EL CONFLICTO DE CHECHENIA

Beatriz Martínez, Màster Globalització, Desenvolupament i Cooperació (Món-3).

 

1 -El conflicto

1.1 -Escenario

1.2 -Historia hasta 1991

1.3 -1991-1994: La Chechenia de Dudáyev

1.4 -1994-1996: La primera guerra ruso-chechena

1.5 -1996-1999: El acuerdo de paz y período de entreguerras

1.6 -1999-2006: La segunda guerra chechena

1.7 -La Unión Europea, los Estados Unidos, y Organismos Internacionales

2 -Actores

3 -Recursos

4 -Datos del país

5 -Derechos Humanos y refugiados

6 -Mapas

 

1.El conflicto

1.1. Escenario

El territorio de Chechenia se encuentra situado en la parte central del Cáucaso Norte, en las proximidades de dos mares: el Negro y el Caspio. El territorio checheno consta de dos grandes áreas geográficas. El río Terek actúa como frontera natural entre las llanuras del norte y la zona montañosa del sur, atravesada por la cordillera del Cáucaso, y donde las alturas pueden superar los 4.000 metros.


En vísperas del actual conflicto, la República de Chechenia tenía una superficie de 15.671 km2, y estaba dividida en 14 regiones, 5 ciudades y 4 núcleos urbanos. La capital chechena era, y sigue siendo, Grozni, situada a 1.600 kilómetros de Moscú. Su población es de 364.000 habitantes (1993). El 44% de la población es urbana (además de Grozni, otras ciudades importantes son Gudermés, Argún, Shali y Urus-Martán). Con la excepción de Grozni, fundada en 1818, todas las ciudades de Chechenia se crearon durante el período soviético.


Según el último censo de 1989, la población de la República (que entonces incluía a la vecina Ingushetia), era de 1.270.429 habitantes. De ellos, el 57% eran chechenos, el 23% rusos y el 12% ingushes. En Chechenia han vivido también tradicionalmente otras minorías, como armenios, ucranianos, kumikos, nogaitsi y tártaros. La minoría rusa ha ido descendiendo desde fines de la década de los setenta debido a la pérdida de importancia de los yacimientos petrolíferos de Grozni. Posteriormente, un número incalculable de rusos ha ido abandonado Chechenia a raíz del proceso independentista. Fuera de su propio territorio, las comunidades chechenas más importantes se encuentran en Kalmukia, Daguestán y en algunas ciudades de Asia Central, además de Moscú y otras grandes urbes rusas. Existe además una significativa comunidad chechena en Oriente Medio, especialmente en Jordania.


En Chechenia ha perdurado una estructura tradicional asentada en los clanes, una característica que comparten con otros pueblos vecinos, como los ingushes y los daguestaníes. En la república hay en torno a 131 clanes, conocidos con el nombre de teip. De éstos, 28 han dominado tradicionalmente la economía y la política. Los clanes, una especie de familia extendida con fuertes vínculos matrimoniales y territoriales, están dirigidos por consejos de ancianos y representan una forma de identidad personal.


El Islam está asentado firmemente en Chechenia desde el siglo XVIII y, aunque la religión no ha actuado nunca como dinamizador político, sí ha servido siempre como referente de una identidad cultural nacional. Sin embargo, los independentistas han recurrido cada vez más a la religión como galvanizador de la opinión y como elemento de confrontación con los rusos.


En cuanto al idioma checheno, se trata de una lengua caucasiana, del grupo naj, que contaba con unos 600.000 hablantes en 1979. El ruso es la segunda lengua.


1.2. Historia hasta 1991

Los chechenos constituyen un intrincado mosaico de pueblos que habitan en el Cáucaso septentrional. De hecho, 'checheno' es una designación rusa, tomada del nombre de un pueblo en que se libró una batalla entre colonos cosacos y la población local en 1732. Los chechenos se refieren a sí mismos como ‘nojchi’ y están estrechamente ligados a los vecinos ingushes, con quienes comparten muchas costumbres. Estos dos pueblos, juntos, son conocidos como vainaj. Llevan más de 6.000 años en la zona y, tradicionalmente, han vivido del ganado, la agricultura de subsistencia y los bosques. Como suele suceder en muchas sociedades de montaña, el pueblo checheno carecía de estructuras feudales y, básicamente, estaba compuesto por grupos de clanes que vivían en igualdad formal. Esta forma de organización social, básicamente democrática y acéfala, distinguía a los chechenos de muchos otros pueblos caucásicos, como los kabardinos o los avaros. Así, cuando Rusia inició su expansión, se encontró con que no había ninguna elite que el régimen zarista pudiera coptar y, además, los chechenos ya estaban organizados, en cierta medida, para la lucha de guerrillas.

Rusia inició su expansión hacia el sur con la conquista del janato de Astraján, en la época de Iván el Terrible, en 1552, período al que se remontan los primeros contactos entre chechenos y rusos. Pero el interés del imperio ruso por el Cáucaso se despertó definitivamente sólo a finales del siglo XVIII y sus intentos de conquista condujeron a la primera insurrección de 1785-91, encabezada por el sheik Mansur Ushurma, cuyos ejércitos infligieron una gran derrota a Catalina la Grande. Tras las Guerras Napoleónicas, los zares comenzaron a colonizar la zona manu militari y la lucha prosiguió. Así, a fines de la década de 1830, el movimiento de resistencia se hallaba articulado en torno a la figura del imam Shamil, un avaro de Daguestán, que finalmente capituló ante el ejército ruso en 1859. En 1864 termina finalmente la guerra caucásica y se produce un éxodo masivo del Cáucaso septentrional hacia Oriente Próximo. Se estima calcula que 600.000 personas, 100.000 de ellas chechenas, fueron deportadas al Imperio Otomano, donde muchas murieron de hambre y enfermedades. La mayoría de supervivientes acabaron volviendo, aunque muchos otros permanecieron y conformaron importantes comunidades en la diáspora, que siguen presentes en la Turquía y Jordania de hoy en día.

