CONTEXTO INTERNACIONAL

 

 

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ARGELIA

El Frente Polisario se inspiró en algunos puntos de su modelo de gobierno. Según Diego Aguirre, Argelia no aprobaba un Sahara integrado en España, ya que esta integración habría supuesto el establecimiento en pleno continente africano de una prolongación de la presencia europea e imperialista. Dentro de la perspectiva geoestratégica de Argelia, a este país le interesaba más un Estado saharaui independiente, vecino de Mauritania. Un nuevo Esstado independiente aliado de Argelia representaba un freno al expansionismo marroquí que podía acercarse seriamente a las fronteras argelinas. Pero no será hasta el año 1975 cuando los saharauis encontrarán en Argelia a un aliado importante. De hecho, Argelia cede parte de su desierto, la llamda “hamada”, en Tinduf, a la naciente RASD.

Argelia opta por dar todo el apoyo al Frente Polisario desde 1975 al ver el intento de anexión del Sahara occidental por parte de Marruecos y el reparto del territorio realizado por los Pactos de Madrid entre Mauritania y Marruecos. Marruecos ha utilizado la anexión territorial para generar cierta concentración nacional en torno a la monarquía alauita y desvío de los problemas reales (descontento popular, básicamente). El problema que se intuía en Argelia era que Marruecos reclamara derechos sobre el desierto argelino (y esto implicaba una revisión de las fronteras), como ya había sucedido durante los años cincuenta en vistas a completar lo que se conoce como el Gran Marruecos, y que extiende las fronteras marroquís hasta el río Senegal. Sin embargo, los problemas internos argelinos no han hecho variar el apoyo de Argelia respecto a la causa de la autodeterminación saharaui.

 

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MAURITANIA

El independentismo saharaui (después de 1973, constituido como Frente Polisario) cuenta con el apoyo, en la década de los setenta, del partido mauitano Movimiento Nacional Democrático que ayudará en el ámbito político y material al proyecto independentista. A la vez, este movimiento nacional denuncia la actitud estatal del presidente Uld Dadah con el propósito de empujar al poder oficial a apoyar la causa del pueblo vecino.

En la Mauritania dirigida por Mohtar uld Dadah, en los años setenta, ya se encuentran multitud de refugiados saharauis, y el Frente Polisario disponía de fuerte implantación en este país. Sin embargo, la postura oficial del gobierno mauritano era próxima a la de la anexión del Sahara por parte de este país.

La economía mauritana durante la guerra con el Polisario no pudo resistir los ataques en las zonas de extracción de minerales y fosfatos de las que provenían (y provienen) la mayor parte de su riqueza. El peso sobre el PIB del gasto militar aumentaban año tras año, haciendose insoportable para un país considerado como uno de los más probres de África. El clima interno era de desaprobación de una guerra que había roto las buenas relaciones con Argelia y que estaba dando protagonismo muy especial a los militares.

A pesar del rechazo contra la guerra en que se había involucrado Mauritania y que provocaba el descontento ciudadano, el plan de paz necesitaba el visto bueno de Francia, por una parte, y de Marruecos, por la otra. Ambos países participaban, en diferente grado, en el conflicto y la débil economía mauritana. Sin acuerdos con Francia o con Marruecos, el futuro económico mauritano, y por tanto la gobernabilidad del país, no estaba asegurada. Después del golpe de Estado que destituyó a Uld Dadah el 1978, desde Mauritania se intentaron establecer conversaciones con el Polisario para conseguir la paz. El acuerdo entre Mauritania y el Polisario (que no con la RASD) del 5 de agosto de 1979 se basaba en los principios de la Carte de NNUU y de la OUA que hacían referencia al derecho de los pueblos de disponer de sí mismos y la intangibilidad de las fronteras previas a la invasión marroquí-mauritana. Se materializaba, en este acuerdo, la voluntad del Estado mauritano de no efectuar reivindicaciones, de carácter general, ni particulares ni territoriales, sobre el Sahara occidental. El Polisario se comprometía en los mismos términos.

