el Islamismo 

Una aproximación al islamismo político a través de las páginas de l'Observatori Solidaritat UB.

Aproximación histórica al islamismo

Argelia: el islamismo desde la base

Israel y Palestina: religión y nacionalismo

Sahara: islamismo y socialismo

Principales organizaciones del islamismo político

Grupos armados

Mujer e Islam

Otros temas relacionados


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Aproximación histórica al islamismo

Durante el siglo XX, el Próximo Oriente ha vivido siete conflictos bélicos de relevancia (cuatro guerras araboisraelianas, la guerra entre Irak y Irán, y las dos Guerras del Golfo), dos guerras civiles (Líbano y Afganistán), y la revolución islámica de Khomeini en Irán, con importantes repercusiones para todo el mundo musulmán. Todos estos conflictos han sido muy importantes y relevantes por sus implicaciones internacionales mucho más allá de la región

Por este territorio han pasado diferentes pueblos y civilizaciones, que han creado una realidad multiètnica y multiconfessional. No en vano, ha llegado a tener un fuerte valor simbólico (sobre todo la ciudad de Jerusalén, puesto que ha sido la cuna de las tres grandes religiones monoteistas que hay en el mundo: Palestina es la tierra santa de los cristianos, la tierra bíblica de los judíos, y en ella encontramos diferentes lugares sagrados para los musulmanes.

Son muchos los factores que han hecho de esta zona una de las más conflictivas del mundo, pero muchos autores coinciden a remarcar que el factor desencadenante de la conflictividad fue el reparto de las posesiones otomanas tras la Primera Guerra Mundial, momento en qué se predeterminó el trazado de las fronteras y el posterior nacimiento del Estado de Israel. Los mandatos europeos, la descolonització, las independencias (fundamentalmente al periodo de entreguerras: Arabia Saudí, Irak y Egipto), el nacimiento del Estado de Israel, el sistema bipolar de la guerra fría, los enfrentamientos entre arabistas (concepción no confesional de la política) e islamistas (tanto radical como moderado), y la tendencia hegemonista de algunos países de la región, conforman un entramado de factores interconectados muy complicados de entender y todavía más de resolver.


La Proclamación de Balfour (1947)

"(...) los hebreos y los árabes no quieren o no pueden vivir juntos. (...) si estos dos pobladores de Palestina -ambos con profundas raíces históricas en esta región- no pueden convivir en el marco de un Estado único, no queda más remedio que formar dos estados: uno árabe y otro hebreo".

Los países árabes se apresuraron a manifestar que nunca aceptarían la partición del territorio, ni la existencia de un Estado judío, visto como una fuerza colonial y exógena al territorio.


La Guerra de los Seis Días (1967)

Las consecuencias de la derrota para el mundo árabe fueron muy importantes. Esta derrota significó el principio del final de Nasser y su ideal panarabista (concepción no religiosa de la política, y la voluntad de la unificación del mundo árabe), es decir, el fracaso de un intento de modernización del islam y del socialismo árabe.

El declive del panarabismo fortaleció las tesis del panislamismo (concepción religiosa de la política) moderado y prooccidental, sostenido por regímenes como el de Arabia Saudí. A la vez, y fruto de esta derrota, empezó a surgir un discurso islamista mucho más radical y violento, que hacía una lectura religiosa de la derrota: los judíos habían ganado la guerra porque habían sido fieles a su religión, a diferencia de la comunidad arabomusulmana que había abandonado la suya y se había vendido a los modelos extranjeros (en clara referencia al panarabismo de Nasser).



Expansión islamista en el Magreb

La expansión del islam político en el Magreb es muy reciente. En efecto, las corrientes del islam político se nutren de los marginados de la modernidad que habitan los barrios de barracas miserables (bidonvilles) que rodean las grandes ciudades magrebies. (...)