Pero la paz en Chechenia seguía estando lejana. En 1918, un día después de la caída del poder zarista, se funda una República Soviética de las Montañas, seguida un año después por el efímero Emirato del Cáucaso Norte. Finalmente, en 1922, se optó por el reconocimiento de una región autónoma de Chechenia y, dos años después, por la de Ingushetia. Aunque muchos chechenos veían en el gobierno soviético una nueva forma de dominación rusa, otros se mostraban dispuestos a asumir el orden comunista, considerándolo como el camino de Chechenia hacia la modernidad. Este sentimiento ambiguo se prolongó durante décadas, ya que el sistema soviético ofreció unas oportunidades profesionales y unas infraestructuras sociales que el orden patriarcal nunca había proporcionado. En todo caso, el inicio de la colectivización en Chechenia, en el otoño de 1929, acompañada por la imposición de ciertas limitaciones sobre las prácticas religiosas, marcó el desencadenamiento de nuevas revueltas.

El 15 de enero de 1934 Stalin decretó la unificación de Chechenia e Ingushetia en una sola unidad administrativa: la Región Autónoma de Chechenia-Ingushetia, que posteriormente, el 5 de diciembre de 1936, obtendría la categoría de república y pasaría a denominarse República Autónoma Socialista de Chechenia-Ingushetia.

En 1944, Stalin decidió suprimir la república de chechenos e ingushes en represalia por la presunta colaboración de estos pueblos (además de otros pueblos del Cáucaso Norte y los tártaros de Crimea) con las fuerzas ocupantes nazis. El 23 de febrero de 1944, en un proceso supervisado personalmente por Stalin, más de 400.000 chechenos e ingushes fueron deportados a Asia Central. Su territorio y sus recursos se distribuyeron entre los pueblos vecinos (Stavropol, Osetia del Norte y Georgia) y los nuevos colonos rusos.

Hubo que esperar 13 años, hasta 1957, para que, en el marco de un proceso iniciado por Nikita Jruschov, se rehabilitara oficialmente al pueblo checheno y se le concediera el permiso para volver a su territorio.

A partir de entonces, la evolución del territorio en el seno de la URSS en poco se diferencia de las demás comunidades nacionales no rusas. En estos casos las poblaciones originarias se enfrentaron a las comunidades establecidas en sus tierras. Al comienzo de los años ochenta, se produjeron enfrentamientos entre chechenos e ingushes. El Kremlin envió tropas a la zona y en más de una ocasión los tanques impusieron su ley en las calles de Grozni.

Como ha sucedido con otros pueblos, el movimiento nacionalista, que surge en los años ochenta por iniciativa de algunos intelectuales, empieza reivindicando la defensa de la lengua y la cultura, y no tanto de un estatuto político. La idea de la independencia parece aún más lejana porque no existe una referencia de Estado previa. Así, la independencia es, ante todo, una elaboración de la elite.


1.3. 1991-1994: la Chechenia de Dudáyev

En los últimos meses de 1991, la Unión Soviética se hallaba en un momento muy peculiar, caracterizado por el enfrentamiento entre la Federación Rusa, presidida por Borís Yeltsin, y la Unión Soviética, encabezada por Mijaíl Gorbachov. El golpe fallido de agosto contra Gorbachov fue el detonante que desencadenó los acontecimientos acaecidos en Chechenia en los meses posteriores. Mientras el gobierno checheno, con Doku Zavgáyev al frente como presidente del Soviet Supremo de Chechenia-Ingushetia, no adoptó una postura clara con respecto al comité de emergencia golpista (aunque, según algunas versiones, se habría puesto del lado de éste), el general Dudáyev y el Congreso Nacional del Pueblo Checheno se enfrentaron a él. A mediados de septiembre de 1991, con el beneplácito de Moscú, el Congreso Nacional disolvió el Soviet Supremo de la República Socialista Soviética Autónoma (RSSA), destituyó al presidente Zavgáyev, y creó un Consejo Supremo Provisional encargado de convocar elecciones y que asumió el poder de facto.

En las elecciones, celebradas el 27 de octubre, Dudáyev consiguió una victoria abrumadora, con el 85% del respaldo popular, si bien es cierto que no faltaron las acusaciones de irregularidades en el proceso y cabe destacar que el Kremlin no reconoció los resultados de los comicios. El parlamento checheno declaró la independencia de forma unilateral el día en que Dudáyev inauguró su mandato: el primero de noviembre de 1991, un mes antes de la disolución definitiva de la URSS. En este sentido, es importante destacar que el proceso se desarrolló en el marco de las elites chechenas, pues no se celebró ningún referendo de autodeterminación. Fueron en cambio los ingushes los que, a finales de ese mismo mes, votaron su separación de lo que, hasta el momento, había sido la república de Chechenia-Ingushetia y por la pertenencia a Rusia como una república autónoma asociada. Esta separación recibió el visto bueno del Soviet Supremo de la Federación Rusa a principios de junio de 1992, en lo que parecía un reconocimiento, aunque indirecto, de la nueva realidad chechena. No obstante, algunos analistas interpretan la decisión como producto del deseo de restar peso a la Chechenia independiente.

Ante la declaración unilateral de independencia, Rusia respondió imponiendo un estado de emergencia mediante un decreto emitido en ese mismo mes de noviembre de 1991 por Yeltsin, quien, hasta el momento, había estado invitando a las repúblicas autónomas que conformaban Rusia a "tomar tanta soberanía cuanta podáis" , con el probable objetivo de debilitar el poder central de Gorbachov. Sin embargo, la medida fue finalmente anulada por el Parlamento ruso, que deseaba evitar un choque directo con los dirigentes chechenos. Por otra parte, el Kremlin respondió también decretando un bloqueo económico que, de todos modos, no se hizo plenamente efectivo de inmediato.