El abandono de las zonas ocupadas en el Sahara occidental, por parte de Mauritania, se había realizado antes de febrero de 1980, pero Marruecos intervino rápidamente ocupando militarmente la zona sur del Sahara controlada, en aquellos momentos, por las fuerzas mauritanas.

Después de la invasión mauritana del Sahara y del alto el fuego de 1979 (consecuencia de la caída de Uld Da-dah), Mauritania reconoció la RASD (en 1984), y en algunas ocasiones, Marruecos ha acusado a este país de servir como base para las operaciones del Polisario.

 

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LIBIA

Gadafi está presente desde los primeros momentos en la confrontación y toma partido por los saharauis. Su actitud es de rechazo o de desconfianza en torno a posibles soluciones diplomáticas. Junto con esta posición, Gadafi propone y da su apoyo a una lucha nacional árabe contra el colonialismo europeo; materializado, en el caso del Sahara, en España. Tanto Argelia como Libia habían mantenido su posición contraria al neocolonialismo francés que había intervenido en Mauritania para sostener el régimen de Mohtar uld Dadah. Después de la caída de Uld Dadah, Libia jugó un papel importante en el establecimiento de un acuerdo de paz entre Mauritania y el Frente Polisario.

En este sentido, la lucha contra el colonialismo y el neocolonialismo finalizan en un objetivo: el añorado Magreb árabe unido. El Frente Polisario recibe de Libia armas y un empuje muy importante para entrar en diversas organizaciones internacionales, sobre todo de carácter juvenil. Pero, a pesar de esto, la postura de Libia cambió firmó con Marruecos el tratado de Uxda, por el cual se constituía la Unión Árabe Africana. Para Marruecos este proyecto significaba la disminución de la ayuda a los saharauis (los libios se comprometían a cortar los suministros de ayuda militar, económico y de alimentos al Frente Polisario) y fortalecía al gobierno alauita.

Para Libia suponía un cierto acercamiento a los países occidentales, vía Marruecos, pero la situación cambió después de 1986 y Gadafi volvió a acercarse a Argelia. La ruptura de este acuerdo (a causa de los incumplimientos marroquís) implica la reanudación de la ayuda libia al Polisario que, entre otras cosas, se ha materializado en la cooperación en materia educativa por la cual las escuelas libias han recibido a muchos saharauis.

De esta manera, Libia, se ha comprometido desde un principio con los nacionalistas saharauis y esta actitud se fortaleció con su aproximación a la revolución argelina. Libia continúa como defensora de una unión política que se basa en la idea de nación árabe-islámica (ideología panarabista).

 

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TÚNEZ

Es el país menos afectado por el conflicto del Sahara y se posiciona al lado de las tesis marroquís, ya que una nación saharaui es percibida como un motivo de inestabilidad en la zona del Magreb. En 1998 se considera un país neutral.

 

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ESPAÑA

Mientras el Frente Polisario se organizaba a principios de la década de los setenta, y se convertía en un ente que aglutinaba o tenía la voluntad de aglutinar a todos los saharauis y a la vez se consideraba el representante de las aspiraciones legítimas a la independencia nacional y a la integridad territorial, España consideraba al Polisario, al menos hasta 1975, como un partido ilegal y combatiente. Por otra parte, en el territorio saharaui coexisten las formaciones pro-marroquís y una formación pro-española. Entre las tendencias pro-marroquís de la década de los setenta se puede destacar: el Frente de Liberación del Sahara (1966), el Movimiento de Resistencia de los hombres azules (1972), el Movimiento 21 de agosto de 1974, y el Frente de Liberación y Unidad (1975) que pretendían la liberación del Sahara con el consentimiento explícito de Rabat dentro de una estrategia que favoreciera a sus propios propósitos dentro de la región. La tendencia pro-española estaba representada por el PUNS (Partido Nacional de Unión Saharaui), creado en 1974, que se decantaba por una independencia tutelada por España.