Bidonvilles

La historia reciente del islamismo en el Magreb nos lleva a los momentos posteriores a las independencias, cuando la arabización de la enseñanza favoreció la llegada de miles de profesores de árabe procedentes de Egipto y del Próximo Oriente, que desperdigaron el nuevo discurso islamista de los Hermanos Musulmanes (Sayyid Qotb), reavivado con la subida al poder de Nàsser, el "nuevo faraón". Estas semillas empezaron a germinar en la década de los setenta, cuando los islamistas, a menudo con la discreta connivencia de los gobiernos, expulsaron de los campus universitarios los estudiantes y los movimientos de izquierdas. Utilizaron la violencia física y, sobre todo, una amplia red solidaria que, a cambio del "compromiso religioso", proporcionaba los medios que el estudiante medio (sin recursos) no encontraba en las infraestructuras universitarias existentes: vivienda, comida, vestido, clases de refuerzo, etc.

(...) "el movimiento islamista [...] consigue capitalizar en su favor todas las frustaciones, los agravios y los resentimientos de la población hacia el poder, y consigue movilizar las masas al rededor de una ideología simplista: "el islam es la solución a todos los problemas". A partir de ese momento, todas las vías para lograr el poder quedan abiertas para los islamistas, incluida la vía democrática de las elecciones".

Dos acontecimientos exteriores al Magreb incidieron también poderosamente en la expansión islamista: la Guerra del Yom Kippur (1973) y el triunfo de Khomeyni en Irán (1979).

Guerra del Yom Kippur (1973)

Constituyó la segunda derrota árabe en menos de una década y muchos musulmanes interpretaron la victoria de Israel como el premio a una comunidad que se mantenía fiel a su religión, mientras la Umma había abandonado la tradición propia por adoptar modelos extranjeros. La derrota suponía también el fracaso del arabismo y la constatación que Occidente antes prefería apoyar a Israel que a los árabes.

El triunfo de Khomeini en Irán (1979)

La victoria de Khomeyni, en cambio, probaba que se podía responder al laicismo y al materialismo con la espiritualidad, que al Estado se le podía oponer el Umma y que la xaria era preferible a la democracia. Estos valores, en teoría, no diferían de los que sustentaba la Arabia Saudí de puertas adentro, pero en la realidad tres cuestiones importantes separaban la vía iraní del islamismo conservador del Riad: el carácter inicialmente popular, participativo, revolucionario y de masas del proceso iraní, su clara adscripción antiimperialista y antioccidental y, posteriormente, la decidida voluntad de exportar la revolución islámica al resto de países musulmanes que seguían bajo el doble yugo del imperialismo (incluidos los regímenes árabes socialistas) y el conservadorismo pro-occidental wahabita.

Sin embargo, el contexto no era el más idóneo para qué se produjera un triunfo de la vía iraní (islamización desde arriba en la terminología de Gilles Kepell) en otros países árabes o musulmanes.

La coincidencia de intereses condujo a la guerra: Sadam Hussein, que quería ser el nuevo hombre fuerte del Golfo, puso los soldados y se encargó del trabajo sucio (incluida la guerra química); los países árabes exportadores de petróleo suministraron el capital; y Occidente y la URSS, la tecnología militar.

La Guerra Irán-Iraq (1980-1988)

Un momento crítico para Oriente Medio.

La guerra Irán-Iraq (1980-1988)

A pesar del desastre humanitario y económico que comportó el enfrentamiento armado, esta guerra sirvió a Sadam Hussain para cumplir muchos de sus objetivos. En primer lugar acentuó la hegemonía de su partido en Iraq, el Baas, y sobre todo la de su figura, ahora nominado el Rais (presidente) combatiente. En segundo lugar, hizo efectiva la aproximación de Iraq a Occidente y a las monarquías del Golfo, puesto que a pesar de el desastre que había supuesto la guerra para su país había frenado la expansión de la revolución islámica de Khomeyni.

En conclusión, a lo largo de estos años el islam radical se desgastó en una dura lucha armada que a penas trascendió a los medios de comunicación, ni aportó masivas afiliaciones al movimiento. Al contrario de lo que sucedió con los corrientes islamistas que predicaban una reislamización de la sociedad (islamización desde la base) y que, hasta la primera Guerra del Golfo (1990-91), contaron con el apoyo saudí.

