación existiría el riesgo que la población de la RD Congo se definiera una nueva cabeza de turco (los katangueses, los supuestos mobutistas, los originarios del Equateur, los de Kasai). Según ICG, el resultado de este escenario sería la confirmación de la desestabilización y la amenaza para toda la región.

2. Status quo entre los aliados de Kabila, presentes al oeste y el centro de la RD Congo, y la coalición ruandougandesa, que domina el este del país. Este escenario se podría dar siempre que parte de los aliados de Kabila se echarran atrás, a causa de problemas internos propios (opinión pública, excesivo costo económico) o presiones exteriores (diplomacia). Esta situación podría comportar que las riquezas de la RD Congo fuesen explotadas por las potencies africanas presentes en la RD Congo. Por un lado Kabila y los suyos mantendrían el poder en el oeste de la RD Congo. Por el otro, el este de la RD Congo quedaría bajo control de Uganda y Ruanda. Seguramente, ambas partes tendrían grupos opuestos a su poder a causa de su poca representatividad. Según ICG, el resultado de este escenario es uno de los más complicados para la región. Inestabilidad y riesgo en términos de fragmentación de la RD Congo, y un posible proceso de redefinición de fronteras, que aumenta mucho el riesgo de internacionalización.

3. Status quo entre las dos partes. Acuerdo para la apertura de negociaciones. Transformación de las tropas extranjeras existentes en el país en fuerzas de interposición. Bajo esta posibilidad la soberanía de la RD Congo aparecería todavía más debilitada. ICG pone los ejemplos de África del oeste o de las Fuerzas de interposición en Liberia y Sierra Leona que están dirigidas por Nigeria. Estas fuerzas de interposición podrían utilizarse para afirmar un imperialismo regional. Una consecuencia de esta situación sería el retraso de la ruptura del país. Por tanto, llevaría a una estabilidad a corto plazo, pero a medio y largo plazo podría llegar una nueva desestabilización.

4. Status quo entre las dos partes. Acuerdo para la apertura de negociaciones. Intervención de fuerzas de interposición formadas por tropas no-parte en el conflicto. Bajo esta hipótesis las tropas extranjeras presentes en el conflicto deberían abandonar el país y ser reemplazadas por la nuevas fuerzas de interposición. Estas tropas patrullarían tanto la frontera de Kivu, como la frontera con Angola, y cooperarían con Kigali, Kampala y Luanda para dar respuesta a su demanda de seguridad. Las negociaciones se iniciarían con la cuestión del Kivu, por las tres partes afectadas por los ataques de las guerrillas (Ruanda, Burundi y Uganda). Estas conversaciones también deberían de solucionar el problema de la nacionalidad de todos los congoleños. Finalmente, las conversaciones deberían acordar un gobierno de transición con representación de todas las etnias de la RD Congo, y establecer un calendario hacia una nueva constitución y un proceso electoral. Según el ICG, este es el único escenario de los previsto que podría llevar a una pacificación duradera de la región. Si bien no parece imposible que se pueda llegar a un acuerdo de alto al fuego y al despliegue de una fuerza internacional de interposición, sí que parece muy complicado que estas conversaciones lleven a acuerdos que favorezcan a todos. Además, exigiría una actitud establecida y el apoyo económico de una comunidad internacional cada vez menos unida y sensibilizada por el drama de África. El pastel de la RD Congo (los recursos) es muy grande e importante para que algunos se paren a pensar en las consecuencias de esta guerra en una población que nunca ha disfrutado de los ricos e inalcanzables recursos de su país.
 
 

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