En 1975 el gobierno español reconoce el Frente Polisario tal y como cita Diego Aguirre: “Como fuerza nacional fundamental, no exclusiva, del Sahara”. En esta época, la actitud del Frente Polisario se centraba en que el gobierno español lo reconociera como representante legítimo del pueblo saharaui y declarase que el resultado de la autodeterminación sólo podía ser la independencia. De todas formas, todavía se vivía en las fuerzas nacionalistas saharauis el miedo de un entendimiento entre españoles y marroquís para decidir el futuro del Sahara.

En 1975 se consolida la unificación ideológica saharaui en torno a la consecución de la independencia nacional y el final de la lucha política ya que el partido oficial, el PUNS, se incorpora al Polisario. La actitud de España se puede entender, según Diego Aguirre, como un paso en firme para entregar el Sahara a Marruecos, que culminará con los acuerdos tripartitos de Madrid y que pondrá fin a la lucha colonial e iniciará la lucha del Polisario contra Marruecos y Mauritania.

Con la firma de los acuerdos de Madrid, España inclumplió todas las resoluciones de los organismos internacionales que se orientaban hacia la autodeterminación del pueblo saharaui. La actitud del gobierno español se explica, según Diego Aguirre, por la desaparición de las esperanzas de un Sahara pro-español con una independencia controlada. Además, era evidente para España la importancia del Frente Polisario en el territorio saharaui. Este último hecho se tenía que ligar a las vinculaciones, especialmente fuertes, del movimiento independentista saharaui con los gobiernos libio -hostil respecto a Occidente- y argelino-claramente revolucionario-. Tanto la presencia del Polisario (y sus aliados) como la creencia de la inoperatividad de un Sahara pro-español hacían evidente para la dictadura española las ventajas de un cesión a Marruecos. De esta manera, España obtenía ventajas, así como el olvido indefinido de los derechos marroquís sobre Ceuta y Melilla, además de la concesión de dos bases militares y, de rebote, conseguir que el Movimiento por la Independencia y Autodeterminación del Archipiélag Canario (MPAIAC) no consiguiera ganar fuerza.

Como grupos de presión durante la época de los acuerdos de Madrid destacan los militares españoles, junto con grupos de presión civil, política y económica. En parte, estos grupos explican el cambio de actitud del gobierno español respecto a las resoluciones aprobadas por la ONU en el tema del Sahara.

Por lo que respecta a las presiones surgidas de los grupos económicos se ha de subrayar el hecho de que existiesen empresas españolas interesadas en la economía marroquí, tal y como argumenta Diego Aguirre. F.E.S.A. es un ejemplo (relacionada con el comercio de fosfatos), así como empresas de fertilizantes españolas, los grupos Fierro, Rumasa o Urquijo.

Los acuerdos de Madrid de noviembre de 1975 son, según Diego Aguirre: “Una declaración de principios por la cual los firmantes, los jefes de gobierno de España y de Marruecos y el ministro de Asuntos Exteriores de Mauritania, aceptan una serie de compromisos en nombre de sus respectivos Estados”. España se comprometía a retirarse del territorio antes del 28 de febrero de 1976, y se formaba una administración tripartita compuesta por España, Marruecos y Mauritania. Los comopromisos derivados de los acuerdos de Madrid tendrían validez una vez entrara en vigor la Ley de descolonización (ya que formalmente el Sahara era una provincia española). Esta ley se aprobó cuatro días después de haber firmado los acuerdos de Madrid por los cuales se repartía el Sahara. Pero los acuerdos de Madrid se presentan bajo el designio de una política de hechos consumados utilizada también por Marruecos y para Mauritania.

La posición de España respecto al Sahara occidental pasa por el reconocimiento del Frente Polisario como único representante del pueblo saharaui. Pero se caracteriza por el abandono de cualquier postura que involucre a la antigua potencia colonial en la resolución de la cuestión. Sin embargo, la participación de España se considera importante y es deseada desde el Frente Polisario. Por otra parte, la participación de España se considera importante y es deseada desde el Frente Polisario. Por otra parte, la venta de armamento en Marruecos ha sido una práctica habitual, al menos durante el período de gobierno socialista.

