APROXIMACIÓN HISTÓRICA

EL GOLPE DE ESTADO DE JULIO DE 1968. LA ENTRADA EN ESCENA DE SADAM HUSSEIN

En 1967 tuvo lugar la Guerra de los Seis Días. Fue el primer descalabro para Egipto, Siria e Irak que fueron derrotados por los israelíes. Al margen de la derrota militar (que fue muy importante), representó un descalabró para Násser y para el nasserismo. La posición de Irak quedó muy dañada después de esta guerra, y su situación interna se precipitó. La derrota de Násser puso en una situación difícil a los unionistas (nasseristas) irakíes, hecho que fue aprovechado por los baasistas.

Entre el 17 y el 30 de julio de 1968, un nuevo golpe de estado dio el poder al Baas. El Consejo de Mando de la Revolución(CMR) nombró presidente de la República y del mismo CMR al hombre fuerte del golpe, el general Ahmad Hassan al-Bark. La vicepresidencia del CMR fue ocupada por Sadam Hussein al-Takriti, y el lugar de primer ministro y ministro de Defensa por Hardam al-Takriti. La mayoría de la nueva cúpula dirigente provenía de la provincia de Takrit, donde este grupo representaba el núcleo duro de oficiales sunitas del Ejército. La llegada del Baas al poder inaugura una etapa de relativa estabilidad interna en Irak que durará aproximadamente diez años. Pese a ello, entre finales de 1968 y 1970, el Partido Democrático del Kurdistán se alzó y acusó al nuevo régimen de no respetar los acuerdos firmados en 1966 por el presidente Aref (reconocimiento en la Constitución de los derechos nacionales de los kurdos). Después de unos cuantos combates, en marzo de 1970, el líder kurdo, Molá Mustafá Barzani, firmó un acuerdo con el nuevo régimen por el que, a partir de aquel momento, cinco ministros del Gobierno deberían ser kurdos.

En 1970, en un intento de ampliar el apoyo al régimen, Irak comenzó un acercamiento a la URSS. Aquel mismo año, Sadam Hussein viajó a Moscú, y en 1972, Irak y la URSS firmaron un acuerdo de cooperación y amistad. Con esta maniobra el nuevo régimen añadió al apoyo del PDK el de los comunistas irakíes del PCI. El apoyo de los comunistas creció todavía más cuando, en junio de 1972, el Gobierno nacionalizó la Irak Petroleom Company (IPC). Estos movimientos del nuevo régimen llevaron a que en 1973, el Baas, el PDK y el PCI formaran el Frente Nacional Progresista.

Por lo que hace a la política exterior el Irak de Bark-Husein jugó todas las cartas. Al mismo tiempo que consolidaba las relaciones con la URSS, Irak intensificó las relaciones comerciales con Occidente (Francia, Japón, Gran Bretaña, la antigua RFA, e incluso con los EUA). También participó en la guerra del Yom Kippur, dando apoyo a las corrientes más extremistas del mundo árabe y del movimiento palestino, y fue el alma del Frente de Rechazo (Libia, Argelia, Irak, Yemen del Sur, Siria y la OLP) cuando el Gobierno de Anuar el Sadat en Egipto comenzó el acercamiento a Israel. Estableció acuerdos de cooperación en materia de seguridad del Golfo con Arabia Saudita, y puso fin a los conflictos territoriales con Irán (desembocadura de Shatt al-Arab; Acuerdo de Argel, 1975) y con Kuwait (islas Boubyan y Warba, 1979).

Esta estabilidad política se reforzó con el aumento de las rentas del petróleo (gracias a la subida de los precios del petróleo desde 1973 y a la nacionalización de la IPC), que permitió un notable desarrollo económico y una mejora muy considerable del nivel de vida medio del país (Antoni Segura i Mas, El Món àrab actual).