1ª Guerra del Golfo (1990-1991)

El movimiento del régimen iraquí era muy arriesgado, y quizás no tuvo en cuenta el contexto internacional del momento. En primer lugar, no tuvo en cuenta la política de distensión que llevaban a cabo Bush (padre) y Gorbatxov. Esta circunstancia favoreció la rápida implicación de los EE.UU. en la crisis para defender sus aliados (las monarquías del Golfo), y especialmente Kuwait, con importantes inversiones en todos los países de la OCDE (sobre todo en los EE.UU.). En segundo lugar, la crisis entusiasmó a la industria del armamento, que veía como los países del Golfo (países con mucha liquidez) se disponían a actualizar y rearmar sus ejércitos, así como financiar una posible intervención. Y, en tercero lugar, no Sadam Hussain no contempló la posibilidad de que los EE.UU. y la OTAN utilizaran esta crisis para demostrar al mundo quién mandaba y qué le pasaba a aquellos que no aceptaban su «Nuevo Orden Mundial». Todo este conjunto de factores, y seguramente algunos más que se escapan a la luz pública (Pepa Badell, Las tramas secretas de la Guerra del Golfo, 1991), condujeron a Iraq a quedarse totalmente solo. Incluso la mayoría de países árabes condenaron la acción de Iraq.

La caída del muro de Berlin y la Guerra del Golfo


Conforme avanzaba la década de los ochenta, la crisis económica y la situación de deterioro político y social, impulsaron el salto del islamismo a la acción política. En el Magreb, el discurso islamista había calado en amplios sectores de la población, como van pusieron de relieve las revueltas del "cuscús" o del "pan": Marroc (1981, 1984 y 1990), Túnez (1983) y Argelia (1986, 1988 y 1991).

Desde entonces, el poder ha utilizado todo un abanico de medidas por impedir el ascenso del islamismo político: en Marruecos, Hassan II (y ahora su hijo Mohamed VI) combinó el populismo religioso (construcción de la Gran Mezquita de Casablanca), la tolerancia con la represión (arresto domiciliario de Abdessalam Yassín) y el férreo control de las mezquitas; en Túnez, Ben Alí ha optado por la violenta persecución del grupo de Rachid Gannuchi; en Libia, Gadafi se ha distinguido por tildar de reaccionario al islam político, y lo ha sometido a una intensa represión; en Argelia, el ejército respondió en 1991 con un golpe de estado y una guerra civil encubierta, al ascenso al poder de los islamistas del Frente Islámico de Salvación (FIS).


Derechos humanos en la cuenca meridional del Mediterráneo

Las sociedades musulmanas se resisten a aceptar el modelo de derechos y libertades de Occidente, ahora bien, es cierto que en el mundo musulmán hay textos relativos al respeto a los derechos humanos, en los que se hace una enumeración de derechos y libertades que deben que ser garantizados a toda persona, pero manifiestan su especificidad cultura,l en el hecho que estos tienen que ser interpretados de acuerdo con la ley islámica.

En cuanto al resto de paises, la evolución positiva ha sido bloqueada por algunos gobiernos, justificándose en la lucha contra el terrorismo integrista, y en el peligro de desestabilización de Oriento Medio. También son causantes de la vulneración del derechos humanos, además de los gobiernos, aquellos grupos que utilizan la violencia de forma continúa para conseguir sus objetivos.


El 11 de Septiembre y Afganistán: elementos para la reflexión

Es evidente el desconocimiento que de las sociedades árabes y sus particularidades existe en Occidente. El planteamiento religioso (el Islam contra el mundo) ha impregnado muchos de los discursos existentes. Pero no deben obviarse las realidades que están exteriorizándose y que muestran, a pocos kilómetros de nuestras casas, un panorama político, económico y social desolador. Una realidad que muestra también nuestras diferencias, la modernidad pensada en términos árabes, en términos islámicos, en términos occidentales, ...

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Argelia: el islamismo des de la base

En el caso de Argelia, la historia reciente del islamismo tiene mucho que ver con la utilización de un islam oficial como fuente de legitimación política de una revolución, mientras se procedía a la desestructuración de la religión tradicional que cohesionaba la sociedad.