 

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MARRUECOS

Con la ayuda de Mauritania, a la que se le había prometido participar en el reparto del territorio saharaui, Marruecos consigue la aprobación en la ONU de la resolución 3292 según la cual el Tribunal de La Haya ha de dictaminar si el Sahara Occidental en el momento de ser colonizado por España tenía amo.

La demanda de un dictamen tiene como consecuencia más inmediata la paralización del referéndum del Sahara, que estaba previsto para seis meses de 1975. En contrapartida, España está dispuesta a recibir una misión de la ONU que evalúe la situación en el territorio. La misión evidenciará que la población saharaui estaba a favor de la independencia y en constra de las reivindicaciones territoriales de Marruecos y de Mauritania. También se explicitaba el deseo de que tres organizaciones internacionales:

ONU, Organización de la Unidad Africana (OUA) y Liga Árabe, estuvieran presentes en el proceso de realización y consolidación de la independencia del territorio saharaui.

En estos momentos, el Frente Polisario surgía como fuerza representativa de la población saharaui y hacía su entrada en la esfera internacional (con una tendencia ideológica muy próxima a la esgrimada por Libia y Argelia y contra las tesis occidentales) a la vez que las fuerzas políticas pro-gubernamentales o pro-marroquís no conseguían ningún impacto a nivel poblacional.

Después de la misión de NNUU, se produce un cambio de posición de España respecto a su situación o permanencia en el Sahara que acabará con el abandono del territorio por parte de la metrópolis. La posición de Marruecos en 1975 es la aceptación de una consulta popular con dos condiciones. La primera condición es la retirada de las tropas y de la administración de las Naciones Unidas. La segunda condición es que la pregunta del referéndum diese a escoger entre la anexión del Sahara a Marruecos o la colonización española.

La anexión del Sahara a Marruecos estaba justificada internacionalmente, por este último país, en los derechos sobre el Sahara derivados de los vínculos jurídicos entre las tribus saharauis y el sultán de Marruecos. Pero, muy posiblemente, detrás de esta demanda territorial se gestaba el sueño del Gran Marruecos que abarcaba geográficamente desde Tánger hasta el río Senegal (incluyendo de esta forma Mauritania y parte de Argelia).

El Dictamen de La Haya (que niega todo tipo de derecho histórico de Marruecos sobre el Sahara) y la Marcha Verde (marcha“pacífica” auspiciada por Marrueco) se realizan el mismo día, el 16 de octubre de 1975.

Por una parte, la demanda de un dictamen al Tribunal de La Haya (que niega los derechos de soberanía territorial de Marruecos y Mauritania sobre el Sahara occidental) se podría contemplar como una maniobra de Marruecos para internacionalizar el conflicto (o en todo caso, en regionalizarlo) y alejarlo de su vertiente de descolonización. De todas formas, el dictamen de La Haya considera que no existen nigún tipo de impedimento para ejecutar la resolución 1514. Esta resolución 1514 trata sobre la descolonización de territorios coloniales, como se demostró que era el territorio del Sahara occidental y, en particular, sobre el ejercicio libre de la voluntad de autodeterminación de los habitantes del territorio. Respecto a la Marcha Verde hace falta puntualizar que antes de su realización o materialización ya se habían establecido negociaciones entre España, Marruecos y Mauritania para llegar a acuerdos militares y establecer el reparto del Sahara que quedaría de la siguiente manera: Hausa, Ehcdeiria y Mahbes para Marruecos y Gliebat el Fula, Agüenir y Tichla para Mauritania. La Marcha Verde fue la respuesta marroquí (justificada en su libre interpretación) al dictamen de La Haya, por que se movilizaron más de 350.000. Desde algunas posiciones esta manifestación se puede considerar como una vía para detener el referéndum en la zona. Marruecos hasta hace poco no reconocía al Frente Polisario como actor con identidad plena y voz en el conflicto. De hecho, lo consideraba como instrumento argelino.