LA LLEGADA AL PODER DE SADAM HUSSEIN. LA DÉCADA DE LOS 80 Y LA GUERRA IRAN-IRAK

Pese a la, al menos aparente, buena marcha del país, el presidente Ahmad Hassan al-Bark presentó su dimisión el 16 de julio de 1979. Oficialmente esta renuncia fue por motivos de salud, pero las circunstancias reales de esta dimisión nunca han sido aclaradas. Es a partir de este momento que Sadam Hussein se convierte en el hombre fuerte de la República de Irak y comienza un proceso de concentración de poder que duró hasta su derrocamiento por parte de EUA el año 2003. El acceso de Sadam Hussein al poder tuvo lugar de forma pacífica debido a que ya había sido designado sucesor por el mismo al-Bark. A partir de aquel momento la oposición al régimen quedó marginada, y solamente podía aspirar a frágiles alianzas y siempre en el exilio. Un ejemplo de este hecho fue el Frente Patriótico Nacional Democrático de Irak, creado en 1980 en Damasco (Siria). Este frente estaba formado por ocho organizaciones como el PCI, disidentes del Baas, diferentes partidos socialistas (irakíes y kurdos) y la Unión Patriótica del Kurdistán. También el movimiento chiíta tuvo problemas durante la segunda mitad de la década de los setenta, aunque estos problemas se agravaron con la llegada de Sadam Hussein al poder. La represión contra el movimiento chiíta fue brutal. En 1980 fue ejecutado el principal líder chiíta, el ayatollah Mohamed Bagher Sadr.

Un momento crítico para Oriente Medio

Sadam Hussein llega al poder en un momento muy crítico para Oriente Medio. La situación del Irán del sha Muhammad Reza, que hasta aquel momento fue el principal bastión occidental en la región, caminaba hacia la crisis final. En 1979, triunfa en Irán la revolución islámica capitaneada por el ayatollah Khomeyni. En marzo de aquel mismo año se instaura la República Islámica de Irán. Este hecho puso fin a la presencia occidental en el país. El Consejo de la Revolución nacionalizó las principales industrias del país (entre ellas la Anglo-Iranian Oil Company), la banca y las compañías de seguros. Al final de 1979, se aprueba en referéndum la Constitución del régimen islámico y Khomayni obtuvo el poder absoluto. Ello puso en guardia a Occidente, pero especialmente a los EUA, las monarquías del Golfo (Arabia Saudita, Kuwait, Bahrain, Qatar, Oman y la Unión de Emiratos Árabes) y la URSS. Los EUA perdieron mucho con la revolución islámica. Por una parte, las facilidades para espiar a la URSS de las que disfrutaban con el régimen del sha y, por otra, y fruto de las nacionalizaciones, el control de una importante zona petrolera. Las monarquías del Golfo, sobre todo Arabia Saudita, veían con miedo la determinación chiíta de exportar su revolución, que en su gestación fue muy crítica con el lujo y el nepotismo de éstas. La URSS, por su lado, veía con preocupación el discurso de los dirigentes iraníes, crítico tanto con el capitalismo como con el comunismo. Este discurso era peligroso por el posible efecto contaminante y de desestabilización que podía tener en las repúblicas islámicas de la URSS.

Es en medio esta inestable situación que Sadam Hussrin vio la oportunidad de consolidar su poder en Irak y convertirse en el nuevo hombre fuerte del Golfo (Antoni Segura i mas, El Món àrab actual). No fue muy difícil unir intereses para llevar a cabo una guerra contra Irán.

Irak ponía los soldados (la mayoría campesinos) y un cuerpo de élite —la Guardia Republicana—, las monarquías del Golfo el dinero necesario para financiar la guerra (armas, recambios, etc.), los EUA y los países europeos (Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y España) las armas (incluidas las armas químicas provenientes de Europa) y la informaciónsobre Irán. La URSS por su lado continuaría con el suministro militar a Irak (Antoni Segura i mas, El Món àrab actual). Fruto de este conjunto de intereses, el 21 de septiembre de 1980 comenzó la guerra Irak-Iran.

