Proceso de Paz

 

 
 
 
 

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ACUERDO DE LUSAKA, 10 DE JULIO DE 1999

 

 

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ACUERDO DE LUSAKA, 10 DE JULIO DE 1999

Introducción
El día 10 de julio de 1999, los seis países implicados en el conflicto de la República Democrática del Congo firmaron un acuerdo de alto al fuego. Este acuerdo llegó después de un año de infructuosos intentos por parte de la Southern African Development Community (SADC), de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y de Sudáfrica. Este conflicto enfrenta, desde agosto de 1998, al gobierno de la RD Congo y a sus aliados (Zimbabwe, Angola y Namibia) con los rebeldes congoleños (Movimiento para la liberación del Congo, MLC, y la Unión Democrática Congoleña,RCD) con el apoyo de Ruanda, Uganda y Burundi.

La firma del acuerdo por parte de todos los actores implicados en el territorio de la RD Congo se completó el 31 de agosto, cuando los dos principales grupos opositores armados dentro del país, aceptaron las condiciones del texto. Estos dos grupos son: el Movimiento para la liberación del Congo (MLC) y la Unión Democrática Congoleña (RCD). Pero no todos los implicados en este conflicto estaban representados en Lusaka. Grupos armados como los maimais, los bañamulengues y los antiguos soldados de Mobutu no estaban presentes en Lusaka ni han firmado el acuerdo, seguramente porque este supone su desarme y desmovilización. 

Este es el segundo conflicto que tiene lugar en la RD Congo (antiguo Zaire) desde 1996, cuando Laurent-Desiré Kabila encabezó un alzamiento militar que puso fin al poder del dictador Mobutu Sese Seko. Para obtener más información respecto al primer y al segundo conflicto en la RD Congo ver «Aproximación Histórica al Conflicto de la RD Congo» i «Hacia una nueva guerra de liberación».

Disposiciones principales del acuerdo de Lusaka
  1. Cese inmediato de las hostilidades.
  2. Establecimiento de una misión militar conjunta, compuesta por las partes beligerantes, para investigar las violaciones del alto al fuego, para establecer los mecanismos de desarme de las milicias identificadas, y para la supervisión de la retirada de las fuerzas extranjeras y el establecimiento de un calendario. Todos los firmantes del acuerdo se comprometieron a controlar y desarmar a todos los grupos armados que luchen a su lado o bien que actúen en el territorio bajo su control.
  3. Despliegue de una fuerza de las Naciones Unidas, encargada de recoger las armas, dar asistencia humanitaria y protección a las personas desplazadas y a los refugiados. Esta fuerza se calcula que para ser efectiva ha de disponer al menos de 100.000 hombres. Es necesario tener en cuenta la amplitud del territorio y la multitud de fronteras que tiene la RD Congo.
  4. Inicio del Diálogo Nacional Congoleño (Congolase National Dialogue), del cual deberá salir un nuevo marco político para la RD Congo. En este diálogo participarán los principales actores internos de la RD Congo, es decir, el Gobierno de Kinshasa, el MLC y la RCD.
  5. Las partes se comprometen a la liberación de todas las personas detenidas o tomadas como rehenes, y a trasladarlas a cualquier lugar de la RD Congo o fuera del país, donde su seguridad pueda ser garantizada.
  6. Las partes se comprometen a dejar libre acceso a los prisioneros de guerra al Comité Internacional de la Cruz Roja, y también a la supervisión de los liberados e intercambios de prisioneros.

  7.  

     

Calendario del plan de paz. UN, Integrated Regional Information Network (IRIN)
Nairobi (Kenya), 2 de septiembre de 1999. Los 50 miembros fundadores de la RCD firman el acuerdo de alto al fuego de Lusaka. Una vez completadas todas las firmas el calendario de aplicación es el siguiente: Para actualizar las últimas noticias alrededor de la región y del desarrollo del acuerdo de Lusaka consulte: UN, Integrated Regional Information Network (IRIN) (http://www.reliefweb.int/IRIN/archive/drc.htm).

LOS PRINCIPALES ACTORES FRENTE AL ACUERDO DE LUSAKA

Cada una de las partes llegó a Lusaka con la intención de incluir en la negociación sus problemas domésticos, especialmente, la identificación y el desarme de los grupos armados que luchan contra sus gobiernos. Por ejemplo: los interahamwes y los miembros de las antiguas Fuerzas Armadas de Ruanda (FAR) por Ruanda; la Alliance of Democratic Fuerzas (ADF), Lord's Rseistance Army (LRA), West Nile Bank Front, UNRFII y NALU por Uganda; y UNITA para Angola.