La postura de Marruecos durante finales de los setenta y principios de los ochenta se movió entre dos posiciones. Una posición intransigente representada en la idea de que no era necesario un referéndum en el Sahara y que se justificaba, según Rabat, en el hecho de que la población había expresado su deseo de incorporarse a Marruecos de una forma que, gubernamentalmente, se denominó como “tradicional”.

Por otro lado, la segunda posición reconocía la necesidad del referéndum, pero un referéndum de confirmación de la marroquinidad del Sahara.

La guerra que se estableció entre Marruecos y el Ejército Popular de Liberación Saharaui pasó por diversas fases. En los años setenta, los saharauis iniciaron una guerra de agresión dentro del propio territorio marroquí que fue contestada por Marruecos con una táctica de lucha contrainsurgente. Esta táctica consistía en ocupar los puntos considerados como más importantes y movilizar una serie de columnas militares para proceder a acabar con la guerra de guerrillas. Después de intentar controlar la situación mediante estas columnas Marruecos introdujo un nuevo componente en la guerra que la caracterizó como pasiva: los muros. La construcción de los muros evidenciaba, según Diego Aguirre, la renuncia a una solución militar del conflicto utilizando una estrategia que intentaba involucrar en la resolución del conflicto a los dos países vecinos (Argelia y Mauritania) para no tener que negociar directamente con el Frente Polisario.

Esta situación se mantuvo hasta el alto el fuego de diciembre de 1991, pero los muros persisten, así como las tropas que los vigilan, y las posciones militares tomadas (tanto por parte como por parte saharaui).

En el plano internacional, Marruecos insistió a finales de los setenta y principios de los ochenta al en desviar el tema del Sahara en la OUA. Con esto Marruecos pretendía africanizar el conflicto en un fórum como la OUA donde contaba con el apoyo de los países moderados y de Francia. Con esta maniobra, Marruecos pretendía legalizar la anexión del Sahara Occidental y, quizás, también de parte del Sahara argelino. Pero la cuestión del Sahara se volvió del lado del Polisario (que reclamaba la autodeterminación de los saharauis, no respecto a una potencia colonizadora, sino respecto a un Estado invasor) que contaba con el apoyo de Libia y Argelia. De esta manera, la internacionalización del conflicto no se pudo materializar en la OUA ni tampoco en la Liga Árabe (donde Marruecos también trató de desviar la cuestión).

A finale de los noventa, Marruecos ha conseguido hacer de la cuestión de la marroquinidad del Sahara el punto clave de su política exterior en la zona. Y con este posicionamiento ha conseguido establecer un clima de aceptación y apoyo de la monarquía alauita dentro del país, desplazando en cierta forma los problemas internos de la atención de la población. También ha conseguido el apoyo de los países árabes conservadores que perciben el mantenimiento de Hassan II en el poder como un factor de estabilidad en la zona.

Por otra parte, el papel de Marruecos como vertebrador de una política europea en el Mediterráneo continúa siendo muy importante, de aquí la prudencia con la que la UE, y los países que la componen, han tratado el tema (de hecho, ningún país de la UE ha reconocido a la RASD).

 

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ESTADOS UNIDOS

Estratégicamente, Estados Unidos considera que el Sahara es fundamental para su estrategia de constrol de la parte atlántica de África. Desde esta perspectiva geopolítica Estados Unidos considera a Marruecoscomo elemento clave, a través del cual se puede controlar la entrada al Mediterráneo. De aquí el interés de los norteamericanos de consevar un gobierno aliado (representado por la monarquía alauita), consolidado, estable y pro-occidental. Pero, por otra parte, a Estados Unidos no le conviene un gran competidor en el mercado de los fosfatos ( cosa que sucedaría con la anexión del Sahara por parte de Marruecos) ni tampoco un Estado aliado de Argelia (como pasaría si la RASD fuese realidad).

