El conflicto político en Colombia se remonta al s.XIX con las rivalidades entre los partidos liberal y conservador, que representaban de forma muy parcial los intereses de la población. En cuanto al conflicto político actual, empieza en la década de los 60 con la aparición de las guerrillas (principalmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional ), fruto de la exclusión social y política, la distribución desigual de las tierras, y la injusticia social.
La independencia de Colombia supuso el inicio de un conflicto que se prolongó
durante todo el s.XIX en que había turnos entre los partidos
conservadores y liberales, pronunciamientos y guerra civil.
La última de estas denominadas guerras civiles se daría entre 1899 y 1902 y
se conocería como la Guerra de los Mil Días. En ésta, los conservadores triunfaron
frente a los liberales e inauguraron un período de 30 años que se llamó la “hegemonía
conservadora”, una dictadura de un partido sobre otro.
El partido liberal quedaría excluido del poder hasta 1930 cuando, debido a una
coyuntura favorable, se haría con el poder y llevaría a cabo una serie de reformas:
tributaria, fiscal, educación, y sobre todo, la agraria y laboral.
Es una etapa, 1930-1947, en la que se da el juego entre partido liberal y conservador
ejerciendo éstos últimos una oposición que impediría el desarrollo de las reformas,
y que las bloquearía finalmente en 1947.
Esa oposición que surge en los años 40 sería una oposición beligerante que defendería,
por un lado, la idea de legítima violencia frente a los abusos del poder, y
por otro, la práctica del atentado personal. Así se organizarían grupos irregulares,
armados, que buscaban paralizar la participación electoral del liberalismo y
después, descontar la diferencia de votos matando al opositor.
El punto álgido de esta violencia se daría en 1948 con el asesinato del líder
liberal Jorge Eliecer Gaitán. Su asesinato provocó una explosión de ira popular
que se denominó el Bogotazo y que señaló el inicio de la denominada Violencia
. Entre los años 1948 y 1953 fueron asesinadas unas 300.000 personas, proliferaron
los grupos irregulares armados por parte de los dos bandos y se puso fin de
forma definitiva a la reforma agraria que se pretendía realizar desde la década
de los años 30.
Fue entonces cuando llegó el gobierno de Rojas Pinilla e inicio un arbitraje
que se resolvió con un acuerdo entre los dos partidos: el Liberal y el Conservador
se alternarían el poder. Este sistema, conocido como alternancia o
Frente nacional, se plasmó con un tratado firmado en Sitges (España) en
1953 y, aunque desde un punto de vista constitucional duraría 16 años, esta
alternancia política se ha seguido dando en la actualidad.
De esta forma se da un monopolio del Gobierno y la oposición, pero es una oposición
que no existe y que se excluye sistemáticamente desde el principio del Frente
Nacional. Así, la oposición dentro del sistema se da, pero no tenemos oposición
al sistema en sí, y cuando surge es físicamente liquidada o comprada mediante
el sistema clientelista.
En los años 60 surgirían varios grupos de oposición que acabarían desapareciendo:
Movimiento Revolucionario Liberal, Frente Unido, ANAPO, etc. Y el último intento
de esta historia de la oposición fue la Unión Patriótica (UP), un movimiento
político de los años 80 que pretendía trasladar el creciente movimiento guerrillero
hacia una oposición civil, es decir, abandonar las armas para pasar a ser una
oposición legal. Este movimiento sería liquidado físicamente en su totalidad
con un saldo de 3000 muertos.
También en los 60 aparecerían varios grupos armados de variado ideario izquierdista:
El más antiguo, activo y con mayor número de efectivos serían las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), de ideología marxista-leninista, con origen
en los grupos de campesinos que reclamaban la reforma agraria. Le seguiría el
Ejército de Liberación Nacional (ELN), heredero del movimiento estudiantil inspirado
en la revolución cubana, las ideas del Che Guevara y la teología de la liberación.