Tras la proclamación de independencia, la gran mayoría de la población rusa residente en la zona, auténtico puntal de la industria petrolera, optó por abandonar la república, aunque lo hizo en una proporción difícilmente calculable, y que algunos cifran entre 45.000 y 240.000 personas. Lo que sí se sabe del cierto es que los intentos del gobierno de Dudáyev por frenar el éxodo ruso fueron en vano. En todo caso, hay que tener en cuenta que salieron de la república no sólo los integrantes de la minoría rusa, sino también muchos intelectuales y profesionales chechenos, lo cual provocó un verdadero proceso de descapitalización de la república.

A partir de fines de 1991, se instauró en Chechenia un régimen singular, conducido por Dudáyev, partidario de ejercer un presidencialismo fuerte, caracterizado por un tono personalista y autoritario que algunos tildan incluso de verdadero culto a la personalidad. En este contexto, se registraron tres fenómenos significativos: un pacto con muchos de los dirigentes de los clanes locales; una activa militarización de todas las relaciones y un evidente crecimiento de las redes mafiosas que operaban tanto dentro como fuera de Chechenia. En paralelo, surgió también un proceso de reinvención de la tradición y de fortalecimiento de la noción de sufrimiento colectivo, ligado a los enfrentamientos militares del siglo XIX y la deportación de 1944. Sin duda, el escenario checheno tampoco fue ajeno al eco de los discursos nacionalistas que iban surgiendo en otras zonas de la Unión Soviética, especialmente en las repúblicas bálticas.

En junio de 1993, Dudáyev disolvió el Parlamento y provocó la dimisión del gobierno. Unas semanas antes, los diputados habían decidido su destitución y la designación de Iaragi Mamodaiev como primer ministro. A partir de entonces, el país funcionó sin Parlamento. La ausencia de mecanismos institucionales para resolver la crisis política hizo que se impusiera la vía de las armas. Ante tal situación, Dudáyev envió sus milicias a las zonas que habían proclamado su lealtad a la oposición y, al mismo tiempo, con el fin de contrarrestar las acusaciones de dictador, anunció la celebración de elecciones legislativas en 1995 y presidenciales en 1996.

En octubre y noviembre de 1994, los enfrentamientos se intensificaron en Grozni, Urus-Martán y otros pequeños pueblos. La oposición, que estuvo a punto de conseguir su objetivo en varias ocasiones, tuvo que retroceder cuando contraatacaron las fuerzas de Dudáyev, atrincherado en el Palacio Presidencial. La oposición contaba con apoyo financiero y material del Kremlin pero, hasta la intervención del 25-26 de noviembre de 1994, no se materializó la implicación directa de tropas rusas en los enfrentamientos.

 

1.3.1. Los porqués de la independencia

No es fácil explicar por qué fue precisamente en Chechenia donde se apostó con tal firmeza por la independencia y la mayoría de hipótesis planteadas apuntan a la confluencia de muy diversos factores.

En primer lugar, es necesario referirse a la peculiaridad de la organización social chechena, basada en el clan, que se ha ido fortaleciendo aún más en el transcurso del conflicto con Rusia. A esto se debe sumar, como ya se ha mencionado, las singulares circunstancias que se dieron a fines de 1991.

Por otra parte, hay que tener en cuenta el peso de la historia nacional, marcada por constantes enfrentamientos con el imperio ruso y por las deportaciones de 1944. Es por ello que muchos chechenos hablan de "los cuatrocientos años de resistencia" frente al Imperio, que hoy llega a articularse como un rasgo de la identidad colectiva. Cabe destacar que el resto de "pueblos castigados" no han desarrollado una relación parecida con el pasado.

En tercer lugar, hay que tener en cuenta el fracaso de la rusificación y la sovietización del territorio, que nunca acabaron de calar en una sociedad con una fuerte identidad nacional.

Por último, y no por eso menos importante, no se puede obviar el factor económico y la influencia ejercida por la presencia de petróleo y, sobre todo, de los oleoductos para transportarlo. Además, de todas las piezas que componen el Cáucaso Norte, sólo Chechenia contaba con una economía productiva, basada principalmente en las fábricas y refinerías de petróleo.

 

1.3.2. El escenario político, económico y social durante la presidencia de Dudáyev

En el plano político, Chechenia se vio inmersa en una crisis permanente a partir de 1991, lo cual se visibilizó de forma más evidente con las abiertas confrontaciones entre el presidente y el Parlamento. A raíz de ello, Dudáyev disolvió el parlamento en abril de 1993, reprimió con mano dura las manifestaciones de protesta, impuso una estricta censura e introdujo un gobierno presidencial directo. Esto llevó a la consolidación de una oposición en que convergieron, con el apoyo de Rusia, algunos jefes de clanes tradicionales, ex funcionarios del período soviético y un sector de los intelectuales. La oposición, además de ser muy diversa, se vio instrumentalizada desde Moscú, como lo atestiguan varias operaciones –todas ellas infructuosas– fomentadas desde Rusia antes de la primera guerra. Entre ellas, se encuentra el asalto a la televisión chechena en Grozni, en marzo de 1992; los intentos de invasión registrados en septiembre y noviembre del mismo año; y la ofensiva contra la capital dirigida por las milicias de uno de los miembros de la oposición.

En cuanto a la situación económica, Chechenia se instaló, a partir de 1991, en una inestabilidad permanente, que se fue agudizando al ritmo que descendían los niveles de producción, y aumentaban las barreras al comercio con el exterior, la escasez de productos y el desempleo. Así, Chechenia dejó de recibir las sumas que le correspondían de los presupuestos de la Unión Soviética, primero, y de la Federación Rusa, después. Por este motivo, y con las elevadas tasas de desempleo, la sanidad y la educación se vinieron abajo.

A esto se sumaron, lógicamente, las consecuencias del bloqueo económico declarado por la Federación Rusa, aunque es cierto que éste nunca fue pleno. De hecho, Chechenia permaneció prácticamente integrada en el universo económico ruso, aunque no se sometiera a sus reglas. Hay quien apunta que es probable que esta situación fuera provechosa para las autoridades rusas que, durante tres años, avalaron este estado al margen del derecho (se habló mucho, por ejemplo, del tráfico de armas en que estaría involucrado el entonces ministro de Defensa, Pável Grátschev).