La guerra Iran-Irak (1980-1988)

El 17 de septiembre de 1980, el régimen irakí declaró nulo el acuerdo fronterizo entre Irak e Irán (Acuerdo de Argel) de 1975, firmado por el presidente Ahmad Hassan al-Bark. Mediante esta anulación Irak reclamaba la totalidad de la desembocadura del Shat el-Arab. Cinco días después, el 21 de septiembre, el Ejército irakí lanzó una ofensiva contra la frontera de Irán. El objetivo formal era la reclamación de la totalidad de la desembocadura del Shat el-Arab, pero en realidad se buscaba el debilitamiento del régimen de Teherán. El resultado de estos ocho años de guerra fueron un millón de muertos, ningún avance territorial y la práctica destrucción de la economía de ambos países. El mes de julio de 1987, Irán aceptó los términos del alto el fuego de la Resolución598 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este alto el fuego entró en vigor el 20 de agosto de 1988.

Pese al desastre humanitario y económico que comportó el enfrentamiento armado, esta guerra sirvió a Sadam Hussein para cumplir muchos de sus objetivos. En primer lugar se acentuó la hegemonía del partido Baas, y sobre todo la de su figura, ahora llamado Rais (presidente) combatiente. En segundo lugar, hizo efectiva la aproximación de Irak a occidente y a las monarquías del Golfo,0 ya que pese al desastre había frenado la expansión de la revolución islámica de Khomeyni.

LA ECONOMÍA EN IRAK EN LA DÉCADA DE LOS 80

El proceso de industrialización irakí estuvo siempre muy estrechamente relacionado con una base mineral (petróleo), ello le proporcionó a Irak una evolución muy similar a la del resta de los estados exportadores de petróleo del Golfo. Proliferación de grandes proyectos de industrias «industrializadoras» (industrias pesadas), basadas en la gratuidad del petróleo y del gas, y normalmente orientadas hacia el exterior. Ello provocó que los «grandes proyectos» estuvieran alejados del conjunto de la vida económica. Al principio de los años 80, el sector público prácticamente monopolizaba las grandes empresas «estratégicas» y el comercio exterior, así como una parte muy importante del comercio interior, la banca, las aseguradoras y los servicios financieros. En 1987, el 96 % de la fuerza de trabajo industrial estaba destinada en fábricas estatales, responsables del 84 % de toda la producción industrial del país (Nazih N. Ayubi. Política y sociedad en Oriente Próximo. La hipertrofia del estado árabe).

La intensa reforma agraria que se puso en marcha a lo largo de la década de los años 70 se abandonó muy pronto. En 1978 habían desaparecido muchas granjas colectivas y cooperativas agrarias. En 1983 se promulgó una ley que permitía el arrendamiento privado de todas las tierras estatales sin límite de extensión. En 1988, después del final de la guerra con Irán, se inició una privatización más intensa, sobre todo en la agricultura. Ésta implicó la venta de las grandes granjas avícolas, las industrias lácteas y de la pesca, así como una serie de industrias de elaboración de alimentos, textiles, materiales para la construcción, transportes y servicios. Con esto, el Estado se desembarazó de las industrias «menores» para centrarse en los«grandes» proyectos estratégicos (hierro, acero, ingenierías, armas y petroquímicas), favorecidos por el bajo coste de la energía y la existencia de una importante élite tecnocrática. Aunque pueda parecer que sí, no había un sector privado fuerte. El Estado ha continuado manteniendo el control de la economía y la sociedad a través de su monopolio en la utilización de los ingresos derivados del petróleo (la industria petrolera es responsable aproximadamente del 60 % del PIB del país).

en 1987, los sindicatos, que agrupaban tanto a trabajadores del sector público como privado, fueron disueltos. Los trabajadores de las empresas públicas pasaron a ser empleados de la Administración pública. Por su parte, los trabajadores del sector privado (sólo el 8 % de la fuerza de trabajo industrial) podían constituir sindicatos, pero eran muy débiles y, además, tenían una fuerte competencia por parte de otros trabajadores menos exigentes (egipcios y más de un cuarto de millón de soldados que volvían de la guerra).