De aquí que, a pesar de suministrar armamento a Marruecos, Estados Unidos no haya decantado la balanza a favor de la monarquía alauita y hayan realizado una política de inversiones importantes en Argelia que actualmente pasa por una situación grave en su ámbito interno. La disyuntiva de Estados Unidos se encontraba en mantener o no las buenas relaciones con los dos países más importantes del Magrab: Marruecos y Argelia, así que la venta de armas a Marruecos se realizó a través de países importantes como Jordania, nunca directamente vía Estados Unidos-Marruecos.

Para los intereses de Estados Unidos, en la década de los setenta y de los ochenta, era beneficiosa una monarquía alauita cosolidada y no un nuevo Estado potencialmente aliado de Libia y Argelia, Por otra parte, Estados Unidos también se beneficiaba de una cooperación en materia de uranio, petróleo y otros recursos naturales existentes en el Sahara y en Marruecos. Por otro lado, se encontraba la confrontación de los dos bloques (el capitalista y el socialista) en la zona, cosa que hacía que Estados Unidos no se pudiera implicar directamente en una guerra que la mayoría de los países africanos consideraría ilegítima, y tampoco podía favorecer una implicación más directa de la URSS con Argelia y Libia.

La posició dels EUA respecto al Sahara Occidental cambia con la administración Clinton, y se materializa en el nombramiento de James Baker, ex-secretario de Estado de Estados Unidos como mediadior. El cambio de la postura norteamericana puede ser resultado de una Constitución saharaui formulada en términos adecuados a los intereses norteamericanos, ya que como primer paso se acepta la economía de mercado.

Los intereses comerciales también han tenido su importancia, ya que Estados Unidos estaba preocupado por el comercio del gas con Argelia. Un mantenimiento de este comercio implicaba una moderación de su política respecto al Sahara. Respecto a otros ámbitos de relación entre Estados Unidos y Argelia se resalta la importancia de los intereses norteamericanos en Argelia. Según Segura i Mas, y en función de una interpretación de los acuerdos de Houston de Chase, Hill y Kennedy, Argelia se había convertido en un punto clave en la política mediterránea norteamericana. Además, se especula con la existencia de fuertes inversiones norteamericanas en las industrias petroleras argelinas, cosa que podría ser un fuente de presiones. De aquí que, desde Estados Unidos, se perfile la importancia económica de Argelia por delante de Marruecos. Este factor ha podido inducir a un cambio de posicionamiento por parte de Estados Unidos respecto a la cuestión del Sahara.

En resumen, en función de los intereses geoestratégicos y económicos de Estados Unidos en el Magreb, queda claro que a los norteamericanos no les interesa un Magrab desetabilizado. Igual que no les interessa un Marruecos desestabilizado, ni la expa

nsión del integrismo islámico, ni un Sahara en conflicto. En este contexto se ha de ubicar la actuación y la situación de Estados Unidos. De esta manera, su posición de apoyo a Marruecos cambia y se decanta hacia una posición de apoyo a la autodeterminación del pueblo saharaui.. De hecho, las presiones de Estados Unidos y de la UE (por parte alemana) influenciaron en la continuidad de las negociaciones Marruecos-Polisario.

 

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FRANCIA

Este país también tenía intereses (estratégicos y económicos) en la zona, que privilegiaban una anexión del Sahara a Marruecos. Francia utilizó sus influencias sobre diversos países para conseguir un apoyo importante de las tesis marroquís. De hecho, en los setenta y a principios de los ochenta eran los países menos desarrollados y menos influenciados por la diplimacia francesa los que daban apoyo al movimiento independentista sahraui, mientras que los países árabes conservadores (excepto Libia y Argelia) eran favorables a la posición de Marruecos.

La ayuda de Francia ha sido vital para el mantenimiento de las tesis marroquís de anexión del Sahara Occidenal tanto en el campo político como en el del apoyo militar.