Según algunas teorías, la crisis de la industria petrolera no se debía tanto al embargo como a la escasez generalizada de repuestos y sustancias químicas, y al éxodo de la mayoría de técnicos rusos. De este modo, el volumen de petróleo fue disminuyendo y, como la república de Chechenia no podía utilizar los oleoductos rusos, la mayor parte de las exportaciones se dirigían a las repúblicas del Cáucaso septentrional y a la vecina provincia de Stavropol. Se ha señalado también que el bloqueo, por otra parte, tuvo también ciertas repercusiones sobre la economía rusa, debido al casi monopolio del que gozaba Chechenia con respecto a la producción de aceites lubricantes para aviones.

En el escenario económico destacaron también otros elementos, como la gran relevancia adquirida por las redes mafiosas, cuya actividad suavizó, seguramente, los efectos del difuso bloqueo económico ruso.


1.4. 1994-96: la primera guerra ruso-chechena

En el verano de 1994, aunque la Federación Rusa seguía sin reconocer de iure a la Chechenia autoindependizada de Dudáyev, cada vez había más hechos que parecían apuntar a un reconocimiento de facto. Rusia, además de no haber actuado militarmente, había retirado, en la primavera de 1992, sus fuerzas armadas del territorio y no parecía tomarse muy en serio el embargo económico que había decretado en su momento.

No hay duda de que las autoridades rusas habían contemplado la intervención militar desde mucho antes de 1994, pero fue el fracaso de otro intento de golpe de las fuerzas especiales en noviembre de 1994 lo que propició el inicio definitivo de la guerra. Así, el 11 de diciembre de 1994, la maquinaria de guerra de la entonces segunda gran potencia militar entra en Chechenia para poner fin al proceso iniciado en el otoño de 1991 y "restaurar el orden constitucional" y eliminar un "régimen de criminales y bandidos". La operación fue cualquier cosa menos un paseo militar y los pronósticos del entonces ministro de Defensa de la Federación Rusa, Pavel Grátschev, que había asegurado que los rebeldes quedarían reducidos "en dos horas con un batallón de paracaidistas" , andaban muy equivocados.

La intervención militar rusa, que se puede tildar de estrepitoso fracaso, provocó un elevado número de refugiados civiles, que se desplazaron a las repúblicas vecinas de Daguestán e Ingushetia, y también a Kabardino-Balkaria y Osetia del Norte. Desde el punto de vista militar, si algo quedó demostrado con la primera guerra, fue la falta de preparación de las tropas rusas. Cabe destacar, por ejemplo, que los contingentes estaban formados principalmente por soldados inexpertos que, además estaban mal equipados y, a medida que aumentaban las bajas, estaban cada vez más desmoralizados. Por otra parte, la operación fue planificada con un evidente e injustificado optimismo y prepotencia. Pronto se hizo evidente la incapacidad rusa para evaluar las capacidades del rival, la falta de información de inteligencia fiable y la poca coordinación entre las diversas fuerzas implicadas.

Aunque en marzo de 1995 parecía que Moscú controlaba la situación y ocupaba un 80% del territorio checheno, pronto se puso de manifiesto que la guerrilla seguía manteniendo una inquebrantable resistencia en el sur montañoso y realizaba operaciones puntuales en todo el territorio. La resistencia chechena puede que no contara con más de tres millares de combatientes, aunque la versión oficial rusa hablaba de docenas de miles. La guerrilla demostró un excelente conocimiento del terreno y supo aprovechar la formación militar en la URSS de muchos de sus miembros. Además, la guerrilla inició una buena campaña de información, facilitando la presencia de periodistas extranjeros. En realidad, durante esa primera contienda, el Kremlin no pudo o no quiso anular a muchos medios y periodistas independientes rusos e internacionales, que publicaron información bastante objetiva sobre el conflicto.

Las elecciones presidenciales y generales chechenas, celebradas en diciembre de 1995 con la intención de transmitir una imagen de normalidad, estuvieron marcadas por un mar de irregularidades –pudieron votar, por ejemplo, los soldados del contingente ruso de ocupación– y dieron una sorprendente victoria al partido del entonces primer ministro ruso, Víktor Chernomyrdin, lo cual aupó a la presidencia de Chechenia a Zavgáyev.

Para explicar el fin de la primera guerra, en agosto de 1996, hay que subrayar las numerosas acciones de secuestro por parte de la resistencia chechena, como la protagonizada por el célebre combatiente Basáyev en junio de 1995 en Budiónnovsk (provincia de Stavropol) o por Radúyev en enero de 1996 en Kizliar (Daguestán), seguida ésta última por el secuestro de un barco en el mar Negro. La acción de Basáyev, la más importante, pretendía obligar a las autoridades moscovitas a establecer una base negociadora sólida y, de forma indirecta, puso también de manifiesto la vulnerabilidad del gigante ruso. Además, hizo que muchos rusos abrieran los ojos ante lo que estaba sucediendo en Chechenia y dio un respiro a la resistencia tras las negociaciones mantenidas entre el primer ministro ruso, Víktor Chernomyrdin, y el propio Basáyev.

Por lo demás, el panorama checheno se vio afectado por dos grandes sacudidas en la primavera de 1996. La primera llegó en abril, con la muerte de Dudáyev provocada, en circunstancias nunca aclaradas, de un misil ruso. Con el nombramiento de su sucesor, Yandarbíev, antes vicepresidente, se abrió el camino a un escenario más favorable al diálogo con Rusia (Yandarbíev fue también asesinado en Qatar, en febrero de 2004). La segunda vino propiciada por la cercanía de las elecciones presidenciales rusas, en junio, cosa que multiplicó las propuestas de paz en Moscú. De hecho, ya desde los primeros días de la invasión, en diciembre de 1994, y con el trasfondo del fracaso en Chechenia, Rusia vivió en una aguda crisis política. Yeltsin perdió buena parte del apoyo de la intelectualidad y, además, de otras fuerzas que lo habían apoyado tradicionalmente. Además, la contienda había provocado diferencias entre las propias fuerzas armadas.