Al final de los años 80 y principios de los 90, el Estado continuó la política de inversiones industriales y militares a gran escala en un momento en que los precios del petróleo eran relativamente bajos, y además debía asumir las reparaciones de la guerra y el gasto social. Ello provocó una escasez de divisas alarmante y el deterioro progresivo de la economía. Esta situación puso a Irak en una situación muy crítica, preludio de los trágicos acontecimientos de 1991, las consecuencias de los cuales continúan hoy en día.

SADAM HUSSEIN DE ALIADO A ENEMIGO DE OCCIDENTE. LA CRISIS DEL GOLFO PÉRSICO

Pasada la guerra, el Estado de Irak estaba en una situación de ruina técnica. A los costes de la guerra se añadió una disminución dramática de los rendimientos del petróleo, ya que durante aquellos años el precio del crudo experimentó una bajada considerable (llegó a 15 $ por barril). pese a esta situación, el régimen de Sadam Hussin comenzó un intento de homologación del régimen con una limitada liberalización política. A finales de 1988, Sadam Hussein prometió una amnistía política (que no afectaría a aquellos que hubieran colaborado con Irán durante la guerra), el respeto a los derechos humanos y la autorización para la formación de partidos políticos. Estas promesas se tradujeron en unas elecciones en 1989, pero en ellas únicamente se podían escoger candidatos independientes. Por lo que hace al Kurdistán Irakí, los partidos oficiales kurdos ocuparon un 40 % de los escaños del Parlamento autónomo, mientras que el resto quedaron en manos del Baas. El 1990, una nueva amnistía legalizó a la Unión Patriótica del Kurdistán (UPC). pese a estos intentos de liberalización política, los problemas continuaban tanto en el norte (kurdos) como en el sur (chiítas, de la región de maresmes).

en 1990, el régimen de Sadam Hussein pensó que era el momento de pasar factura a aquellos que indirectamente se habían beneficiado de su esfuerzo militar en la guerra contra Irán. Esta factura consistió en dos peticiones. Primero, pedir a los países productores una reducción de la producción de petróleo para hacer subir el precio del barril (de 15 $ a 25 $ por barril), i así dar salida a la catastrófica situación financiera de Irak. En segundo lugar, pidió a las monarquías del Golfo la condonación de la deuda de guerra (60.000 millones de dólares). Pero Sadam Hussein fue más allá. Amenazó con volver a reclamar la soberanía sobre Kuwait, es decir, no reconocer su independencia (proclamada en 1961) y anexionarse el territorio, si no se llevaban a cabo sus peticiones.

Hemos de pensar que la anexión de Kuwait era una antigua aspiración de Irak, pero que actualmente, y bajo las circunstancias de Irak, era un objetivo aún más deseable pese a la violación del derecho internacional que comportaba. Pensemos que la anexión de Kuwait por parte de Irak le proporcionaría a éste último una salida directa y viable al mar, que le permitiría exportar su petróleo sin tener que pagar por la utilización de los oleoductos de los países vecinos.

Las negociaciones comenzaron el mes de julio de 1990, pero fracasaron. La respuesta a esta amenaza por parte de los países productores y las monarquías del Golfo fue la siguiente: la actitud de los países productores de petróleo fue totalmente contraria a la petición de Sadam Hussein. Todos ellos aumentaron la producción de crudo (especialmente Kuwait), lo que perjudicó gravemente a la economía de Irak. El día 1 de agosto tuvo lugar una reunión entre Irak y Kuwait en Jidda (Arabia Saudita). La reunión no solucionó nada, y se volvieron a citar en Bagdad al día siguiente (2 de agosto). Pero ya no había tiempo para nada, Sadam Hussein había decidido cumplir su amenaza.

