El Islam, tan cercano como desconocido

El Islam en el mundo

EL Islam constituye, junto con el cristianismo y el judaísmo, una de las tres grandes religiones monoteístas del mundo. Se calcula que en la actualidad profesan el Islam unos 1.200 millones de personas repartidas por los cinco continentes. Esto significa que una de cada cinco personas en el mundo profesa la religión del Islam en cualquiera de sus interpretaciones.

No hay que confundir el término musulmán con el de árabe. El pueblo árabe existía mucho antes del Islam, formado por tribus que habitaban la Península Arábiga. La conversión progresiva de estas tribus al Islam contribuyó al fortalecimiento de su organización política y a la expansión del pueblo árabe por la región del Magreb y Oriente Medio, pero coexistiendo en aquellos momentos (y todavía hoy) con árabes de otras religiones (cristianos y judíos, fundamentalmente) y con otros pueblos (imazighen -bereberes-, persas, kurdos, culturas de la África Negra y otros pueblos).

El musulmán es aquella persona que profesa voluntariamente la fe del Islam, y entre los musulmanes sólo el 15 % son árabes. Los musulmanes están presentes en todos los pueblos de la tierra, desde el norte de África y el África subsahariana, a Europa (especialmente Alemana, Bosnia y Francia), India, Brasil, etc. Son de destacar los más de 50 millones de musulmanes de China y los más de 150 millones de Indonesia.

En España, se calcula que la población musulmana supera el medio millón de personas, sin contar las personas inmigradas no reconocidas legalmente. Este dato convierte el Islam en la segunda religión con mayor número de creyentes dentro del Estado, tras el cristianismo católico. Entre estos se encuentran ciudadanos/as de Ceuta y Melilla, musulmanes españoles conversos y, en número creciente, personas inmigradas.

Orígenes de l'Islam

De las tres grandes religiones monoteístas del mundo, el Islam es la que apareció más tarde, concretamente en el siglo VII. Para su profeta, Muhammad (frecuentemente traducido como Mahoma), no se trataba de una nueva religión sino de la continuación y perfección de la única religión revelada desde los inicios de los tiempos, la palabra del único Allah (en árabe), el Yahvé judío (en hebreo) o el Dios cristiano (palabra de orígen latino). Muhammad se considera el último profeta enviado por Dios, tras otros entre los que destacan Noé, Abraham, Moisés y Jesús.

A diferencia del cristianismo, todos son profetas de esencia humana, es decir, son mensajeros de Dios, escogidos por Dios por haber logrado la perfección como seres humanos, pero no tienen ninguna condición divina. Así, muchos musulmanes consideran erróneo y ofensivo el apelativo "mahometanos", puesto que su adoración es hacia Dios y no hacia su profeta Muhammad, que siempre mantiene la condición humana.

Muhammad nace en La Meca (península arábiga), hacia el año 570. Conoce la pobreza del huérfano y es criado por su tío Abu Talib, que lo incorporó a sus empresas caravaneras. Con 25 años mejorará su posición material como resultado de su matrimonio con Khadiya, viuda de un rico comerciante, para quien había trabajado. Se cree que en alguna de sus expediciones comerciales a Siria y a La Meca, Muhammad tuvo contacto directo con cristianos y judíos, puesto que le gustaba reflexionar sobre temas religiosos.

A partir de los 40 años, empezó a retirarse periódicamente a meditar a las montañas y fue allá dónde, según la tradición, una noche la palabra de Dios le fue revelada mediante el arcàngel Gabriel. Las revelaciones se repetirían y hacia el 613 Muhammad empezó a predicar. Estas revelaciones de Dios serian recogidas tras su muerte y agrupadas en suras o capítols. La totalidad de éstas forman el Corán, libro sagrado de los musulmanes dividido en 114 suras, cada una de las cuales incluye multitud de versículos denominados aleyas (más de 6.000).

En un principio, las predicaciones de Muhammad fueron rechazadas en La Meca, ciudad de peregrinaje dónde en aquel momento predominaba el politeísmo. Finalmente, la persecución provocó su emigración (Hégira) hacia la ciudad de Jathrib en el año 622, primera ciudad que había aceptado el Islam y que desde entonces recibe el nombre de Medina (Medinaten Neby: "Ciudad del Profeta"). Ésta, junto con La Meca entre otras, es considerada ciudad sagrada del Islam. La emigración marca el inicio del calendario islámico, también llamado calendario de la Hégira.

Muhammad murió en Medina, en el año 632 de la era cristiana, año 11 de la Hégira, habiendo logrado la conversión de muchas tribus árabes al Islam, incluida la ciudad de La Meca.

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Pilares del Islam

Islam es una palabra árabe que significa "sumisión" y hace referencia a la completa sumisión de la persona al Dios único. El término musulmán deriva de la palabra Islam y designa a la persona que se somete a Dios. Esta sumisión se manifiesta en cada actividad humana, pero especialmente en cinco actos, considerados un nivel más alto de espiritualidad y que son compartidos por todas las personas musulmanas. Constituyen los cinco pilares del Islam:

  • La declaración de fe (Shahadah)

    Este pilar está basado en la "shahadah", la declaración de fe con la que una persona se convierte al Islam:

    "No hay más Dios que Dios y Muhammad es su Profeta".

    Para convertirse al Islam, sólo hay que recitar esta frase diciendo primero "Atestiguo”, ante dos miembros de esta religión.

    En la religión islámica no hay sacerdotes, puesto que se considera que ningún ser humano puede interponerse entre Dios y su adorador, y todo el mundo puede ser el Imam, es decir, el director de la oración. No obstante, con el tiempo y la práctica ha ido surgiendo un poderoso grupo de eruditos religiosos, denominados Ulemas ("los cultivados”), que vienen a detentar, más o menos, el mismo tipo de autoridad en cuestiones religiosas que los clérigos en la Europa occidental.

    Los musulmanes creen que Alá ("Dios”) es todopoderoso y el único creador del mundo. No tiene ni hijos ni hijas y, por lo tanto, su religión no acepta a Jesús como hijo de Dios, aunque sí cree en los profetas y sus mensajes. Muhammad fue el último profeta y también el más grande. La palabra de Dios, enviada a través suyo, servirá de guía a los hombres desde su época hasta el día del Juicio Final.

  • La oración (Salah)

    Para un musulmán, la oración es el deber más importante de su vida religiosa, pues es mediante ella como da gracias a Dios por su existencia y por todo lo que posee.

    Hay dos tipo de oración:

    • La oración privada: que se puede llevar a cabo en cualquier momento.
    • L'oració pública: que tiene lugar cinco veces al día.