A finales de los ochenta existían en Argelia dos poderes paralelos y superpuestos: el oficial y el del FIS (Frente Islámico de Salvación). La situación, lógicamente, no podía durar indefinidamente y estalló en 1988, en forma de huelga general, manifestaciones, acciones de pillaje contra establecimientos públicos y enfrentamientos con la policía. La islamización des de la base, que ya había dado algún aviso en 1984 durante el entierro del jeque Soltani. Poco después llegaba la legalización del FIS y su victoria en las elecciones municipales de 1990.

Aparición y aumento del islamismo

Aproximación económica

El efecto distorsionador de la renta derivada del petróleo y el dominio del principal agente económico -el Estado-, por una élite militar y tecnocrática, cristalizó en una trama extendida de corrupción y en el hecho de que, los principales circuitos de distribución de la renta y la riqueza, en lugar de obedecer a los flujos económicos o al modelo de distribución aparente, tuvieron como eje el clientelismo y el nepotismo. La represión de las revueltas y la profundización de la crisis económica de la población argelina hicieron posible la capitalización del descontento hacia la única fuerza política que se configuraba como una alternativa real al régimen existente: los partidos islamistas.


El golpe militar de 1992.


Tras la victoria electoral del Frente Islámico de Salvación (FIS) en las elecciones municipales de 1990 y en la primera vuelta de las elecciones legislativas de 1991, los militares argelinos llevaron a cabo un golpe de estado. Bendjedid fue forzado a dimitir y los militares argelinos justificaron la toma del poder por la fuerza argumentando que «era un proceso de corrección democrática ante el peligro al que se enfrentaba la patria si los islamistas accedían al poder».

El ejército argelino

El Ejército Nacional Popular, el Ejército argelino, es el verdadero poder en Argelia, por encima del poder formal que representa el presidente de la República. Es el Ejército quién toma las decisiones políticas importantes, quién traza las líneas a seguir, quién nombra y hace dimitir los ministros, walis (gobernadores), etc. el Ejército es la institución que da su apoyo a los candidatos presidenciales y que permite que un presidente permanezca en su sitio.
El autor Mariano Aguirre identifica dos sectores dentro el Ejército. De una parte, aquellos militares que aceptan integrar al FIS en el sistema y, por otra, aquellos militares, que pretenden acabar con el islamismo mediante la «instauración de un Estado autoritario».

El papel de la UE

Hay por lo menos dos razones por las cuales lo que sucede en Argelia tiene una extraordinaria trascendencia para Europa: la dependencia energética europea respeto del gas natural argelino (especialmente paises como España), y el espectro de la emigración masiva a Europa y el contagio del "peligro islámico".

Ese peligro no es otro que el posible contagio del radicalismo islámico a Europa, propagado a través de la población argelina emigrada a Europa. Otro temor europeo es que el fenómeno del islamismo político radical se traslade a países vecinos como Marruecos o Túnez, igualmente próximos a Europa y con estructuras demográficas, sociales y económicas similares a las de Argelia. El silencio político de las democracias europeas ante el golpe de estado argelino es sólo una muestra de esa realidad.

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Israel-Palestina: religión y nacionalismo

La religión, y en concreto el islamismo, es considerado como un factor explicativo del panorama político actual de Gaza y Cisjordania. Pero también el factor religioso es explicativo de la situación política actual de Israel. Y más que la religión en sí misma (ya sea el judaismo o el islamismo), aquello que caracteriza la religión en esta zona del planeta es el relanzamiento integrista que experimenta y que se materializa tanto en el fundamentalismo judío como en el fundamentalismo islámico.

Según Ignacio Ramonet, "el fundamentalismo musulmán es una aspiración a resolver mediante la religión todos los problemas sociales, morales, económicos, políticos, que se plantean en una sociedad...".

Tanto Ramonet como Ferran Izquierdo coinciden a la hora de señalar los Hermanos Musulmanes como el ejemplo de fundamentalismo islámico.

En el caso concreto de Palestina, los Hermanos Musulmanes existen desde 1935 . (...) Según Ramonet, son los Hermanos Musulmanes los que crean Hamas en diciembre de 1987.