De hecho, en el ámbito político Francia presionó a favor de Marruecos en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la cestión del Sahara. Desde el punto de vista militar, Francia ha sido un importante proveedor de armamento tanto para Marruecos como, aunque con menos importancia cuantitativa, para Mauritania. Y Francia intervino directamente contra el Frente Polisario a través del territorio senegalés, hecho denunciado por Argelia com por el Frente Polisario.

Las posturas de Francia respecto a la cuestión saharaui han variado. En 1979, Francia se situaba en una posición en la cual se afirmaba que el problema del Sahara era un problema de descolonización y era favorable al derecho de autodeterminación de los saharauis, postura contraria a la que se había mantenido anteriormente, según la cual Francia era contraria a la creación de un Estado que tuviera menos de 100.000 habitantes (formalmente se trataba de impedir la formación de micro-estados y la consiguiente balcanización de la zona).

El acercamiento de Francia a la postura saharaui conduno a la mejora de sus relacines con Argela, que económicamente se percibía por Francia com mejor cliente que Marruecos. Pero esto no significó que Francia retirase a Marruecos un apoyo que venía desde los tiempos de la Marcha Verde. Además, Francia también temía que el trono alauita se tambaleara.

En resumen, Francia optó por proteger sus intereses económicos a la vez que trataba de equilibrar sus relaciones tanto con Marruecos como con Argelia.

 

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Otros actores internacionales

Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Su actuación se caracteriza por la actitud pasiva que adopta. Ni tan sólo reconoce la ilegitimidad de las acciones marroquís respecto al territorio saharaui y durante los primeros años tratará de eludir su responsabilidad en un conflicto el origen del cual se encuentra en un problema de descolonización, que entra dentro de sus áreas de actuación.

La actitud de la ONU respecto al problema del Sahara ha sido más bien evasiva, no quería asumir una problemática que le pertocaba resolver como era la de la descolinización. Pero en 1979 la actitud de la ONU cambia con la resolución 34/37 a través de la cual see reafirmaba el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y, por tanto, la decisión sobre su independencia. A la vez reconocía que la lucha para conseguir estas finalidades era legítima y exigía la retirada de las fuerzas de ocupación marroquís del Sahara Occidental, y recomendaba la participación del Frente Polisario (reconocido como representante del pueblo saharaui) en la búsqueda de un solución al conflicto.

Además, la ONU estaba dispuesta a colaborar con la OUA (Organizacón por la Unidad Africana) en la organización juesta e imparcial del referéndum. El establecimiento de la MINURSO y la tarea de intermediación de la ONU han sido determinantes para reconducir el conflicto. En este último sentido, se destaca la tarea del ex-secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, que ha dado empujón necesario al proceso de referéndum.

OUA
Organización que desde 1976 insta a reconocer al Frente Polisario como representante legítimo del pueblo del Sahara español. La posición de la OUA se evidencia en la resolución adoptada en junio de 1976, pero no ratificada posteriormente por la Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno, por la cual se afirmaba, según Diego Aguirre, ‘el derecho inalienable del pueblo del Sahara Occidental a la autodeterminación y a la independencia nacional, dando su apoyo incondicional a la lucha del pueblo saharaui y exigiendo la retirada inmediata de las fuerzas extranjeras de ocupación y el respeto de la integridad territorial del Sahara’. El posicionamento de la OUA es anticolonialista en base al artículo 2 de la Carta sobre la lucha para liberar a África de toda forma de colonialismo.

Además, la OUA formuló el plan de paz (resolución Nairobi III) por el cual el referéndum se hacía extensivo a los refugiados saharauis registrados por el ACNUR y no sólo los registrados durante el censo de 1974, y por el cual se reconocía el derecho a la autodeterminación en condiciones de libertad e imparcialidad. El plan de la OUA de 1981 incluía la necesidad de un alto el fuego por parte de los actores que intervenían en el conflicto. Al negarse Marruecos a negociar directamenta con el Polisario, fracasaba el plan de paz de la OUA.