    La primera se celebra al despuntar el día, cuando el muecín despierta a los crey entes con el llamamiento de "La oración es mejor que dormir\u201d. Las otras cua tro oraciones tienen lugar a mediodía, a media tarde, tras la puesta de sol y a primera hora de la noche. En cada una de estas horas el muecín sube al minarete (torre de la mezquita) y d esde allá llama a los creyentes a la oración diciendo:

    Dios es el más grande
    Atestiguo que no hay más Dios que Dios
    Atestiguo que Muhammad es su profeta
    Veníd a rogar
    Veníd a la salvación
    Dios es el más grande
    No hay más Dios que Dios.

    Antes de rogar los fieles se lavarán la cara, las manos y los brazos hasta el c odo, y también los pies hasta los tobillos (si no realizan este ritual no obtend rán ningún beneficio de sus oraciones). Con estas abluciones pretenden purificar el cuerpo, del mismo modo que la oración purifica el alma, haciéndolo digno de Dios a través de la limpieza. Después, se quitarán los zapatos y empezarán la or ación mirando en dirección a La Meca

    En cuanto a las mujeres, no les es permitido rogar con los hombres, sino que en la mezquita han de esconderse de su vista, colocándose en los corredores o detr ás de biombos.

    Si un musulmán no puede acudir a la mezquita en las horas de las oraciones públ icas, puede rezar a solas, pero al menos una vez a la semana (los viernes a medi odía) ha de acudir a la mezquita. Aquel día y a aquella hora, además de la oraci ón comunitaria, hay un sermón pronunciado por un predicador, que muchas veces es el mismo Imam, y en el que se habla de cuestiones de interés público.

  • El impuesto alcoránico (Zakah)

    Consiste en la donación obligatoria de una parte de las ganancias anuales (antiguamente, una décima parte) a la caja de la comunidad musulmana, destinada a atender las necesidades de los pobres. Generalmente, los musulmanes realizan esta donación a finales del Ramadán.

  • El ayuno (Sawm)

    Los musulmanes tienen que ayunar durante el mes del Ramadán, el noveno mes del a ño islámico, en el que Dios se reveló por primera vez a Muhammad.

    En este mes todo el mundo, excepto los niños, las personas enfermas y las que se encuentran en viajes largos, tienen que ayunar durante las horas de sol. Tambié n está prohibido fumar y mantener relaciones sexuales, puesto que nada puede ent rar en el cuerpo. Así, poco antes de despuntar el día, los despierta el llamamie nto del muecín o el ruido de un tambor, para que puedan comer algo, pues desde e l momento en el que hay luz suficiente para distinguir "un hilo blanco de uno ne gro\u201d, y hasta la puesta de sol, no pueden comer ni beber absolutamente nada.

    Se considera que el ayuno, del mismo modo que la oración, acerca al hombre a Dio s, recordándole que hay cosas más importantes que la comida y la bebida, además de hacerles comprender y compartir los padecimientos de los pobres.

    Como el calendario islámico es un calendario lunar, el Ramadán no cae siempre en la misma época del año: unas veces se realiza en verano, otras en invierno y ot ras en la primavera o el otoño.

  • La peregrinación (Hayy)

    Tiene lugar en el mes del Dhul´ Hidja, dos meses después del Ramadán. Según la tradición, los musulmanes han de hacer, al menos una vez en la vida, el viaje santo hasta la ciudad donde Muhammad recibió las primeras revelaciones, La Meca. Allá se reúnen musulmanes de diferentes países, todos vestidos del mismo modo y realizando los mismos actos de devoción, como recordatorio que todos somos iguales ante Dios.

    Una vez en La Meca, los peregrins visitan la Kaaba, un gran edificio en forma de cubo que, según la tradición, fue edificado por mandato mismo de Dios. Posteriormente se construyó La Meca alrededor para, a continuación, rodearla a su vez de tierra sagrada. La Kaaba está cubierta por una tela negra decorada con franjas doradas y con versículos del Corán bordados. En la esquina sudeste, junto a la puerta, se encuentra la Piedra Negra, que ha sido adorada por los creyentes desde mucho antes que Muhammad fundara el Islam. Tras visitar los lugares sagrados de La Meca, la peregrinación llega a su fin durante el décimo día, en el que se ofrece a Dios un animal en sacrificio, normalmente una cabra o un cordero.

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Calendario Islámico

Los musulmanes tienen un calendario basado en el ciclo de la luna, que suele tener unos 10 o 11 dies menos que el calendario gregoriano (calendario cristiano). Esto comporta que todos los meses sean de 29 o 30 días.
Además, cuentan los años a partir del emigración de Muhammad a Medina en el año 622 de la era cristiana .

Para saber la diferencia de años que hay entre los dos calendarios existe un sistema de cálculo muy sencillo: se resta 622 del año del calendario cristiano y el resultado se divide por 0,97.

Por ejemplo, para saber el año que corresponde al 2004 en el mundo islámico, las operaciónes serían:
2004 - 622 = 1382
1382 : 0,97 = 1424
1424 es el año del calendario de la Hégira que corresponde al año 2004 del calendario gregoriano.

Celebraciones Destacadas

  • La Fiesta del Cordero

    Fiesta Mayor del calendario lunar islámico que conmemora el día en qué Abraham, cuando estaba a punto de sacrificar su hijo por encargo de Alá, recibe en el último momento la orden de cambiarlo por un cordero.

    Los musulmanes se visten con sus mejores ropas y viven esta fiesta tanto en sus casas como en las mezquitas, dónde recitan unos versículos que sólo se cantan durante las dos fiestas anuales y los entierros. Finalmente, se celebra una comida en la que se sacrifica un cordero y se invitan mútuamente.

  • El Ramadán

    El mes de Ramadà es el noveno mes del año lunar islámico. Este periodo está destinado a celebrar el recuerdo de la revelación a Muhammad de los pasajes del Corán. El ayuno consiste en no tomar ningún alimento sólido ni bebida, desde que clarea el día hasta la puesta de sol. Además, también ha de abstenerse de fumar y de realizar cualquier acto sexual durante el día, a lo largo de este periodo que dura unos 30 días aproximadamente.

    La enfermedad, los viajes y diferentes tipos de incapacidades liberan de este precepto. El Ramadán es una prueba de autodominio, paciencia y compasión, además de cumplir una importante función de cohesión social.

Ramas del Islam

Como en otras religiones, dentro del Islam se reconocen varias corrientes. Las principales ramas són la sunní i la chií, que surgieron muy tempranamente a partir de los conflictos sobre la sucesión del profeta tras su muerte en el año 632. Para los sunís, los sucesores tenían que ser los más capaces, "los cuatro califas bien orientados" que habían recibido las enseñanzas del profeta recogidas en la Suna (Abu Bakr, Umar, Uzman y Ali), mientras que para los chiís el único legítimo sucesor es Ali, primo y yerno del profeta, dada su consaguinidad con éste.