Aun cuando el trabajo asistencial (desde la base) de Hamas ha contribuido en gran medida a su implantación social y política en Gaza y Cisjordania, también hay que mencionar que Hamas se benefició para su implantación de una situación política existente favorable. Tanto desde Israel como Jordania se vió su aparición con buenos ojos, e incluso se favoreció, o cuando menos, no se impidió, el giro de la población palestina hacia las mezquitas, hacia la religión, puesto que pensaban que esto los alejaba de la lucha nacionalista y quitaba poder al OLP, considerada el auténtico enemigo a batir. Con el tiempo, y la aceptación de la OLP como interlocutora con Israel, el fundamentalismo islámico, y concreto Hamas, son percibidos como un verdadero enemigo y un factor desestabilitzador muy importante. Para la OLP, y concreto para Arafat y al-Fatah, Hamas es un oponente político y social, y no son extraños los casos de detenciones arbitrarias y maltratos a activistas o sospechosos de simpatitzar con la organización islámica.


La fisura judeo-árabe

En Israel, conviven formas muy diferentes de pensar en la convivencia o no, de árabes, palestinos y judíos. Mientras es un hecho a destacar el desarrollo de un importante movimiento fundamentalista judío, que tiene como efecto más evidente la importancia creciente de los partidos ultrareligiosos a la política israelí, también se puede destacar el desarrollo de partidos políticos árabes con un importante componente islámico en sus filas.

La dura situación de muchas comunidades árabes, tanto en Israel como en los territorios ocupados, ha sido el sustrato ideal para el desarrollo del movimiento islamista. Aunque este no se puede considerar como una entidad homogénea, ya que se dividió en 1996 en dos facciones: una más pragmática y otra más radical. Las dos tendencias tienen elementos muy marcados y muchos de ellos en la línea de los Hermanos Musulmanes. El movimiento islamista en Palestina ha proveido -igual que los movimientos religiosos judíos a sus comunidades- de servicios sociales (guarderías, bibliotecas, becas de estudio, ayudas varias, etc) a las diferentes comunidades árabes existentes en Palestina.

A la vez es importante señalar que, si bien los extremismos se han desarrollado y han utilizado la religión como canal y forma de expresión, tanto en el ámbito judío como en el ámbito árabe, también existe en Israel un movimiento de conciliación que agrupa árabes y judíos, que trabajan juntos por la paz y la convivencia. No son grupos tan ruidosos como lo puedan ser los ultraortodoxos y radicales, pero son presentes a la sociedad civil israelí, cada vez con más fuerza.

Sionismo

Herz estableció 4 bases claras que tenían que regir en lo que se conoce como sionismo. En primer lugar, se partía de la existencia de un pueblo judío. En segundo lugar, se planteaba el hecho que el pueblo judío no tenía que ser asimilado por ningún tipo de sociedad. En tercer lugar, se aseguraba que el pueblo judío tenía derecho a la tierra prometida y, en último lugar, que la tierra prometida a la cual aspiraban los judíos no tenía propietario. Sobre estas premisas se basará el lema del sionismo: "Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra".


Fundamentalismo judío


Desde la década de los 80 y, en especial, durante estos últimos años, a Israel se vive un movimiento de regreso a la fe. Este regreso a la fe no es únicamente un movimiento que se localiza a Israel, desde hace tiempo se está observando en cualquier parte del mundo el incremento de tendencias de este tipo que afecten todas las religiones (católica, induista, musulmana, ect.).
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Sàhara: islamismo y socialismo


El Polisario es el partido (organización) en qué se organiza el pueblo saharaui y que estructura la sociedad. El Polisario se percibe (y trata de potenciar esta percepción) como el aglutinador de la conciència nacional de un pueblo, del pueblo saharaui.