Así, en mayo de 1996, Yandarbíev y Yeltsin firmaron un documento por el que se comprometían a un alto el fuego y a la organización de un referendo sobre el estatus final de Chechenia. Pero días después de la segunda vuelta electoral en Rusia, con Yeltsin ratificado como presidente, el ejército ruso protagonizó en julio una nueva ofensiva contra Chechenia. La operación, que al parecer se realizó sin conocimiento previo de Lébed, el general ruso encargado de las negociaciones con la guerrilla chechena, fue un gran fracaso y, pasadas apenas unas horas, la resistencia chechena volvía a controlar Grozni.

 

1.4.1. Los porqués de la primera guerra

La acción militar rusa en Chechenia no se puede explicar únicamente por las circunstancias de este territorio, sino que debe contemplarse en un contexto más amplio, con factores que responden a la escena política de la Federación Rusa y a sus intereses generales. Rusia justificó la invasión de Chechenia con la excusa de defender a una minoría rusa, presuntamente agredida y de acabar con un Estado que, en opinión del Kremlin, se había convertido en mafioso. Sin embargo, la intervención rusa en Chechenia poco tenía que ver con todo esto.


Para empezar, una de las teorías más defendidas por los analistas está firmemente ligada a los intereses petrolíferos. No tanto de la producción petrolera de Chechenia, que produjo una cantidad muy escasa de petróleo durante la década de los 90 y cuyas reservas habían disminuido notablemente durante el período soviético, sino por los oleoductos y gasoductos de gran valor que atraviesan la zona del Cáucaso Norte. En realidad, la pieza clave de todo el entramado se habría encontrado en el vecino Azerbaiyán, un país con ricas reservas que empezó a sacar los primeros contratos de explotación hacia fines de 1993, a los que concurrieron principalmente compañías norteamericanas y británicas y, por supuesto, la rusa Gazprom. El gobierno azerí, en aquellos momentos, estaba sobre todo interesado en consolidar su independencia cortando los lazos con Moscú y establecer otros nuevos con Occidente, por eso, los principales contratos fueron concedidos a las compañías británicas y norteamericanas. Lo que estaba en juego era el denominado "contrato del siglo": una nueva ruta que deberían seguir los millones de toneladas de crudo que se extraerían del Mar Caspio en los próximos años. Las vías para la circulación del crudo se reducían a dos: a través de Rusia o de Turquía. De este modo, Rusia necesitaba control y estabilidad en la zona para convencer a los inversores extranjeros de que la suya era la mejor opción. No obstante, es cierto que estos motivos han quedado en gran medida en la sombra, y las autoridades rusas se han esforzado en presentar el conflicto ante la opinión rusa como una lucha contra "los bandidos", "las mafias" y, a partir de la segunda guerra, contra "el terrorismo internacional". "En las docenas de conversaciones mantenidas con oficiales rusos acerca del origen de la guerra en 1994, no recuerdo que la cuestión del petróleo se mencionase una sola vez."


Además de este importante factor económico y estratégico, que probablemente haya sido el de mayor peso en el conflicto, se pueden citar otros que también habrían desempeñado, aunque en menor medida, su papel. Se puede destacar, por ejemplo, que en la Federación Rusa se empezaba a perfilar un discurso imperial que difícilmente podía dar cabida a la independencia de Chechenia y, por ese motivo, la guerra habría permitido dar un nuevo empujón al modelo de Estado centralista en que Moscú monopolizaría todo el poder.

Por otro lado, el gobierno ruso, presidido por Yeltsin, pareció recurrir a una estratagema muy habitual: buscar enemigos externos con la esperanza de que la población olvidaría sus profundos problemas económicos y sociales. En palabras del periodista Yevgueni Ijlov: "a la sociedad rusa (...) se le ha ofrecido en bandeja, en el momento oportuno, un adversario ideal, compuesto de una 'mafia caucásica' y 'fundamentalismo islámico'". Además, se suele afirmar que Yeltsin estaba convencido de que las tropas rusas alcanzarían una rápida victoria militar que le allanarían el camino hacia las próximas elecciones presidenciales.

Se puede hablar también de otros factores geoestratégicos y geoeconómicos. El Cáucaso septentrional constituye la frontera meridional de Rusia con países muy conflictivos y, de forma más general con el mundo islámico. En este sentido, se apunta que a Moscú le interesaba reforzar dicha frontera.

Otra razón a la que se suele aludir es el deseo de Rusia de frenar un posible efecto dominó y que la iniciativa chechena siguiera de ejemplo a todo el Cáucaso septentrional. Así, el objetivo sería dejar claro qué esperaba a aquellos que pudiesen sentir la tentación de reivindicar la soberanía de territorios en manos de la Federación Rusa.

En opinión de algunos analistas, la acción bélica también buscaría hacer olvidar el fracaso de las operaciones militares organizadas, con el apoyo del Kremlin, por la oposición chechena desde septiembre de 1994. No obstante, según otras versiones, dicho fracaso habría sido instigado desde Moscú para desacreditar a la oposición chechena y allanar el terreno a la invasión de diciembre.

Hay quien opina que lo sucedido tampoco puede explicarse sin tener en cuenta el poder de las mafias –también militares– en Rusia y los acuerdos secretos cerrados, presuntamente, entre mafias rusas y la dirigencia chechena en 1991. De hecho, nadie parece dudar de que Dudáyev mantuvo vínculos muy estrechos con magnates rusos del petróleo y con los propios responsables del Kremlin.

 

1.5. 1996-1999: el acuerdo de paz y período entreguerras

El fracaso de la ofensiva de julio de 1996 dejó el camino abierto para que se firmara, en agosto, un nuevo acuerdo, avalado del lado ruso, por el ya mencionado general Lébed. El acuerdo, llamado de Jasaviurt, por el municipio daguestaní en que se suscribió, estaba integrado por cuatro compromisos: un alto el fuego duradero, la retirada de los contingentes militares rusos y el gradual desarme de la guerrilla, la apertura de un período de cinco años que facilitara la normalización de la vida chechena, y el despliegue de un procedimiento de autodeterminación no especificado.