La guerra del golfo Pérsico
La madrugada del 2 de agosto de 1990, el Ejército Irakí invadía el Emirato de Kuwait. La noticia cogía por sorpresa a medio mundo, que no imaginaba que Irak cumpliera su amenaza. La comunidad internacional reaccionó inmediatamente, y sobre todo Naciones Unidas. El mismo 2 de agosto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó la agresión de Irak contra Kuwait, partiendo de los artículos 39 y 40 del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas y mediante la Resolución 660, del 2 d’agosto de 1990. Esta Resolución de condena estuvo acompañada, el día 6 de agosto, de un embargo general (comercial, financiero y militar), aprobado mediante la Resolución 661 del Consejo de Seguridad Este embargo aisló totalmente a Irak, y obligó a una forzada autarquía a un país que importa el 80 % de los alimentos y casi la totalidad de los productos industriales que consume. A estas medidas se añadió el despliegue de las primeras tropas de los EUA en la región(principalmente en Arabia Saudita). Sadam Hussein aceptó el reto, y respondió con la anexión formal de Kuwait el día 8 de agosto.

El movimiento del régimen irakí era muy arriesgado, y puede que no tuviera en cuenta el contexto internacional del momento. En primer lugar, no tuvo en cuenta la política de distensión que llevaban a cabo Bush y Gorbachov. Esta circunstancia favoreció la rápida implicación de los EUA en la crisis para defender a sus aliados (las monarquías del Golf), y especialmente a Kuwait, con importantes inversiones en todos los países de la OCDE (sobre todo en los EUA). en segundo lugar, la crisis entusiasmó a la industria armamentística, que veía como los países del Golfo (países amb mucha liquidez) se disponían a actualizar y rearmar a sus ejércitos, así como a financiar una posible intervención. Y, en tercer lugar, no se preveyó que los EUA y la OTAN vieran en esta crisis el momento de demostrarle al mundo quién mandaba y qué les pasaba a aquellos que no aceptaban su «Nuevo Orden Mundial». pese a este conjunto de factores, y seguramente algunos más que escapan de la luz pública (Pepa Badell, Las tramas secretas de la Guerra del Golfo, 1991), hicieron que Irak se quedara totalmente solo. Hasta el punto que la mayoría de países árabes condenaron la acción de Irak.

Durante los meses que llevaron al inicio de la guerra (enero de 1991). Irak intentó romper este aislamiento, pero fracasaron todos los intentos. Intentó atraer a Irán a su causa reconociendo el Acuerdo de Argel de 1975 (que una década antes les había llevado a la guerra), pero pese a aceptar Irán este reconocimiento, nunca abandonó su política de acercamiento a occidente. La situación de Irak era comprometida, se llegó incluso a recorrer a la cuestión palestina. Irak propuso que si Israel cumplía las resoluciones de Naciones Unidas y se retiraba de Gaza y Cisjordania, él haría lo mismo con Kuwait. Pero ya era muy tarde, la máquina de guerra de los EUA ya estaba en marcha. Incluso quedaron bloqueados dos intentos franceses para obtener una salida pacífica a la situación.

El 29 de noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobaba la Resolución 678. Con esta Resolución autorizaba (siempre dentro de las disposiciones del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas a los países miembros a hacer servir los «medios necesarios» para hacer cumplir a Irak las resoluciones del Consejo de Seguridad que obligaban a las tropas irakíes a retirarse del territorio de Kuwait. Además, esta Resolución daba un plazo al régimen irakí. Esta retirada debía hacerse efectiva antes del 15 de enero de 1991. Se autorizaba, pasado este plazo, a la utilización de cualquier medio y, evidentemente, eso incluía el uso de la fuerza.