La creación de la República Árabe Sahrauí Democrática (RASD) implicó la realización de una constitución provisional, una carta magna del nuevo estado. Durante el III Congreso del Frente Polisario se elaboró una constitución definitiva que substituia la provisional y que se puede considerar como continuista aunque acentuaba algunos elementos nuevos, como la religión. Esta constitución afirmaba que la religión del Estado era el Islam y que este era la fuente de sus leyes. Aún así, reconoce la libertad de creencias. Además, el carácter socialista que caracterizaba la anterior constitución se disuelve en esta. Pero aún así, esta constitución se sigue caracterizada por ser una propuesta de un modelo de progresismo democrático y socialista, respetando los valores tradicionales del Islam.


Religión

Según los saharauis, los países islámicos siguen el Islam pero se acepta que existen diferentes interpretaciones del Islam. La tradición religiosa saharaui corresponde con la vieja tradición islámica del luchador del desierto que evoca las luchas del profeta Muhammad. El pasado nómada de los saharauis y la adaptación de las prácticas religiosas a las condiciones ambientales (al desierto) pueden explicar parcialmente la concepción de la religión para los saharauis. Pero al final, la cuestión de la religión acaba con un "todo queda entre la persona y Dios" o con un "cada uno responde ante Dios", es decir, se trata de una cuestión individual y privada. De ahí que los saharauis no hayan construido sitios de culto colectivo.


En palabras de Mohamed Abdelaziz, presidente de la RASD, los saharauis se consideran musulmanes, pertenecen a la cultura islámica, pero tienen características propias que hacen que practiquen un Islam tolerante.

Islamismo y socialismo

Según Abdalahe Hamad, es una casualidad que confluyan ambas corrientes de pensamiento.
Tradicionalmente la religión islámica coincide con algunos puntos de la ideología socialista pero también existen diferencias.

El Islamismo, más allá de las interpretaciones, es tolerante, es una fe entre la persona y Dios (no existen intermediarios), es sociable porque cree en la convivencia entre las diferentes personas que viven en una comunidad, y, en principio, debe ser respetuoso con otras religiones.

Entre las coincidencias, encontramos que el Islam aboga por una distribución de las riquezas para todo el mundo de manera equitativa y es en este punto dónde se pueden encontrar más parecidos entre el socialismo y el islamismo.

El papel de los EE.UU.


En función de los intereses geoestratégicos y económicos de los Estados Unidos en el Magreb, queda claro que a los norteamericanos (al igual que a los europeos, ni a nadie) no les interesa un Magreb desestabilizado. Igual que no los interesa uno Marruecos desestabilizado ni la expansión del integrismo islámico, ni un Sàhara en conflicto. En este contexto que se debe ubicar la actuación y la situación de los Estados Unidos. De esta manera su posición de tradicional apoyo a Marruecos podría cambiar y decantarse hacia una posición de apoyo a la autodeterminación del pueblo saharaui. El interés máximo es la estabilidad. De hecho, han sido las presiones de Estados Unidos y de la UE la que han mantenido la continuidad de las negociaciones entre Marruecos y el Polisario.

El papel de la UMA. Unión para el Magreb Árabe

Se inscribe dentro uno proyecto argelino de unión magrebí que debía albergar a los diferentes pueblos de la zona. Este proyecto de unión fue propuesto por Argelia el 1983. La debilidad de la UMA ha quedado patente en numerosas ocasiones, puesto que en su seno no se debaten algunos temas "difíciles", entre los que está, como no, la cuestión del Sáhara occidental.


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Principales organizaciones de l’islamismo político


Argelia


Palestina

Israel


Sistema político israelí


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Grupos armados

Argelia


Palestina




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Mujer e Islam

Argelia

La mujer y la religión islámica
Las costumbres islámicas que hacen referencia a la mujer se fundamentan en el Corán. El texto del Corán en su época supuso una protección para la mujer ante as antiguas tradiciones patriarcals de la época preislàmica, que sólo consideraban a la mujer como procreadora de hijos sometida a la tutela masculina.


Asociaciones de mujeres a Argelia
En Argelia nos encontramos con tres tipos de asociaciones feministas: moderadas, laicas y culturales.

Reivindicaciones
Desgraciadamente, gran parte de los argelinos relacionan la emancipación de la mujer con las formas de vida occidental, es decir, con los países que sometieron el país durante la época colonial.