Sus diferencias han llegado hasta la actualidad y se centran sobre todo en los procedimientos de interpretación de los textos sagrados.

  • Islam sunní

    Se rige por las interpretaciones que los ulemas (los cultivados) hacen de las fuentes sagradas del Islam (el Corán y la Suna), a partir de un estudio profundizado de éstas y su conocimiento del hadit (costumbre).

  • Islam xií

    Otorga mucha importancia a los conocimientos transmitidos oralmente entre algunas personas escogidas, los mulás, figura de autoridad religiosa mediadora entre la persona y Dios, cuya palabra prevalece sobre cualquier otra lectura de las fuentes sagradas. Entre los mulás, algunos detentan una autoridad especial para la interpretación de la Shari'a, los llamados ayatolás (signo de Dios). Para los chiís, los Imames, Mulás y Ayatolás són infalibles en les sus interpretaciones y actuan como transmisores de todoss los conocimientos islámicos.

    Los chiís consideran sagrados determinados lugares relacionados con la vida del yerno del profeta i su familia, muchos de estos lugares están ubicados en el actual Irak. Después del yerno de Muhammad, veneran una sucesión de imames que,aun así , se interrumpe bruscamente en el séptimo imam (según la rama minoritaria) o en el doceavo imam (según la rama mayoritaria). Se trata del imam oculto que volverá al fin de los tiempos para salvar a los fieles el día del juicio final. Mantienen oltras diferencies respecto del Islam sunní como el culto a los muertos, la veneración de los mártires, la reducción de las oraciones a tres al día, etc.

Actualmente, el 90% de las personas musulmanas són sunnís, pero los chiís son mayoria en países como Irak e Iran, donde protagonizaron la revolución islámica encabezada por el ayatolá Khomeyni, el año 1979. Existen oltras ramas más minoritarias (kharigís...) e incluso, dentro de estas corrientes encontamos diferentes escuelas y corrientes (ismailís, wahabís, salafís, alauís...). No obstante, los elementos substanciales del Islam no difieren de una a oltra, como son los pilares del Islam yla unidad de la Umma (comunidad islámica).

Legislación islámica

El término árabe Islam significa sumisión. Más allá de los ritos, la persona musulmana ha de mostrar su sumisión a Dios en todos los actos de la vida: en la vida familiar, en el trabajo, en las relaciones de vecindad, en la alimentación, etc.

En vida del profeta, este proporcionaba las respuestas sobre los dilemas que le planteaba la comunidad. Después de la muerte de Muhammad, es fijó por escrito la Revelación recitada por Dios al profeta en el Coráni, posteriormente, se redactó la Sunna (Tradición), una recopilación de las lecciones del profeta, aquello que el profeta dijo, hizo o aprobó delante de diferentes situaciones.

Para los musulmanes, Muhammad es un ser humano (no tiene condición divina), pero entre todos es el escogido por Dios por ser el más perfecto de los seres humanos. Por tanto, sus actos sirven de ejemplo y guía para tota la comundad musulmana.

Estos dos textos, el Corán y la Suna, son consideradas las fuentes sagradas del Islam, de las cuales emana la Sharia (del árabe shari'a ,"camino a seguir") o Derecho Islámico.

Las legislaciones y reglamentaciones de las sociedades islámicas surgen de las interpretaciones (iytihad) y los dictámenes (fatwa) que las personas con autoridad religiosa elaboran a partir de las fuentes sagradas del Islam. A nivel legislativo, actualmente su elaboración suele estar a cargo de comisiones formadas por autoridades religiosas (los ulemas, los mulás, los ayatolás,...) y autoridades científicas (médicas, economistas, juristas...).

La Sharia emana de la revelación divina y del ejemplo de Muhammad, por lo que se considera que logra la perfección. No obstante, las interpretaciones y dictámenes son elaboradas por seres humanos, condicionados por el contexto de una determinada sociedad. Así, existen situaciones de influencia de las culturas y creencias autóctonas (caso de la ablación, la condena a lapidación, etc.) y situaciones de autoridades religiosas al servicio de unos determinados poderes políticos.

Por tanto, hay que distingir aquello que se considera inherente al Islam del que es específico de cada Estado.

El Yihad

Se trata de un de los conceptos controvertidos del Islam. Muchas veces yihad, término árabe masculino, se enuncia erróneamente en femenino y se traduce como "Guerra Santa", cuando la palabra árabe para "guerra" es harb. Yihad significa literalmente "esfuerzo" y se refiere al esfuerzo que la persona musulmana ha de hacer para no apartarse de lo que considera su autenticidad: su sumisión a Dios. Este yihad es un deber de la persona musulmana y puede suponer lucha interior y también lucha exterior, esfuerzo por mejorar las propias condiciones de vida o esfuerzo por resistir las agresiones al Islam.

La palabra árabe Islam significa "sumisión" y comparte la raíz con la palabra Salam que significa "paz". El Corán, en varios versículos, descarta la coacción como forma de conversión puesto que el Islam se expandirá por su propia evidencia. De hecho, en muchos países musulmanes o de mayoría musulmana ha habido convivencia entre religiones a lo largo de los siglos, desde el Al·Andalus hispánico hasta el Marruecos actual.

Igualmente, hay que relativizar algunos mitos sobre el Islam, como el concepto de Umma (comunidad musulmana): su unicidad puede ser interpretada en un nivel espiritual, reflejo de la unicidad de Dios, y no obligatoriamente tiene que traducirse en el nivel político con la creación de un único Estado.

El Islam en esencia no es ni más ni menos extremista o dominador que otras religiones. Términos como "integrismo" o " fundamentalismo", surgieron para denominar diferentes extremismos en el catolicismo y el protestantismo, respectivamente, siendo su orígen ajeno al mundo islámico (Bramon, 2001). Las fuentes sagradas del Islam han de leerse en el contexto histórico que se generaron y contar que son factores políticos y sociales los que pueden convertirlos en instrumentos de dominación.

Islam o Islamismo

En un análisis realizado en los años noventa sobre manuales educativos, la especialista en el mundo musulmán Gema Martín denuncia (Ros, 1998):

"(...), los Manuales cuando tienen que describir procesos políticos y sociales en el mundo musulmán, lejos de utilizar el análisis sociológico, político, histórico, se limitan a explicarlos como manifestaciones de religiosidad extrema. Parece como si lo que ocurriera en el mundo musulmán se debiese al determinismo de su condición islámica, entendida ésta como inmovilista, retrasada, fanática... y, por supuesto, culturalmente incompatible con nuestro modelo occidental. Así, el fenómeno del islamismo, o mal llamado fundamentalismo islámico, es reducido a un irracional fanatismo religioso sin que se consideren en ningún momento las causas de su emergencia y extensión entre las poblaciones musulmanas y lo que realmente significa hoy día para esas sociedades. De la misma manera el terrorismo y la guerra cuando están implicados en ellos los musulmanes son explicados como consecuencia del islam y no como resultado de circunstancias socioeconómicas y políticas precisas"

Una mezcla de desconocimiento y perjuicios en el acercamiento al mundo musulmán, puede haver provocado la situación actual en la que alguns teoritzsn sobre el "choc de civilitzaciones" i se extiende la sensación de miedo y rechazo hacia todo aquello que tenga a ver on el islam.