Repercusiones para Kabila y la RD Congo
Para Kabila (padre), el acuerdo era una cosa muy positiva. De hecho, el acuerdo de Lusaka reconocía la integridad territorial de la RD Congo (seriamente amenazada por la guerra), y a él mismo un jefe de Estado (o a su hijo, Joseph Kabila). Eso le garantizaba la permanencia en el poder. De hecho, en aquellos momentos (julio de 1999) no era descartable una victoria militar de los rebeldes, que sólo estaban a 500 km. de Kinshasa. Pero también había elementos negativos para Kabila, derivados de su incapacidad y dependencia militar. Si los acuerdos se llevan a cabo, el gobierno de Laurent-Desiré Kabila (o Joseph en la actualidad) se vería obligado a ceder poder y aceptar una remodelación del Estado y de las reglas del juego, que actualmente están hechas a su medida. Estas nuevas reglas del juego deberán incluir la creación de un nuevo ejército y la convocatoria de unas elecciones democráticas. Kabila sabía que los rebeldes estaban divididos (sobretodo la RCD), y eso le colocaba en una buena posición a la hora de establecer negociaciones. Además, Kabila sabía también que muchos países han condicionado la ayuda a la RD Congo a una solución dialogada de la guerra. Este acuerdo serviría a Kabila para demostrar a estos países y a los inversores extranjeros (sobretodo con intereses mineros) su voluntad de parar la guerra, estabilizar el país y sobretodo volver a controlar todo el territorio desde Kinshasa.

Las divisiones en el seno de la Unión Democrática Congoleña (RCD) se hicieron cada vez más profundas. La RCD-Goma (que no firmó el acuerdo de Lusaka) con el apoyo de Ruanda y la RCD-Kinsangani con el apoyo de Uganda, se convirtieron en dos facciones diferenciadas que estaban provocando problemas incluso entre Ruanda y Uganda. Pero el acuerdo de alto al fuego de Lusaka ha dado a los rebeldes - tanto a la RCD como al MLC- exactamente lo que querían: eco internacional y unos mecanismos válidos (aceptados por el gobierno de la RD Congo) para dirigir sus demandas. A pesar del mensaje democrático anti-Kabila que se desprende de los líderes de la RCD, «todos los testimonios están de acuerdo en afirmar que la impopularidad de los rebeldes es total en las regiones que controlan desde hace un año. No sólo los habitantes del este consideran a la RCD como una fuerza de ocupación y sus dirigentes como unos oportunistas, sino que constatan que, a pesar de rechazar la falta de democracia de Kabila y su incapacidad para gobernar, los rebeldes lo hacen peor: los partidos políticos no están autorizados a funcionar en las regiones ocupadas, los defensores de los derechos humanos son perseguidos y silenciados, los funcionarios de las regiones conquistadas no cobran sus salarios mientras que los bienes de las empresas públicas son confiscados por la rebelión para cubrir los costos de funcionamiento» («La República Democrática del Congo despedazada por sus vecinos». Colette Braekman. Le Monde Diplomatique, octubre de 1999). De todas maneras, durante el Diálogo Nacional Congoleño (Congolase National Dialogue) previsto por Lusaka, los rebeldes y el Gobierno de Kabila estarán en la misma mesa y con el mismo estatuto.

Uganda y Ruanda
Por un lado, ambos países han conseguido trasladar sus problemas domésticos al ámbito regional e internacional. Para el Gobierno de Ruanda, este acuerdo reconoce por primera vez las actividades de los interahamwes y de los miembros de las antiguas Fuerzas Armadas de Ruanda (FAR), y la posibilidad de una respuesta regional a su problema. La implementación de Lusaka comportará la desmovilización de los interahamwes y los miembros de las antiguas Fuerzas Armadas de Ruanda (FAR). Ruanda da apoyo en esta guerra a la facción de la RCD establecida en Goma. Uganda, por su lado, conseguirá lo mismo con la Alliance of Democratic Fuerzas (ADF), uno de los cuatro grupos armados que luchan en estos momentos contra el Gobierno de Museveni. A Museveni esta guerra le ha salido cara, y comienzan a proliferar las críticas internas. Es por este motivo que Uganda ha decidido dar apoyo abierto al Movimiento para la liberación del Congo (MLC) y la facción de la RCD (Agrupación Congoleña por la Democracia) de Kisangani (liderada por Ernest Wamba die Wamba), y transmitir el mensaje que la rebelión contra Kabila ha de ser llevada por los mismos congoleños.

La actitud de estos dos países (especialmente Ruanda) a la hora de facilitar la implementación de Lusaka será clave, y además demostrará si la seguridad nacional es el único motivo que los ha llevado a tener presencia militar en la RD Congo, o bien si hay otros intereses, lo que en lenguaje diplomático se llama agendas paralelas. Recordemos que el acuerdo reconoce la integridad territorial de la RD Congo. Las acciones militares de ambos países, pero especialmente de Ruanda, no esconden las intenciones de Kigali de controlar parte del pastel de recursos naturales que ofrece el este de la RD Congo. Sus operaciones militares han sobrepasado ampliamente la persecución de los refugiados hutus (acusados de genocidio). Una vez fracasado el intento de derrocar a Kabila (agosto de 1998), el Ejército ruandés, muy lejos de sus bases del Kivu (donde hay interahamwes), y retomando la ofensiva desde el este de la RD Congo, se dirigieron hacia Mbuji Mayi, la capital de Kasai Oriental, donde la explotación de diamantes proporciona importantes ingresos a Kabila. Durante muchos meses intentaron conquistar la ciudad, pero finalmente la participación de las tropas de Zimbabwe y Angola lo evitaron. «El este del Congo es tratado por Uganda, y aún más por Ruanda, como su patio trasero, del cual tratan de explotar todos los recursos mineros. Es por eso que se han abierto oficinas de oro y diamantes en Kigali y el café del Kivu se exporta a través de Ruanda y Uganda» («La República Democrática del Congo despedazada por sus vecinos». Colette Braekman. Le Monde Diplomatique, octubre de 1999).

