Los límites de la ética (Traducido por Paula).
Dibujantes y editores creen que los límites del chiste gráfico, y en general de toda clase de humor, los debe marcar la ética del profesional y si se traspasan de forma que alguien se sienta ofendido debe ser la ley y no las armas las que deben juzgar el hecho.
Jaume Vidal.
El Punt digital. Vilaweb. Dijous 9 de febrer de 2006

Decía Ivà que los humoristas somos «funámbulos». Con la polvareda informativa levantada por la publicación de las viñetas de Mahoma, el debate sobre los límites que debe tener el humorista se ha reabierto.

José Luis Martín es el creador de la serie ¡Dios mío!, del Jueves, que tiene al Dios cristiano como protagonista. «El caso de las viñetas de Mahoma es preocupante porque el discurso político ha pasado de apoyar al derecho a la libertad de expresión a hablar de los límites que marca el respeto a las creencias de los otros. La libertad de expresión se tiene o no se tiene» dice el dibujante. «El humorista debe hacer aquello que cree. Y si hace algo que ofende, ha de intentar explicar que no ha tratado de ofender a nadie.»

Con la serie ¡Dios mío! Martin tuvo problemas. «Antes de que se aprobara la Constitución fui a los juzgados por demandas de organizaciones ultracatólicas » Para Martin, el dibujante de humor debe jugar con los límites para, a veces, cruzarlos. «En una democracia esto puede representar un juicio, lo que no podemos aceptar es que una opinión lleve a una condena de muerte.»

El mundo del humor gráfico tiene un triste recuerdo de la intolerancia. El 20 de septiembre del 1977, una bomba de un grupo ultraderechista atentó contra la sede de la revista de humor El Papus. Conllevó la muerte del conserje.

Jap, que cada día muestra su mirada a la actualidad desde las páginas del Punto, piensa que el humorista gráfico tiene una manera diferente de mostrar la realidad. «Un articulista tiene la obligación de ser coherente, a los humoristas nos toca ser grotescos», explica. «Los límites del humor Una obra que sí que tuvo problemas en Francia fue ¡Jesús Bendito!, de Tronchet, que muestra Jesucristo «mucho de la broma y un vividor que nunca rechazó un vaso de agua [convertida en vino]». AL Estado español, lo ha sacado Ediciones La Cúpula, sin que, como explica el editor Josep Maria Berenguer, haya habido problemas. «Con todo esto de las caricaturas de Mahoma lo que intentan es acojonar a la gente. El sector del humor no debe tener miedo y no debe dejar que esto corte su libertad.»

Berenguer cree que el humor hace tanto miedo a los integristas porque «es el lenguaje de la inteligencia, el que más se acerca a la realidad». El editor piensa que la polémica no es por Mahoma. «Un dibujo es tan sólo un dibujo, lo que pasa es que hay quien se aprovecha de los sentimientos de la gente. Las reservas de petróleo se encuentran en el trasfondo de este jaleo.»

El tema, portada hoy del Jueves, es, para Fer, otro de sus dibujantes, un acto de manipulación. «La polémica sale tras muchos meses de ser publicado el chiste para servir unos intereses.»

El dibujante Fer hace aparecer en Puticlub un padre «al estilo de Don Camilo y que hizo gracia al abad de Poblet». No tiene ningún inconveniente en utilizar referencias religiosas. «Diría que incluso Mahoma ha aparecido en mis historietas. Cada Navidad hago broma, de Jesucristo, aun cuando intento ser respetuoso con los dogmas de los cristianos.»