Aunque Lébed fue destituido en octubre, en noviembre de 1996 Yeltsin ordenó que se retiraran de Chechenia todos los contingentes militares rusos, retirada que concluyó en diciembre.

En adelante, Chechenia vivió como si fuera un Estado independiente, de modo que Moscú, al menos en apariencia, apenas ejerció influencia sobre lo sucedido en la república. Tras la eliminación de Dudáyev, en abril de 1996, y el fin de la guerra en ese mismo año, las elecciones presidenciales celebradas en enero de 1997 y supervisadas por la OSCE otorgan la victoria a las opciones independentistas (reforzadas probablemente por el alcance de la destrucción de la primera guerra). La presidencia fue asumida por el entonces jefe de las fuerzas armadas, aunque de tendencias relativamente moderadas, Aslán Masjádov. Pasados unos meses, el 7 de mayo de 1997, Víktor Chernomyrdin firmó con el nuevo presidente checheno, Masjádov, un acuerdo que parecía definitivo.

 

1.5.1. El escenario político, económico y social durante la presidencia de Masjádov

Durante la presidencia de Masjádov, los problemas se siguen sucediendo sin tregua. Se trata de un hombre que, ante todo, busca el compromiso aunque, pese a ello, será incapaz de evitar una segunda guerra.

En lo que respecta a la política interna, las primeras medidas del nuevo presidente se encaminaron a restablecer el orden interno, amenazado por la profusión de armas, la rivalidad entre los clanes tradicionales y unidades guerrilleras que se habían pasado al bandidismo, que hacían pensar en el riesgo de que se desencadenara una guerra civil. Así, se producen numerosas tensiones entre Masjádov y el Parlamento, con los teipi o clanes y con sectores sometidos a la influencia del islamismo más radicalizado. Según diversos analistas, los malabarismos políticos de Masjádov por moderar la tendencia islámica más radical culminan con la designación del célebre combatiente Basáyev como vicepresidente, aunque efímero, del país. En 1997, Masjádov se declara favorable a la elección de un parlamento y la constitución de un Estado laico. Sin embargo, acabará cediendo a las presiones e instaurará, en febrero de 1999, la sharía, la ley islámica.

En cuanto a las relaciones de Chechenia con Rusia, el enfoque de Masjádov se basa en los acuerdos de Jasaviurt (que prevén una definición del estatus final de Chechenia antes del fin de 2001) y en el tratado de paz ruso-checheno del 12 de mayo de 1997. Éste último establece que las dos partes basarán sus relaciones en "los principios y normas del derecho internacional" y rechazan para siempre "el uso de la fuerza o amenaza del uso de la fuerza para resolver cualquier asunto en disputa" . El fracaso posterior de las negociaciones con Rusia para definir el estatus definitivo de la república acabó enfrentando a Masjádov con aquellos dirigentes partidarios de la independencia inmediata. En realidad, Moscú quebrantó los acuerdos de Jasaviurt, algo que se vio facilitado por la falta de garantías externas para el despliegue del acuerdo. En el ámbito de las relaciones con otros países, Chechenia se vio de nuevo abandonada por una comunidad internacional que seguía definiendo el conflicto como un "asunto interno" de Rusia.

En el plano económico, Masjádov se mostró partidario de mantener a Chechenia en un espacio económico común, conservando el rublo como moneda. Por lo demás, como suele suceder en toda posguerra, el país se sumió en el caos y se convirtió en terreno fértil para la delincuencia. Tras la guerra, muchas de las infraestructuras habían quedado destruidas. Así, el país vivió en buena medida de las sumas remitidas por la diáspora chechena, de los secuestros (que llegaron a considerarse prácticamente como una industria), del narcotráfico y de distintas actividades mafiosas, como el contrabando de petróleo. Hay que destacar que estas prácticas no sólo fueron practicadas por algunos sectores de la resistencia chechena, sino también por muchos funcionarios y militares rusos. Casi toda la población adulta se encontraba sin trabajo y la destrucción provocada por la guerra no auguraba una recuperación de la actividad industrial, ni, aunque en menor medida de la agricultura y la ganadería.

Durante el período de entreguerras, 1996-99, Masjádov poco hizo para desarmar a los numerosos grupos combatientes, aunque cabe preguntarse si estaba en condiciones de hacerlo teniendo en cuenta su delicada situación. A las presiones internas, se añadían las de Moscú, que pretendían minar aún más la posición del presidente checheno. Así, para debilitar a Masjádov, el Kremlin alentó el aumentado de la tendencia islamista y Yeltsin rechazó en numerosas ocasiones los contactos que Masjádov solicitaba. Así, Masjádov fue el blanco de las críticas de casi todos: unos le reprochaban su proximidad a los wahabíes, los otros recelaban de su designio de no hacer concesiones a éstos, y no faltaban quienes lo acusaban de realizar concesiones a Moscú.

 

1.5.2. El preludio de la segunda guerra

El panorama checheno dio un giro en agosto de 1999, cuando una guerrilla wahabí de unos mil hombres atravesó las montañas y se desplegó en tres pueblos de la vecina Daguestán, bajo el mando de Shamil Basáyev y Emir Jattab, el único no checheno de los que destacó en la primera contienda y del que se dice que era un beduino de Arabia Saudí que luchó con los muyahidines contra los soviéticos y se instaló en Chechenia en 1995. Según la versión de los guerrilleros, actuaron en respuesta a la petición de ayuda de la población local, aunque lo único que provocaron fue el resentimiento de ésta, cansada de la guerra precedente y temerosa de un posible conflicto con Rusia. Por otra parte, y según un rumor muy extendido, esta incursión chechena fue fomentada o provocada desde Moscú para justificar una respuesta militar. Además, se decía que uno de los magnates rusos más polémicos, Borís Berezovski, con grandes vínculos empresariales en Chechenia y una agenda política en Moscú, financió esta incursión, aunque éste último la atribuyó a los servicios secretos rusos.