¿Qué es el islamismo? ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Cómo se desarrolla? ¿Cuáles son las raíces del islamismo extremista?

Religión y Sociedad

A lo largo de la historia, la religión ha resultado un factor clave en la construcción política y cultural de muchas sociedades, hecho especialmente patente en el caso de la región mediterránea, dónde nacen las tres grandes religiones monoteístas del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islam.

En estas comunidades, la religión alimentará sus tradiciones, organizará su sistema de valores, influirá en los comportamientos y, más allá de la cultura, la relación entre autoridades religiosas y autoridades civiles será constante.

Pese a esta influencia, cuando se trata de explicar una situación o proceso social determinado, el análisis no puede reducirse a un único factor, sino que se han de considerar las múltiples dimensiones de un fenómeno social: religión, pero también economía, cultura, política, historia, demografía, etc.

El islamismo es una ideología surgida como respuesta delante el deterioro social, económico y político, vivido a lo largo de los últimos siglos. Constituye una de las respuestas generadas en un esfuerzo continuado por el cambio en el mundo musulmán por emerger de una situación progresivamente deteriorada.

Islam no es Islamismo

Como todas las religiones, el islam propugna un ideal de ser humano y de sociedad, llegando a plantear un derecho islámico (shari'a). En ocasiones, las fuentes sagradas del Islam especifican elementos muy concretos de organización social (por ejemplo, el deber del zakat o impuesto islámico) pero la mayoría de situaciones requieren que las personas realicen un esfuerzo de interpretación (iytihad) a fin de adaptarse a los dilemas cambiantes que se plantean continuamente en una comunidad.

Estas interpretaciones se han ido realizando a lo largo de la historia, a cargo de personas con autoridad religiosa, dando lugar a diferentes corrientes dentro del Islam. Si nos fijamos en los Estados que se declaran musulmanes, encontramos diferencias significativas en sus legislaciones, la organización política o la vinculación entre poderes religiosos y poderes civiles. En cada país, se aprecia la influencia de su cultura, de sus poderes políticos, de su historia. En definitiva, la religión no predetermina la sociedad, tampoco en el caso del Islam ni del mundo musulmán.

Al acercarse al mundo musulmán, hay que distinguir entre dimensión religiosa y dimensión política.

  • Islam

    Una religión. Los seguidores del Islam se denominan musulmanes -personas que profesan la fe del islam-.

  • Islamismo

    Movimiento político que busca en la religión del Islam las respuestas a los problemas que se plantean en una sociedad. Los seguidores de este movimento político se denominan islamistas.

El Islamismo es una opción política, como lo es en otros países la democracia cristiana o el sionismo. Este movimiento coexiste dentro del mundo musulmán con otras opciones políticas que son, principalmente, el nacionalismo, el socialismo y el liberalismo.

El Islamismo se traduce en partidos políticos islamistas que, desde el elemento común que "el Islam es la solución", presentan objetivos y estrategias diversas. También existen grupos armados islamistas pero no todos los movimientos islamistas utilizan la violencia como medio para lograr sus objetivos. En este sentido, la diversidad del islamismo es equivalente a la de otras opciones políticas.

"A menudo se utilizan los términos "fundamentalista" o " integrista", para referirse al islamismo político extremista. Dolors Bramon señala que estos términos son ajenos al mundo islámico: "(...) el término fundamentalismo proviene del ámbito protestante -sobre todo de los Estados Unidos- de los primeros años del siglo XX y se aplicó a los partidarios de una interpretación literal y de una absoluta inarrancia de la Escritura, por oposición a las tendencias modernas y racionalistas del protestantismo liberal. El término integrismo, a su vez, es el nombre aplicado dentro del catolicismo al movimiento ultraconservador encabezado por el obispo francés Marcel Lefèbvre, suspendido a divinis por el papa Pablo VI en el año 1976 y excomulgado por Juan Pablo II en el año 1988, y que murió en 1991 habiendo dejado un grupo de seguidores."

Actualmente, el islamismo ha tomado el protagonismo del conflicto al que antes hacíamos referencia, junto con las intervenciones bélicas y el militarismo de los EUA y sus aliados. Pero en la mayoría de ocasiones las apariciones en los medios de comunicación se referieren al islamismo extremista de carácter violento y pocas veces a la situación del islamismo moderado. En este sentido, es necesario remarcar que no son el Islam ni el Islamismo los que amenazan la convivencia, sino los extremismos doctrinarios de cualquier forma, se fundamentan en la religión, la economía, la raza, la nación...

Aparición y Expansión del Islamismo

Un movimiento presente desde inicios del siglo XX

Son múltiples los factores que han contribuido a la aparición y expansión del islamismo. Este movimiento político y social ya está presente a inicios del siglo XX entre los movimientos que, dentro del mundo musulmán, luchan por su resurgimiento y contra la colonización llevada a cabo por países europeos. La opción islamista presenta la religión del islam como elemento aglutinador, que proporciona una identidad compartida, evocando los tiempos de fortalecimiento y expansión del mundo musulmán a partir de la predicación del profeta en los orígenes del islam.

La Asociación de Hermanos Musulmanes será la primera organización, formalmente constituida, de este movimiento político. Fue fundada en Egipto en 1928, liderada por el maestro de escuela Hasan al-Banna. A lo largo del siglo XX, expandirá su área de influencia por Oriente Próximo y Oriente Medio, principalmente a través de las misiones alfabetizadoras del panarabismo, que llevaron un gran número de maestros a las escuelas del Magreb y el Msir. Muchos de los planteamientos islamistas fueron gestados por los ideólogos de esta organización.

En 1941 surge en la India otra asociación, la Jamat Islami, que con planteamientos ideológicos similares, tendrá gran influencia en los movimientos islamistas de la región asiática.

Las independencias y la represión del islamismo

Los movimientos islamistas lucharán contra el colonialismo, pero son los movimientos nacionalistas los que ganan fuerza y protagonizan las independencias en la región árabe. El discurso de éstos ponía el énfasis en la recuperación de la dignidad nacional, pero integrando el islam como elemento fundamental de su identidad.