El subsuelo del Kivu (este de la RD Congo), además de oro y diamantes, contiene minerales extraños utilizados por industrias punteras en tecnología (normalmente ubicadas en los países del norte), como la electrónica, la aeronáutica y la medicina nuclear. Minerales como el niobio (el 15 % de las reservas mundiales están en África y el 80 % de éstas en la RD Congo), la tantalita (el 80 % de las reservas mundiales están en África y el 80 % de éstas en la RD Congo). Son minerales con una resistencia excepcional al frío y al calor, que pueden ser utilizados en aliaciones muy dúctiles y resistentes. La RD Congo es rica también en petróleo, uranio y en metales no ferrosos como el cobalto, manganeso y cobre (Le Monde Diplomatic, octubre de 1999). Es por esta razón que la actuación de muchos de los países de la región en este conflicto va mucho más allá de las intenciones manifiestas de seguridad nacional.

Zimbabwe
Para Zimbabwe, la implementación de Lusaka sería un éxito en todos los niveles. A Zimbabwe le interesa poner fin a esta guerra cuanto antes mejor. La victoria militar sobre los rebeldes no podrá ser rápida y la oposición interna a la participación en esta guerra ha ido creciendo poco a poco dentro del país. Se calcula que esta guerra le ha costado unos 3 millones de dólares americanos. Pero además, los términos de Lusaka le permiten mantener su presencia militar como una fuerza pacificadora, especialmente en la zona de Mbuji Mayi, rica en diamantes, y que hasta ahora defendía contra los rebeldes. El acuerdo de Lusaka tampoco pone en peligro las concesiones mineras que tiene con el gobierno de Kinshasa (especialmente los que han firmado el presidente Mugave y la familia de Kabila).

Por otro lado, Zimbabwe debería de desarmar y desmovilizar a las milicias hutus que actúan en el territorio bajo su control. Zimbabwe ha sido acusado en numerosas ocasiones por Ruanda de rearmar e instruir a estas milicias. Esta será la ocasión para que el presidente Mugave se distancie de estas acusaciones.

Angola
Angola entró en esta guerra por motivos de seguridad domésticos. Para el gobierno de Luanda, la presencia de sus tropas en el territorio de la RD Congo le permitía luchar contra UNITA, que controla el lado angoleño de la frontera con la RD Congo. Pero éste no era el único motivo. Lo que verdaderamente preocupa al Gobierno de Luanda es que una hipotética victoria de los rebeldes congoleños instale en Kinshasa un gobierno amigo de UNITA. Eso haría que la guerrilla angoleña se moviese aún con más facilidad por el territorio de la RD Congo y la frontera con Angola. De hecho, el año pasado las tropas de Angola y de Zimbabwe fueron las que frenaron la avanzada de los rebeldes congoleños hacia Kinshasa.

Pero en el momento de firmar Lusaka, la primera prioridad de Luanda era parar este conflicto. El alto al fuego en la RD Congo permitirá al gobierno de Luanda concentrarse únicamente en UNITA dentro del país. Hemos de tener en cuenta que en aquellos momentos UNITA controlaba dos tercios del territorio de Angola y sólo estaba a 60 km de la capital. Luanda necesita sus tropas en el país, ya que existe la posibilidad de que la guerrilla pueda intentar tomar la capital, el poder y el control sobre el petróleo. Además, la inclusión de UNITA en el acuerdo de Lusaka da la posibilidad al gobierno de Luanda de conseguir apoyo diplomático en la lucha contra la guerrilla, y también la posibilidad de cortar las rutas de suministro a través de la RD Congo.

Namibia
La implicación de Namibia en el conflicto ha sido más testimonial que otra cosa. El costo de la guerra no ha sido muy alto, porque los efectivos que ha desplazado al país no han sido muy importantes. Uno de los motivos que puede haber llevado a Namibia a participar en el conflicto es la amistad que une el presidente Sam Nujoma con Kabila y el presidente zimbabwés Robert Mugave. Todos ellos fueron compañeros de exilio a lo largo de los años 60 en Dar se Salaam (Tanzania).

A Sam Nujoma también le interesa la paz y el final del conflicto. No es un problema de presupuesto ni de oposición interna a la guerra. El problema es la crisis secesionista que ha estallado en Kaprivi, en la frontera con Bostwana. En estos momentos, Namibia necesita sus tropas en casa para hacer frente a esta crisis.
 
 

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