Lo que no se puede discutir es que la incursión de Basáyev y Jattab vino como anillo al dedo a los halcones rusos y fue el detonante de un cambio fundamental en la escena política rusa. Dos días después del primer ataque, el 9 de agosto de 1999, Vladímir Putin, el entonces jefe de los servicios de contrainteligencia (FSB) fue nombrado primer ministro de Rusia.

Las acciones de la guerrilla en Daguestán recibieron pronto una eficaz réplica del ejército ruso. Putin viajó a Daguestán para coordinar y dirigir la respuesta rusa. Tres semanas más tarde, ordenó un ataque contra los dos pueblos separatistas de las llanuras. Sin embargo, poco después, una serie de atentados (bombas en dos edificios moscovitas, así como en las ciudades de Buinaksk, en Daguestán, y en Volgodonsk, en la región de Rostov-na-Donú), que se cobró más de trescientos muertos, ofrecieron la excusa necesaria para volver a intervenir en Chechenia. El enigma de los atentados aún no se ha esclarecido. Mientras el Kremlin culpó a los "terroristas chechenos", Shamil Basáyev siempre negó su participación, y hubo incluso quien vio en los atentados la firma de los servicios secretos rusos. Según otra versión, insinuada también por el propio Basáyev, las pistas conducirían hacia Daguestán.


1.6. 1999-2006: la segunda guerra chechena

El 1 de octubre de 1999, Putin declaró que la única autoridad legal de la república era el Parlamento "elegido según las leyes de la Federación Rusa. Cualquier otro organismo constituido en la República Chechena sólo puede calificarse de tal con serias reservas". Ese mismo día, el ejército ruso invadió Chechenia, lo cual daba por zanjado, de hecho, el Tratado de Paz firmado por Yeltsin y Masjádov en 1997 y el proceso independentista iniciado en 1991. El gobierno ruso, que hasta ese momento había apoyado a Masjádov por representar un contrapeso moderado con respecto a Basáyev, llego a la conclusión de que éste era incapaz de mantener el orden en la republica. En este sentido, es significativo que los responsables políticos de Moscú se negasen a asumir cualquier tipo de negociación con Masjádov y optasen directamente por el uso de la fuerza. El inicio de la segunda guerra y la violación de los tratados de 1996-97, por otro lado, acaba de confirmar a los dirigentes chechenos que es imposible alcanzar un arreglo sin la presencia de una tercera parte.

A pesar de la justificación oficial para la segunda contienda, que se presentó como una operación "antiterrorista" que aseguraba dar respuesta a la serie de atentados de septiembre y empleaba expresiones como la "solución definitiva" al problema checheno y el "exterminio de los terroristas", hay fuentes que señalan que el Kremlin llevaba preparando la ofensiva ya desde el mes de abril de 1999 y que, por lo tanto, la guerra era deseada.

Las unidades militares rusas encontraron escasa resistencia en las ciudades y pueblos del norte del país, donde apenas se registraron combates. En Grozni, el ejército ruso mantuvo un largo asedio acompañado de constantes bombardeos que, a diferencia de la primera guerra, afectaron a las instalaciones petroleras. La ciudad capituló finalmente en febrero de 2000, tras meses de encarnizada resistencia. Es así como empieza la ocupación. Moscú llega a desplegar en la zona hasta 140.000 hombres en un territorio donde quedan menos de medio millón de civiles, y admite que el 42% de sus filas están integradas por mercenarios. El millar de combatientes que habían defendido la ciudad se retiró hacia la montañosa región sur del país y continuaron combatiendo a los ocupantes lanzando desde allí ataques guerrilleros y organizando acciones terroristas que demostraron que el conflicto checheno estaba lejos de solucionarse.


En mayo de 2000, el presidente Putin impuso una administración presidencial directa en la república y, el mes siguiente, designó al clérigo checheno Ajmed Kadyrov como jefe de la administración provisional. Todo esto hacía pensar en una estrategia de chechenización del conflicto. Kadyrov, que había combatido contra los rusos en la primera guerra y gozaba de influencia entre algunos clanes, formó una milicia integrada por chechenos prorrusos para luchar contra los separatistas.
Aunque Kadyrov era un firme partidario del gobierno ruso, tampoco pudo poner fin a la corrupción y la violencia. Un año después, en enero de 2001, las autoridades rusas traspasaron la dirección de la "operación terrorista" al Servicio Federal de Seguridad. Kadyrov fomentó, con el apoyo de Moscú, una política de amnistía para todos los independentistas, con el objetivo de que dejaran las armas y pasaran a formar parte de su milicia.


El 23 de marzo de 2003 se aprobó mediante referéndum una nueva Constitución. El texto otorgaba a la república cierto grado de autonomía pero la mantenía estrechamente ligada al gobierno de Moscú. El referéndum contó con el apoyo del Kremlin, pero fue duramente criticado por los separatistas por el mar de irregularidades en que se desarrolló (ninguna organización supervisó oficialmente una votación en que podrían haber participado hasta 40.000 soldados rusos).


El 5 de octubre de 2003 se celebraron elecciones presidenciales en el marco de la nueva Constitución de marzo. Como sucedió con el referéndum constitucional, no hubo observadores internacionales presentes. El candidato presentado por el Kremlin, Ajmat Kadyrov, obtuvo el 80% de los votos. Las voces críticas de este proceso afirman que a los separatistas se les prohibió presentarse a los comicios y que Kadyrov hizo uso de sus milicias personales para disuadir a los opositores políticos. El 9 de mayo de 2004 murió en un atentado preparado por los separatistas, que colocaron un artefacto explosivo en la tribuna del estadio donde se celebraba la victoria en la Segunda Guerra Mundial.