En el nacionalismo árabe, una de las máximas figuras será Gamal Abdel Nasser. Este militar egipcio participará en el derrocamiento del rey Faruk en 1952 y, dos años después, se convertirá en presidente de Egipto. Durante su mandato, que se extiende hasta su muerte en 1970, Egipto logrará la independencia definitiva del colonizador británico y la hegemonía en el mundo árabe. En el contexto de la Guerra Fría, Nasser fue uno de los máximos promotores del movimiento de países no alineados y será el gran precursor del panarabismo, movimiento nacionalista que propugnaba la unidad del mundo árabe.

Después de las independencias se producen nuevas luchas en el interior de los Estados entre las autoridades, sean seculares o religiosas, y aquellos que les hacen oposición, entre los que se encuentran los movimientos islamistas.

Así, gobiernos tan diversos como el de Nasser en Egipto, el partido Baaz en Irak, Kemal en Turquía o el régimen del sah (monarca) en Irán, llevarán a cabo una dura represión que contribuirá decisivamente a la radicalización de estos movimientos.

En Egipto, el gobierno de Nasser prohibió la Asociación de Hermanos Musulmanes y encarceló a uno de sus máximos ideólogos, Sayyid Qutb, quien finalmente fue ejecutado en 1966. Su muerte repercutió en todo el mundo musulmán y contribuyó a extender sus posiciones extremistas.

La sensación de "fracaso" en el mundo musulmán

Una vez conseguida la independencia, la población mantiene unas elevadas expectativas de desarrollo que se irán agotando a medida que se suceden los gobiernos nacionalistas, socialistas, liberales... Así, el mundo musulmán irá generando una sensación colectiva de fracaso respeto a su construcción nacional, que proviene de las diferentes vertientes de su desarrollo económico, humano y político.

  • Desarrollo económico.
  • Desarrollo humano.
  • Desarrollo político.

Desarrollo económico

Los primeros gobiernos independientes adoptarán un modelo económico que se ha calificado como capitalismo de Estado. Se busca la industrialización de la economía y el crecimiento económico, pero con todos los sistemas de producción en manos del Estado. De este modo, quien ocupa el poder político dispone también del poder económico.

A lo largo de los años 70, los gobiernos surgidos de las independencias van perdiendo credibilidad ante la población. Los espacios de responsabilidad política están ocupados por una minoría, que no representa ni defiende los intereses del conjunto de la población. Ya sea una élite militar, una jerarquía religiosa, un clan tribal o un partido político, la gestión económica aparece dominada por la corrupción, el nepotismo y el amiguismo.

En el caso de los países exportadores de petróleo, la riqueza obtenida no repercute en la población y, todo lo contrario, propicia el enriquecimiento desmesurado de una minoría, aumentando de manera ostensible las desigualdades sociales. La recesión económica de los años 80 pone de relieve como amplios sectores de la población se ven marginados de la economía.

Las políticas desarrollistas conducirán a un endeudamiento insostenible de los países y a una acusada dependencia tecnológica de Occidente.

Con la desintegración de la URSS, el mundo musulmán entra de lleno en la economía neoliberal. Algunos autores señalan como la reciente expansión islamista se desarrolla en paralelo al avance del neoliberalismo. Ante la ideología de la no injerencia del Estado en el ámbito económico y social más que para asegurar el crecimiento económico (el resto queda en manos del Mercado, la oferta y la demanda), el segundo defiende la total intervención del Estado en pro de la solidaridad y la igualdad. Mientras que el primero es la ideología de Occidente (el antiguo colonizador) y de buena parte de las clases dirigentes de los países musulmanes, el segundo cala progresivamente en la población desatendida.

Desarrollo humano

La independencia genera grandes expectativas en la población respecto a la superación de la pobreza y la aproximación a los niveles de vida de Europa occidental.

En esta época, el mundo musulmán vive un gran cambio sociológico que se desarrollará de manera vertiginosa a lo largo de una sola generación. Por un lado, se producirá un gran crecimiento de la población y una emigración masiva del campo a la ciudad, fomentada por el apoyo a la industrialización en menoscabo de la economía tradicional agraria. Pero las ciudades no podrán absorber esta nueva población, provocando graves problemas de urbanismo con la aparición de barrios de barracas (bidonvilles). Además, la emigración deteriorará la estructura social y los lazos de solidaridad tradicionales, sustentados ambos en la familia y la comunidad.

Por otro lado, las exitosas campañas de alfabetización y escolarización darán lugar a una gran cantidad de jóvenes con titulación académica, que no podrán acceder a un trabajo acorde a su calificación.

La interacción de todos estos factores provoca toda una generación de jóvenes excluidos del sistema, que en el contexto de un aparato estatal caracterizado por el nepotismo y el amiguismo, ven el Estado como un obstáculo, que no trabajan o trabajan en precario, que ya no cuentan con la solidaridad de la familia y la comunidad que les proporcionaba la sociedad tradicional, y que por su formación ya no quieren volver al campo ni deshacer el camino que han iniciado.

Toda esta situación se manifestará de forma virulenta a los años 80 con la quiebra del socialismo árabe y del modelo de Estado protector, motivada por la elevada deuda externa, la caída del precio del petróleo y la recesión económica. En los países del Magreb, masas populares saldrán a la calle a lo largo de la década en las conocidas como revueltas del pan o del cuscús.

Desarrollo político

El mundo musulmán logra su independencia fundamentalmente tras la segunda Guerra Mundial. En aquel momento, tanto su construcción nacional como sus políticas se verán influenciadas por el contexto internacional de Guerra Fría. Así, a pesar de la inicial proclamación de neutralidad (Conferencia de Bandung, 1955), la mayoría de países de la región acabarán cediendo a la presión e inclinándose hacia uno de los dos bandos.

Además del fracaso político en el logro de cierto desarrollo económico y humano, el mundo árabe irá acumulando una sensación de fracaso en el logro de su independencia del mundo Occidental, que se expresa de manera virulenta en el desarrollo del conflicto Israel-Palestina.

Desde su creación en 1947, el nuevo Estado de Israel será visto por los países árabes como una fuerza colonial y exógena, un país impuesto por los antiguos colonizadores que viene a extender el control occidental sobre la región tras las independencias. Uno de los factores más evidentes de este dominio es el hecho que en el momento de su creación, los oleoductos que transportan el petróleo pérsico en Occidente quedarán bajo el dominio del nuevo Estado.

El conflicto Israel-Palestina implicará todos los países árabes de la región. Las victorias militares de Israel (especialmente, en la Guerra de los Seis Días en 1967), el apoyo económico y militar que recibe por parte de los antiguos colonizadores y de la nueva potencia mundial, los EUA, y su triunfo al consolidarse como Estado fuerte en la región mientras no se ha conseguido la creación de un Estado palestino, será vivido como uno de los grandes fracasos de la historia árabe contemporánea.

