Dinámica Internacional

 

 

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EL PAPEL DE LOS LÍDERES Y DE SUS ESTADOS EN EL ACTUAL CONFLICTO EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

El año 1996, Laurent-Desiré Kabila no hubiera podido llegar nunca a Kinshasa sin la ayuda de Uganda, Rwanda y Burundi. Solo dos años después, los antiguos aliados se enfrentaron con el. Era Kabila un heroe o un monstruo? En 1996, Kabila se levantó contra Mobutu Sese Seko, que condujo el Zaire con mano de hierro durante más de treinta años, y se enfrentó así con uno de los peores exponentes de las dictaduras africanas (juntamente con la de Nigeria). Su rebelión llegó al poder con la promesa de estabilizar y democratizar la nueva República Democrática del Congo. Com se puede constatar, dos guerras después, ni la RD Congo es estable, ni camina hacia la democracia. Pero porqué sus antiguos aliados lucharon después para hacerle caer? En 1998, Rwanda admitió su participación activa al lado de los rebeldes congoleses. De hecho el ejército Rwandés se ha beneficiado ilegalmente durante estos años de la explotación de los recursos naturales presentes en los territorios de la RD Congo que controlaban los rebeldes apoyados por ellos, especialmente con la venta i exportación del Coltán, mineral del que Rwanda carace totalmente. Si bien en la actualidad, con Rwanda en relativa paz y Burundi y la RD Congo abriendo procesos de diálogo entre el gobierno y los rebeldes, el panorama es diferente, quizá sigue siendo clarificador hacer una aproximación a los personajes protagonistas de la tragedia que vive la región de los Grandes Lagos desde hace más de diez años.

Yoweri Museveni, presidente de la República de Uganda nunca ha escondido su ambición de crear una Federación de Estados del Este y Centro de África. Uganda es un país cerrado geográficamente y tiene muchos menos recursos que el resto de sus vecinos, sobre todo comparado con la RD Congo, que es, con diferencia, el más rico. Además, Museveni proviene de familia tutsi, lo que le convierte en hermano de armas de las minorías que gobiernan Rwanda y Burundi. Yoweri Museveni es la figura central de los dos conflictos que han asolado primero al Zaire y ahora la RD Congo en la última década. Ya Mobutu le acusó de tener sueños expansionistas y tendencias hegemónicas, y parece que no iba demasiado errado. Kampala reconoció ya en 1998 que su Jefe del Estado Mayor del Ejército coordinaba la ofensiva de los rebeldes congoleses y de sus aliados rwandesws y burundeses (Africa News, 21 de novembre de 1998). Por otro lado, Robert Mugave (Zimbabwe), José Eduardo dos Santos (Angola) y Sam Nujoma (Namibia) han estado enviando tropas para ayudar a salvar el régimes de Kabila (tanto al padre Laurent-Dessiré, asesinado en enero de 2001, como a su hijo Joseph).

Todos los países que han intervenido y intervienen, de una manera o de otra en el conflicto de la RD Congo tienen también conflictos internos importantes. El caso de Yoweri Museveni, el presidente ugandés, es uno de los mejlores ejemplos. Uganda tiene una sagrienta rebelión en el norte que actua desdel Sudan, y también da cobertura al Sudan People's Liberation Army (rebeldes cristianos y animistas del sur) contra el régimen de Sudán. Debemos tener en cuenta que Sudán es junto con la RD Congo uno de los países más grandes de África. La justificación de Uganda es que Sudán tiene armas químicas que puede utilizar en qualquier momento. Por ahora, Uganda es un país muy apreciado por los Estados Unidos y por occidente en general, y tieneun papel central en la región de los Grandes Lagos. La cuestión es: cuántas guerras simultaneas puede mantener Uganda?. Esta política bélica puede llevar a Museveni a problemas internos difíciles de reconducir. También sus aliados Rwanda y Burundi empezaban a tener, antes de su retirada de la RD Congo, problemas para controlar a la mayoría hutu existente en sus países. Los costos económicos de una guerra son muy altos, pero los de dos, tres o más conflictos al mismo tiempo son insoportables.

Es por ellos que el presidente de Zimbabwe, Mugave, tiene un importante descontento social en su país. Después de más de veinte años de independencia, el nivel de vida de la población de Zimbabwe no ha experimentado la mejora que se esperaba. Las huelgas generales se suceden en Zimbabwe, y Mugave, ha utilizado los enfrentamientos raciales entre los terratenientes blancos y el resto del país para tapar la grave situación del país. Y es que Mugave se ha preocupado más de la política exterior que de los asuntos internos. A pesar de tener graves problemas sociales ha enviado más de 6.000 soldados a la RD Congo, para defender no sólo a Kabila, sinó también los contratos que tiene firmados con el y la su familia.

También José dos Santos (Angola) y Sam Nujoma (Namibia) tienen serios problemas. Angola no ha estado en paz ni un sólo día desde su independencia el 11 de noviembre de 1976, hasta febrero de 2002. Han sido 27 años de guerra civil y de estado de guerra, y de momento el país vive una paz inestable con una sitaución social y humanitaria crítica. Durante muchos años Sudáfrica vendió armamento a Angola para intentar superar el sentimiento de culpa de Nelson Mandela, por el apoyo que dió el régimen del apartheid a los rebeldes de UNITA. Esto ha hecho a Sudáfrica parte indirecta en el conflicto, como lo son todos aquellos paises que venden armas a las partes, conscientes del sufrimiento que éstas generan en la població civil (que nunca firma contratos mineros ni económicos). Los problemas internos de Nujoma no son tan importantes como los que tiene Angola. Nujoma es presidente de Namibia desde la su independencia el 6 de febrero de 1990, es decir, dos legislaturas. Ahora intenta reformar la Constitución para acceder a un tercer mandato.

La situación en la región de los Grandes Lagos aún esté lejos de la paz, y el riesgo de desestabilización es aún muy alto. El período de relativa calma abierto en Rwanda, y las esperanzas en los procesos de diálogo en la RD Congo y en Burundi, abren la puerta a la esperanza. A pesar de ello el pastel de la RD Congo es muy grande e importante, y tendremos que esperar que algunos países y empresas occidentales no interrumpan los procesos de paz si ven amenazados sus intereses en la región.

 

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