Debido al incremento de las guerrillas, han proliferado las organizaciones paramilitares
de derecha. Su origen se encuentra en las milicias rurales formadas por los
grandes propietarios terratenientes, funcionarios locales en zonas en las que
la presencia del Estado es débil, y las vinculadas a las Fuerzas
Armadas y al narcotráfico.
Todas ellas se encuadran en una estructura nacional a través de las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) .
Bajo la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) se establecieron vías
de pacificación: Declaró una amnistía general para todos los grupos armados
de oposición y ofreció negociar en el marco de un régimen amplio de incorporación
política. Como resultado se obtuvo un alto el fuego de las FARC en 1985 que
daría origen a la anteriormente citada UP. Sin embargo, debido a la falta de
respaldo por parte de los partidos políticos, y tras la eliminación física de
miles de guerrilleros desmovilizados, las FARC volvieron a las armas y la iniciativa
no avanzó.
En 1990, entre los mandatos de Virgilio Barco y César Gaviria, se firmaron acuerdos
con el Movimiento 19 de abril
(M-19) , el Ejército Popular de Liberación (EPL) y otros grupos rebeldes
menores que se incorporaron a la apertura política que se plasmó en la Constitución
de 1991. En cuanto al resto de los grupos alzados, se optó por la “guerra
total” que continuaría Ernesto Samper (1994-1998).
Ya con Andrés Pastrana se lanzaría a finales de 1999 el Plan
Colombia , un ambicioso proyecto integral que debería lograr también erradicar
el narcotráfico y fomentar el desarrollo económico y social del país. Éste fue
un plan evaluado en unos 7500 millones de dólares y financiado por Colombia
(4500 millones $), EUA (1500 millones $) y Europa (200 millones $), además de
otros recursos provenientes de instituciones financieras internacionales ( FMI,
BM, BID...) y otros países (Japón, Suiza...).
Durante los primeros años de su mandato Pastrana se mostró con una gran voluntad
de negociación con los grupos guerrilleros, pero tras un largo proceso no demasiado
fructífero, consideró que esa estrategia había fracasado y finalmente decidiría
la ruptura de negociaciones con la guerrilla a principios del 2002.
En las elecciones de ese mismo año llegará al poder Álvaro Uribe con su programa de orden y autoridad que atrae a buena parte de un electorado cansado de la violencia y la inseguridad.
Es así como el presidente Uribe inicia su mandato con tres objetivos entrelazados:
- Campaña por las reformas políticas: combatir la corrupción y hacer más operativa la maquinaria institucional y administrativa.
- Proyecto de Seguridad Democrática: buscar la negociación con los grupos insurgentes desde la presión.
- Despliegue externo: introducir el conflicto colombiano en la agenda internacional.
Ante esta nueva línea dura de Uribe, los grupos insurgentes se han preparado para la polarización del conflicto: las FARC con su demostración de fuerza tratando de extender el conflicto a varios frentes y de acercar la escalada ofensiva a las ciudades, y el ELN intentando sobrevivir en un contexto de tensión en el que deben confrontar tanto a las FFAA como a las AUC.
En cuanto a éstos últimos, apoyándose en complicidades políticas y en el hecho de compartir con las FFAA el objetivo de combatir a los guerrilleros, podrían llegar a algún tipo de acuerdo con el gobierno a cambio de obtener la impunidad por sus acciones del pasado.
A día de hoy, y tras 40 años de conflicto, ni el Estado ni los grupos armados
han conseguido sus objetivos. Además, la normalización de las prácticas violentas
han llevado a la transformación del sistema económico del país y a la militarización
de la sociedad con los grupos paramilitares como nuevos actores. Pese a
todo, en la sociedad civil colombiana, la principal víctima del conflicto armado,
están surgiendo iniciativas
esperanzadoras que buscan el final de la violencia y que crean una dinámica
que podría ser germen de integración social en la que la convivencia se imponga
a la confrontación y a la violencia.