Los islamistas harán una lectura religiosa del conflicto: el triunfo de Israel es el premio a una comunidad que se mantiene fiel a su religión, a diferencia de la comunidad musulmana que ha abandonado su fe y se ha vendido a los modelos extranjeros, en clara referencia al panarabismo y al socialismo.

La Expansión Islamista

La crisis económica y social, junto al desgaste que una vez llegados al poder sufren las propuestas nacionalistas, socialistas y liberalistas, abrirán camino a la opción islamista. La frustración de las expectativas y la sensación de fracaso que la población árabe irá acumulando, a nivel personal y colectivo, serán determinantes en la ampliación de su base social.

La primera expansión islamista se produce entre los años 50 y 60, con las misiones alfabetizadoras impulsadas por el panarabismo en Egipto, que llevaron gran número de profesores de árabe por toda la región del Magreb y el Misr. Estos maestros habían sido formados en las grandes universidades islámicas y en las madrazas, y facilitarán la expansión de las tesis de los Hermanos Musulmanes que proponían una islamización desde abajo, islamizando primero la sociedad para después alcanzar el poder.

La crisis del petróleo de 1973 puso de relieve el poder del que disponía el mundo árabe en el juego internacional, desplazando el liderazgo de Egipto a Arabia Saudí. En este país, la monarquía saudí había impuesto una lectura reaccionaria y conservadurista del Islam, dirigido únicamente a la preservación de las tradiciones y costumbres, sin plantear reformas en el ámbito político.

En 1979 un acontecimiento clave cambiará el escenario político del mundo musulmán. En Irán, un movimiento popular revolucionario derriba al sah (monarca) Mohammad Reza, tradicional aliado de los EUA, ascendiendo al poder el líder islamista Jomeini. Para los islamistas, esta victoria representaba la prueba que se podía responder al laicismo y el materialismo con la espiritualidad, que al Estado se le podía oponer la Umma y que la xaria era preferible a la democracia. Para el mundo árabe en general, el Irán de Jomeini representaba la decidida voluntad antiimperialista, opuesta al conservadurismo prooccidental que tenía su máximo exponente en Arabia Saudí.

Así, a este triunfo islamista se opusieron las monarquías conservadoras del Golfo Pérsico, atrapadas en la contradicción entre Islam, aplicación de la xaria y ostentación de una riqueza insultante ante la creciente miseria de muchos países musulmanes y de sus emigrantes en Europa. Pero también encontró la oposición de los EUA, que veían amenazada su influencia a la región, y de la URSS, que contemplaba este triunfo como una fuente potencial de desestabilización de las repúblicas soviéticas musulmanas fronterizas con Irán.

Esta coincidencia de intereses es uno de los factores explicativos de la guerra Irak-Irán (1980-1988), en la que Sadam Hussein, que quería ser el nuevo hombre fuerte de la región, puso los soldados y el trabajo sucio (incluida la guerra química), los países árabes exportadores de petróleo suministraron el capital, y Occidente y el URSS, la tecnología militar. Pese al desastre humanitario y económico que supuso el enfrentamiento armado para ambos países, esta guerra cumplió buena parte de sus objetivos, dado que fortaleció a Sadam y, sobre todo, frenó los propósitos de expansión islamista de Jomeini.

En esta década convulsa de los 80, el islamismo empieza a tener una presencia notable como alternativa real a unos gobiernos corruptos y autoritarios. En Magreb, la recesión económica llevará a la calle a miles de jóvenes que se ven excluidos del sistema, en las conocidas como revueltas del pan o del cuscús. Éstas recibirán el apoyo de las clases medias y de ciertos ámbitos profesionales, que encuentran trabas continuas en el Estado clientelista y patrimonial. Hay una fuerte demanda de nuevos representantes políticos y en algunos países el islamismo aparece como la única presencia pública de cambio.

El Islamismo como Identidad

El movimiento político islamista mantiene un componente identitario muy fuerte para sus seguidores. En un contexto marcado, primero por la ocupación extranjera y posteriormente por la sensación de fracaso continuado, el islamismo abrió la vía a una identidad positiva y revalorizada del mundo árabe a través de la religión, recordando que fue el pueblo escogido por el propio Dios para la última y definitiva revelación.

Ante el creciente deterioro de la situación árabe a lo largo del siglo XX, los islamistas consolidan su discurso que el Islam es la solución y defienden el retorno a la religión, evocando la época de máximo esplendor árabe tras la predicación del Profeta. Los islamistas consideran que la conversión al Islam fue el elemento aglutinador fundamental de tribus antes enfrentadas, y la espiritualidad, el factor diferencial que los fortaleció y permitió su dominio de la región. El éxito de Israel, pueblo que se mantiene fiel y unido en torno a su religión, aparece como prueba constante de esta tesis.

No obstante, este regreso a la religión no se debe confundir con el conservadurismo ni con el retorno a las formas de vida del siglo VII. Por el contrario, el islamismo destaca la necesidad de innovación en el mundo musulmán a través de la iytihad, es decir, la interpretación de las fuentes sagradas del Islam que permita encontrar nuevas respuestas a los problemas actuales. Así, en sus orígenes, el islamismo surge como una ideología de progreso, siendo uno de los movimientos reformistas que dentro del mundo musulmán trabajan en la emancipación y la recuperación de su dignidad.

Actualmente, el islamismo se presenta como la única ideología propia del mundo musulmán, una vez agotado el proyecto panarabista y lejos de los modelos "importados" (patriotismo, liberalismo y socialismo) que consideran han conducido a la actual época de corrupción y fracaso.

El Islamismo como red de apoyo social

En el proceso de islamización desde abajo, el discurso islamista se expandirá inicialmente a través de la acción social, que desarrollarán desde las mezquitas, especialmente en los barrios degradados y en las universidades. Se trata de recuperar el espacio social, supliendo las funciones del Estado allá donde éste no puede o no quiere llegar. Esta solidaridad se extiende desde la organización a los militantes, creando un fuerte sentimiento comunitario.

En las universidades, el islamismo incrementará su base social a través de una amplia red que, a cambio de compromiso religioso, proporciona los medios que el estudiante medio o pobre no encuentra en las infraestructuras universitarias: vivienda, comida, ropa, clases de refuerzo, etc.

Mientras tanto en los barrios de barracas que rodean las ciudades, los islamistas han tejido también todo un tramado de servicios asistenciales y educativos alrededor de la mezquita. En la década de los ochenta, la recesión económica llegará a unos países que no han conseguido desarrollar un sistema estatal sostenible de servicios asistenciales y educativos.