Situación actual
El Código de familia continúa siendo un tema de controversia. Unos grupos de mujeres expresan su total apoyo al Código de familia y sus enmiendas, problema que ni siquiera consideran digno de ser cuestionado, bajo el argumento que «el islam garantiza todos los derechos de la mujer». Los sectores más radicales se manifiestan abiertamente en desacuerdo con las enmiendas, posición que elude claramente las contradicciones del propio Código y las propuestas consensuadas por varias asociaciones feministas, presentes a los talleres organizados el abril de 1996. Así pues, consideran que el Código, a pesar de su revisión, continúa siendo un texto que evidencia la inexistencia de unos derechos civiles básicos para la mujer argelina.



Sàhara

En la sociedad saharaui el papel de la mujer es diferente que en el resto de los países islámicos, en la mayoría de los cuales se traduce el papel de la mujer con la máxima de: "para nosotros la mujer ha de tener siempre cubierto su cuerpo. Y debe ayudar a sus hermanos en todo el posible. Esta es la función de la mujer". Tras la invasiión marroquí del Sáhara y el inicio de la guerra, las mujeres saharauis se convirtieron en una pieza clave de la sociedad, ya que una parte importante de los hombres se encontraban luchando contra el enemigo. Además se estaba tratando de crear un nuevo Estado, y ello requería de gente para crearlo, organizarlo y sustentarlo, el nuevo Estado necesitaba cuadros y las mujeres estaban presentes en la base.



La mujer saharaui en los campos de refugiados

La ideología dominante del Frente Polisario y de la República Saharaui suponía una simbiosis entre el tradicionalismo islámico y las corrientes modernas de regeneración social y democrática del mundo árabe progresista.

Los campamentos saharauis están habitados en gran medida por mujeres, ancianos y niños. Los hombres se encuentran o bien encuadrados en unidades combatientes o en universidades o en representaciones en el extranjero. La dirección de los campamentos ha quedado así en gran parte en manos de mujeres, como miembros y presidentas de los comités populares de las dairas (cinco mujeres presiden los comités de la daira de Bir Lehlú) que son los encargados de regular todas las actividades de la comunidad. La mujer saharaui ha adquirido uno papel preponderante los campamentos de la R.A.S.D., papel que tiene sus raíces en la antigua distribución de actividades de la sociedad nómada. Ahora sus actividades alcanzan mayores cotas de permanencia y responsabilidad, recibiendo incluso uno entrenamiento militar y vistiendo con frecuencia el uniforme, aunque no están encuadradas en el ejército de liberación.

Pero su liberación de las formas tradicionales no ha seguido el camino occidental de equiparación con el hombre, tanto en funciones como en su gratificación, la revalorización de la mujer saharaui ha llegado por distintas vías, impuestas por la situación de guerra.



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Otros temas relacionados


La cuestión Amazigh


Amazigh es el nombre con el cual se denominan los pobladores originales del norte de África y a sus descendentes. Seguramente la mayoría entenderá mejor de quién estamos hablando si utilizamos la denominación de berbers. A los imazighen (plural de amazigh) no los gusta que se utilice la denominación de berbers, ya que ésta es peyorativa. «Berber» deriva de la palabra griega barbaroi, que era utilizada para denominar a todos aquellos que no hablaban griego y que, por lo tanto, eran considerados bárbaros.




Los imazghen han estado siempre considerados los habitantes originales del norte de África. Su territorio se extiende desde Egipto hasta Mauritania y desde el Mediterranio hasta las fronteras del África negra subsahariana. Diferentes imperios han conquistado porciones de la Tamazgha histórica, empezando por los fenicios y los griegos y más tarde los vándalos, bizantinos, árabes, turcos, franceses, británicos, españoles e italianos. Los imazighen han estado sometidos a varias creencias religiosas: a sus propios conceptos panteísticos; a los dogmas politeísticos de los fenicios, egipcios, griegos y romanos; y a las tres principales religiones monoteistas, el judaísmo, el cristianismo y el islam. Desde el siglo XIII, la mayoría de los imazighen han profesado la fe islámica.


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