Con la resolución AHG/RES 104 de la OUA en 1983 se reconoce, por primera vez, la existencia de dos actores: Frente Polisario y Marruecos, en el conflicto del Sahara Occidental, y se orienta a las partes para establecer rondas negociadoras directas para conseguir un alto el fuego, y de esta manera crear condiciones mínimas para la realización de un referéndum bajo los auspicios de la ONU y de la OUA. La OUA admite oficialmente la RASD en 1984. Despuñes del abandono de la OUA por parte de Marruecos en 1984 en protesta por la entrada de la RASD en la citada organización, la OUA emprndió un camino a favor de la pacificación del Sahara y de la causa saharaui. Actualmente, la OUA es una organización observadora del Plan de Paz del Sahara.


Liga Árabe
La mayoría del países árabes que formaban parte eran conservadores y apoyaban el posicionamiento marroquí con la excepción de Argelia y Libia. Para los países árabes, excepto los antes mencionados, el apoyoo a Hassan II era necesario para que la monarquía alauita continuase. La pérdida del trono marroquí se percibia com perjudicial y era un ejemplo rechazable para los países árabes más conservadores, y en concreto para sus respectivas monarquías.

Actualmente la cuestión del Sahara no se trata en la Liga Árabe por el miedo a una división de la organización en posiciones promarroquís y prosaharauis.

Países no alineados
La mayoría de países africanos y socialistas apoyaban ya en 1976 el derechos de autodeterminación y de independencia del Sahara Occidental, mientras las presiones de Marruecos y de sus aliados (entre ellos Arabia Saudita que ayudaba política y económicamente a Marruecos con vistas a extraer beneficios económicos de la explotación de los diferentes recursos naturales de la zona del Sahara) consiguieron eliminar las proposiciones favorables a la independencia saharaui. A partir de 1976 y a causa de la cuestión del Sahara se apreciaron dos bloques diferenciados, uno liderados por Argelia y compuesto por la mayoría de Estados africanos y socialistas favorables a la autodeterminación, y otro liderado por Arabia Saudita y próximo a las posiciones marroquís.

La URSS y la órbita socialista
Los importantes acuerdos en materia pesquera y en materia de proveimiento de fosfatos entre Marruecos y la URSS hacían que ésta última tuviera una posición ambigua respecto a la situación del Sahara. Reconociendo por un lado, de facto, el área del Sahara Occidental como marroquí y, por otra parte, dando apoyo vía Libia y Argelia (con quien existía un mercado armamentístico) al Polisario. Poco a poco el apoyo de los países del Este se va haciendo más manifiesto a favor de la RASD.

El Parlamento Europeo
Si ninguno de los países europeos excepto Yugoslavia y Albania había reconocido a la RASD, el Parlamento Europeo ya en 1989 aprueba una resolución por la cual se considera que el problema del Sahara es un problema de descolonización y se evidencia el derecho a la autodeterminación y a la independencia del pueblo saharaui. Además, existe un posicionamiento a favor de las negociaciones directas entre el Polisario y Marruecos que se ha mantenido hasta la actualidad.

La UMA (Unión por el Magreb Árabe)
Se inscribe dentro del proyecto argelino de unión magrebí que ya se albergaba en los diferentes pueblos de la zona desde las guerras coloniales en Marruecos y Argelia. Este proyecto de unión fue propuesto por Argelia en 1983.

Se pueden encontrar antecedentes de la UMA en el tratado de Fraternidad y Concordia firmado entre Argelia y Túnez y que constituía un pacto de seguridad regional (dentro de la región del Magreb árabe) que buscaba salvaguardar la integridad (territorial, militar, etc) y la independencia de los firmantes (que potencialmente era los países del Magreb árabe inlcuido Marruecos).

Pero la debilidad de la UMA queda bien patente, ya en su seno no se debaten temas ‘peligrosos’ entre los cuales está la cuestión del Sahara Occidental.

 

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