La efectividad de esta estrategia de expansión se hizo patente en Argelia a finales de los años ochenta. En 1989, un fuerte terremoto sacudió la región de Tipasa y en cuarenta y ocho horas, los militantes islamistas serían capaces de cubrir, exitosamente, muchos servicios que el gobierno, desbordado, no pudo afrontar.

Esta estrategia de expansión a través de la solidaridad se extiende hasta la actualidad. Así, algunas ONGs del mundo musulmán, bajo la apariencia de organización para el apoyo social o de ayuda humanitaria, continúan la expansión del discurso islamista, no siempre progresista. Sin embargo, no toda acción social que se desarrolla desde las mezquitas ha de entenderse como acción de proselitismo, puesto que la religión del Islam integra estos elementos de solidaridad comunitaria.

El papel de Occidente y de los gobiernos de la región

Desde las independencias, los movimientos islamistas han sido duramente represaliados por los antiguos compañeros de lucha, ante la oposición que representan para su poder político y económico. Los encarcelamientos, ilegalizaciones o eliminación física de estos adversarios han sido constantes hasta la actualidad, combinados con intentos de aproximación por parte de los Gobiernos a medida que sus apoyos se desgastaban en el ejercicio del poder. Esta represión ha contribuido decisivamente al crecimiento de las corrientes extremistas dentro del islamismo.

Sin embargo, el avance islamista contó inicialmente con la discreta connivencia de algunos gobiernos, que los veían como una fuerza que podía restar apoyos a los movimientos de izquierdas, vistos entonces como la auténtica amenaza a su poder. Este es el caso, especialmente, de las universidades del Magreb, donde los movimientos islamistas desplazarán a los socialistas a lo largo de los años setenta utilizando sobre todo su red de solidaridad, pero también la violencia física.

Además de esta connivencia de los gobiernos, los movimientos islamistas contaron con el apoyo económico de Arabia Saudí, aliado occidental que quería extender su influencia a la región y su visión conservadorista del Islam, y se vieron favorecidos por el contexto internacional de Guerra Fría. Así, los EUA financiaron y entrenaran grupos violentos islamistas, con el objetivo de frenar el socialismo en el mundo musulmán.

Este apoyo se hace especialmente patente en la Guerra de Afganistan (1979-1989), en el que se enfrentaron el gobierno laico afgano, de orientación socialista, e islamistas reaccionarios, entre los cuales se encontraban los talibanes. Estos islamistas radicales fueron equipados por los EUA, financiados por Arabia Saudí y entrenados en Paquistán. Autores como Ignasi Ramonet afirman que en esta guerra se forja el islamismo más extremista, el islamismo que ha tomado el protagonismo de los medios de comunicación occidental a través de sus actos de terrorismo y ha eclipsado otras opciones islamistas de tipo progresista. En efecto, en aquella guerra entran en contacto líderes islamistas extremistas como el saudí Bin Laden, responsabilizado del ataque contra las Torres Gemelas en el año 2001, o el checheno Shamil Basayev, responsabilizado de la masacre de la escuela de Beslán.

Samir Anin denuncia que esta alianza entre los EUA y el islamismo político reaccionario, fue una forma de torpedear los gobiernos musulmanes. Para este autor, se trató de una estrategia para evitar la independencia de las regiones musulmanas y disponer de sus recursos. Así, se da la paradoja que mientras se condena el gobierno islamista de Irán y se presenta al islamismo como el nuevo enemigo a combatir tras la caída del comunismo, se mantiene la alianza con la monarquía retrógrada de la Arabia Saudí y se apoya al islamismo reaccionario de Afganistán, que se está prolongando tras la caída de los talibanes.

Pero esta alianza con el islamismo reaccionario se ha girado contra Occidente. Son muchos los autores que destacan la continua injerencia occidental en el mundo musulmán, como el principal detonante del terrorismo proveniente de estas regiones contra EUA y Europa. Para estos analistas, el apoyo de Occidente a gobiernos corruptos para explotar los recursos naturales del territorio musulmán, ha sido el factor clave que ha alimentado los grupos terroristas, contradiciendo la tesis de un supuesto "choque de civilizaciones" o la presentación de la situación internacional como la lucha del Bien contra el Mal, o la democracia contra la barbarie. En definitiva, la Democracia está lejos de parecerse a la realidad de países musulmanes aliados de Occidente.

Diferentes Islamismos

Es frecuente referirse al islamismo como un movimiento político unitario y sin fisuras, que desemboca en la red AlQaeda y tiene en Bin Laden su líder indiscutible. Este islamismo violento, represivo y anti-occidental, que cierra su discurso en una lectura reaccionaria del Islam, es sólo uno de los extremos de este movimiento político-social, en el que actualmente podemos encontrar desde grupos conservaduristas aliados con un poder autoritario, a partidos democráticos que participan en el sistema político de los respectivos países.

De este modo, actualmente se encuentran diferentes movimientos políticos que tienen en el Islam la referencia última a sus planteamientos. En sus extremos encontraríamos:

  • por un lado, un islamismo reformista, no reaccionario, con propuestas de cambio social que encuentran repercusión en una población decepcionada de los gobiernos anteriores, desencantada de las expectativas nunca satisfechas, deseosa de alternativas a los poderes tradicionales y de espacios de participación que el movimiento islamista representa;
  • por otro, un islamismo conservadurista, que limita sus planteamientos al control de las conductas y comportamientos de las personas, tanto en el ámbito público como privado. Este islamismo no cuestiona el orden político y económico establecido, sino que se centra en el dominio de la sociedad mediante la represión de cualquier evolución. Frecuentemente, este islamismo aparece aliado con el poder, legitimando sus decisiones mientras respete su control de las tradiciones y costumbres.
  • finalmente, un islamismo reaccionario, surgido de la radicalización de una parte del movimiento, que conjuga una lectura conservadurista del islam con respecto a las costumbres y tradiciones, con una frontal aversión al mundo occidental por su continua injerencia en el mundo musulmán y el neocolonialismo.

Desde un punto de vista político, resulta del todo anecdótico el que estos posicionamientos compartan la referencia al Islam, puesto que su proyecto social es del todo enfrentado.

Mientras tanto, la reducción del islamismo a sus manifestaciones reaccionarias y violentas, ha supuesto la condena de todos los movimientos islamistas y, por extensión, de todo movimiento que represente una molestia a los regímenes de algunos países. Así, la lucha contra el terrorismo ha servido de excusa a muchos gobiernos musulmanes para prescindir del respeto a los derechos humanos más elementales, promulgando leyes y medidas que permiten la represión de todo tipo de movimiento social. Esta estrategia obstaculiza la evolución social que surge del debate y la convivencia de diferentes perspectivas, permitiendo el sostenimiento de gobiernos autoritarios, mientras se benefician las posturas más radicales, de uno y otro lado, inicialmente minoritarias.