Llegó el día 15 de enero e Irak no se había retirado de Kuwait. La respuesta de la coalición internacional de 32 países (en la que participaban diversos países árabes) sólo tardó dos días. La madrugada del 17 de enero de 1991 (3.00 a. m. hora de Irak) caían las primeras bombas sobre Bagdad. La operación de castigo duró seis semanas y tuvo dramáticas para Irak y para su pueblo. Se calcula que durante aquellas seis semanas (106.000 salidas aéreas) se lanzaron sobre Irak 140.000 toneladas de bombas (el equivalente a siete veces la bomba de Hiroshima). murieron, según las fuentes entre 50.000 y 150.000 irakíes, por 235 bajas aliadas. La infraestructura irakí quedó seriamente afectada. Se destruyeron puentes, carreteras, fábricas, infraestructuras de la industria petrolera, se interrumpieron servicios como la electricidad, el teléfono y el agua.

La confrontaciónmilitar también comportó momentos de tensión para la región. Irak lanzó en diversas ocasiones misiles SCUD contra territorio israelí. El estado hebreo no respondió. Afortunadamente ya sólo es terreno de la especulación hablar de lo que hubiera sucedido si Israel hubiera dado respuesta a estas provocaciones. Puede que muchos de los estados árabes (incluso aquellos que formaban la coalición internacional) hubieran abandonado su consentimiento y neutralidad. Pero como ya hemos dicho antes, afortunadamente eso ya es únicamente terreno de la especulación o de la política ficción.

EL FINAL DE LA GUERRA DEL GOLFO Y LA POSTGUERRA. LAS SANCIONES Y LA IMPLANTACIÓN DE ZONAS DE SEGURIDAD

El 28 de enero de 1991, los EUA anunciaron un alto el fuego. El 2 de marzo, Naciones Unidas, en la Resolución 686 (2 de marzo de 1991), imponían una serie de condiciones a Irak per suspender definitivamente las acciones militares. Entre estas condiciones se encontraba, evidentemente, parar todas las actuaciones encaminadas a l’anexión de Kuwait, parar todas las acciones contra países terceros y contra sus nacionales, devolver a Kuwait todas las propiedades confiscadas bajo la invasión, el retorno y liberación de todas las personas detenidas durante la guerra. Finalmente, esta Resolución obligaba a Irak a dar toda la información sobre sus arsenales (de cualquier clase, biológicos y químicos incluidos) y la situación de los campos minados (tanto en Kuwait como en Irak). EI mes de abril, un mes más tarde, Irak, después de cumplir las condiciones antes comentadas, aceptó los términos que ofrecía Naciones Unidas. Estos términos imponían fuertes restricciones a Irak para evitar nuevas tentativas expansionistas. El conjunto de medidas y restricciones quedaron reflejadas en la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del día 3 de abril de 1991. En primer lugar, el establecimiento de una zona de seguridad desmilitarizada bajo control internacional (despliegue de observadores internacionales, UNIKOM) que comprendía 10 kilómetros dentro de territorio Irakí y cinco kilómetros dentro de territorio kuwaití. Otra obligación para Irak fue la de ratificar todas las convenciones y protocolos relativos a la prohibición de desarrollar, producir y almacenar armas químicas, bacteriológicas, nucleares y de destrucción masiva, en general. También tuvo que aceptar la supervisión internacional y la destrucción de estas armas (en caso de ser encontradas), y de todos los componentes e infraestructuras que intervienen en su desarrollo. También tuvo que comprometerse a la destrucción de todos los misiles balísticos con un alcance superior a los 150 km. Para llevar a cabo esta tarea la misma Resolución designaba la creación de una Comisión especial de Naciones Unidas, que más adelante se traduciría en la United Nations Special Comission (UNSCOM) .

El cumplimiento de todas estas condiciones permitiría levantar el embargo comercial (especialmente por lo que hace al petróleo) que afectaba a Irak desde el 6 de agosto de 1990 (Resolución 661 del Consejo de Seguridad).

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