Islamismo en la emigración

En el actual contexto de globalización, el islamismo ha dejado de estar circunscrito a las fronteras del mundo musulmán. La emigración ha expandido la base social de los diferentes movimientos islamistas, de tipo político-social, en todo el mundo pero además empieza a aparecer un islamismo diferente, de signo identitario, entre una parte de la emigración musulmana en el mundo.

Se trata de un movimiento social, muy minoritario, conformado por jóvenes descendientes de inmigrados musulmanes (segundas y posteriores generaciones), que no se sienten parte del país de sus padres pero que tampoco son aceptados en el país donde han nacido, que todavía los percibe como extranjeros. Son personas desarraigadas, que encuentran una identidad en el hecho de ser musulmanes y una comunidad en el concepto de Umma. En este caso, la opción por el islamismo viene marcada no tanto por un proyecto político, sino como reacción a la exclusión social. Representa una nueva vertiente del Islamismo, de reciente surgimiento, que todavía puede ser abordada desde la lucha por la integración social.

Planteamientos Islamistas

Olivier Roy sintetiza la doctrina islamista en los siguientes planteamientos:

  • Consideran que en el mundo actual no existe ningún país con un gobierno auténticamente musulmán - a excepción de Irán para los chiís - ya que o bien aceptan espacios laicos o bien sus prácticas contradicen aquello que proclaman (caso de Arabia Saudí). Esta acusación, se dirige tanto a las autoridades civiles del Estado como a las autoridades religiosas (los ulemas), que con su colaboración con el Estado han contribuido al declive del mundo musulmán.

  • En este sentido, rechazan que el estado islámico se reduzca a la aplicación de la shari'a (ámbito jurídico), sino que el Islam ha de regir todos los aspectos del Estado (economía, constitución, poder político, etc.). Se trata de volver a los tiempos del profeta, cuando la religión lo definía todo. Rechazan la existencia de un espacio laico.

  • Optan por una ruptura con la sociedad contemporánea, que definen como época de la corrupción, que ha vuelto al estado de ignorancia del periodo preislámico (proceso que en árabe denominan yahiliya), abandonando el camino de la Revelación y alejándose de las enseñanzas del profeta. Hay que volver a conquistar la sociedad para el Islam.

  • La soberanía sólo corresponde a Dios. Por lo tanto rechazan la democracia occidental (poder emanado del pueblo) y también los gobiernos autoritarios (la monarquía del sha en Irán, el gobierno militar en Siria, los partidos únicos de Egipto y Argelia). Luchan por conquistar el poder para Dios. Una vez reconquistado el poder para Él, sólo hará falta que los buenos musulmanes deliberen entre ellos para concretar las decisiones políticas. Los medios para conquistar el poder pueden ir desde presentar su candidatura a las elecciones (caso de Argelia) hasta la lucha armada (caso de la organización egipcia Yihad).

  • La organización islamista ha de corresponder a lo que será la organización de la sociedad musulmana.

    La comunidad de creyentes escoge un líder que toma las decisiones y es también guía espiritual. Su poder está limitado en el hecho que no puede innovar en materia religiosa -está sometido a las fuentes sagradas del Islam- y que tiene que consultar con la comunidad. En el Estado islámico, un Emir escogido haría reinar la soberania de Dios, con el apoyo de una shura -comité de militantes islamistas con función consultiva-. La doctrina islamista no concreta el procedimiento para la elección del Emir y de los miembros de la shura. Se considera que si la sociedad es verdaderamente musulmana no se equivocará en la elección. En la práctica, en Irán se han creado complejos mecanismos de designación que no han evitado los conflictos sucesorios tras la muerte del ayatolá Jomeini.

  • Desconfían de las autoridades religiosas y de la tradición a la que éstas han dado lugar. Consideran que los ulemas se han puesto al servicio de gobernantes corruptos y proclaman el derecho a la iytihad , a fin de que esta no sea un monopolio de los ulemas. Pero la interpretación de las fuentes sagradas requiere de un profundo conocimiento de éstas, cosa que ha dado lugar a la formación de nuevos expertos. A veces, esta formación se realiza en instituciones de prestigio reconocido, facilitando el acceso de los islamistas a cargos de autoridad religiosa.

  • Los islamistas tractan de desarrollar un sistema económico propiamente islámico, para prescindir de las ideologías económicas de origen occidental -el capitalismo y el socialismo-. Intentan desarrollar una economía islámica para el Estado, que no se reduzca, como defienden los ulemas tradicionales, a los actos individuales (alquilar, vender y comprar).Se trata de aplicar los criterios éticos del Islam al sistema fiscal, el sistema bancario, etc. Para la población musulmana, este discurso islamista supone una respuesta a las injusticias generadas por el sistema económico imperante y así, aunque no se han llegado a concretar alternativas viables, la mención a una economía islámica contribuye al incremento de su base social.

  • Consideran una obligación difundir el mensaje islamista del movimiento entre la familia, el trabajo y el entorno. En algunos grupos, se trata de fortalecer la organización y reclutar más militantes, mientras que en otros se busca la conversión religiosa que se considera traerá por sí misma el cambio político.

  • Respeto a la mujer, frente los ulemas tradicionales que defienden su reclusión en el espacio privado, los islamistas apuestan por hacer visible la presencia de la mujer musulmana en los espacios públicos con la utilización del velo, aun cuando insisten en la separación de géneros en los espacios (escuela, trabajo...). Entre las mujeres islamistas que ejercen una profesión (profesoras, médicos, ingenieras...), el velo supone una reafirmación de la identidad y una militancia que proporciona una presencia pública notoria al movimiento.

  • Aceptan los progresos tecnológicos y científicos, que se consideran neutros aun cuando provengan del mundo occidental, y que ponen al servicio del Islam: medios de comunicación, estrategias de propaganda, etc.

Además de estos planteamientos, en el islamismo extremista resulta clave el concepto de tafkir: Se puede declarar infiel a un gobernante, aunque éste se proclame musulmán, si su acción política no se corresponde plenamente con esta religión. Así, se puede luchar contra las autoridades civiles, pero también contra los ulemas, que los apoyan y contra la población que contradiga su discurso (intelectuales, mujeres, profesionales...), aun cuando se declaren musulmanes. De este modo, los islamistas extremistas traen hasta las últimas consecuencias la supremacía de la soberanía de Dios (conquista del poder para Él) sobre la shari'a (que especifica la prohibición del yihad contra otro musulmán) y la obligación de la lucha (en las posiciones extremistas, se considera infiel a todo aquel que no lleva a cabo la obligación del yihad).