En agosto de 2004, otro candidato apoyado por el Kremlin, Alu Aljanov, ganó las elecciones presidenciales con casi el 74% del 85% del total de votantes. Las últimas elecciones se celebraron el 25 de noviembre de 2005. Los observadores internacionales informaron que en los colegios electorales había más soldados y periodistas que votantes. La mitad de los escaños van a parar a Rusia Unida, una coalición patrocinada por el Kremlin.


Desde diciembre de 2005, Ramzán Kadyrov, hijo del ex presidente asesinado Ajmat, ocupa el cargo de primer ministro aunque, según muchas voces, es el dirigente más poderoso del país y el que lo gobierna de facto. Kadyrov obtuvo el cargo en marzo de 2006.


1.6.1. Semejanzas y contrastes entre las dos contiendas

Desde el punto de vista estratégico, la operación iniciada en 1999 demostró que las fuerzas armadas rusas habían aprendido algunas lecciones de la primera guerra. La primera lección fue la informativa: si no hay televisión, no hay guerra. Por un lado, las autoridades rusas impusieron un estricto control sobre los periodistas y los medios de comunicación extranjeros para restringir su acceso a la república (sin ninguna prohibición específica, pero poniendo todas las trabas burocráticas posibles y creando un clima de total falta de seguridad). Y, paralelamente, el Kremlin decidió poner a raya a los medios rusos que aún no se habían doblegado a sus órdenes, y fueron pocas las publicaciones que optaron por seguir informando de forma independiente. Así, el escenario mediático fue muy distinto del de la primera contienda, en que los medios ofrecieron información razonablemente objetiva. En este proceso, resultó decisiva la clausura de medios que, como los canales de televisión ORT y NTV, se habían mostrado más o menos disidentes. Así fue como la información alternativa quedó restringida a un puñado de empresas marginales, con escaso eco entre la población. Es también importante señalar que la labor de los periodistas rusos en Chechenia era muy delicada, pues despiertan los recelos de ambos bandos. De este modo, se puede afirmar que "el Kremlin ha ganado a todos los efectos la guerra la información".

A diferencia de la primera guerra, en esta ocasión los ataques aéreos fueron inmediatos. Ciudades y pueblos fueron sometidos a un diluvio de proyectiles: bombas de fragmentación, incendiarias, misiles tierra-tierra; se habla incluso del empleo de armas químicas. Todo esto hizo de Grozni la ciudad más bombardeada desde la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, se atacaron las infraestructuras civiles y más de la mitad de la población huye hacia los campos de refugiados de las repúblicas vecinas.

También en esta ocasión, las tropas rusas parecían disponer de un plan general y mostraron mayor habilidad para afrontar los movimientos de los rivales. Así, evitaron el combate abierto, utilizaron mayor artillería y fuerzas aéreas –aprovechando su gran capacidad de fuego–, contó con unidades especializadas sobre el terreno e impuso un estricto control sobre la información.

Por lo que respecta a la resistencia chechena, ésta se ha hecho valer principalmente en las montañas meridionales de la república. No se conoce exactamente el número de sus efectivos, pero se barajan cifras de entre 3.000 y 15.000 personas, armadas con viejos kalashnikov, pero, en todo caso, no están en condiciones de controlar un territorio importante. Parece ser también que, en la segunda guerra, surgieron diferencias entre las diversas fuerzas de la resistencia. Los grupos wahabíes han recibido apoyo y financiación del exterior, por lo que su influencia se ha extendido entre todos los combatientes. Por tanto, la idea de un frente unido contra "el invasor ruso" es errónea. Existen también divisiones en el seno de la sociedad, y la presencia de milicias armadas filorrusas evidencia también la existencia de un sector checheno que se opone a cualquier tipo de proyecto secesionista.

También surgió otra diferencia fundamental desde dentro, y es que, en esta ocasión, la intervención militar en Chechenia contaba con un amplio apoyo entre la población rusa, principalmente debido a la mencionada cadena de bombas en diferentes ciudades rusas durante el mes de septiembre de 1999.

 

1.6.2. Los porqués de la segunda guerra

Son muchas las informaciones distorsionadas sobre el origen y la naturaleza del conflicto checheno. Así, en primer lugar, la guerra no fue, como se adujo desde Moscú en 1999, una operación antiterrorista: "no se arrasan ciudades en operaciones antiterroristas". Tampoco es cierto que Chechenia sea escenario de una yihad islámica. La Chechenia que declaró la independencia en 1994 era, al menos oficialmente, una república laica. El islamismo ha ido ganando terreno durante la contienda, pero debe entenderse más bien como una nueva bandera de identidad, y no como el motor del conflicto.

Hay tres razones muy evidentes que pueden servir para explicar las motivaciones de la segunda guerra. En primer lugar, el conflicto le ha venido a Putin como anillo al dedo para asentarse en el poder. No deja de sorprender que Rusia no haya detenido ni ejecutado a los principales guerrilleros chechenos, lo cual daría credibilidad a la idea de que a sus dirigentes les interesa mantener vivo el conflicto. La segunda razón aludiría a la intención de mantener íntegramente el territorio de la Federación Rusa y acabar con cualquier deseo secesionista. En tercer lugar, se suele hablar de abrir las puertas a intereses económicos y geoestratégicos relacionados con la industria del petróleo y del gas natural, así como al despliegue del capitalismo mafioso.

El gobierno ruso, por su parte, ha ofrecido dos justificaciones principales para mantener vivo el conflicto. En primer lugar, tras atribuir la condición de terrorista a toda la resistencia chechena, remarca que con los terroristas no se negocia. En segundo, lamentándose por la debilidad del Estado, apunta al fortalecimiento de éste.

Con respecto al primer punto, el de la resistencia chechena, es importante destacar que la irrupción del islamismo más radical en Chechenia, a mediados de los 90, dio un vuelco a la historia de la zona. Recordemos que el primer presidente de la Chechenia autoindependizada, Dudáyev, era cualquier cosa menos un creyente modelo y que, en su momento, se declaró contrario a la introducción de la sharía, la ley islámica, y a favor de un orden constitucional laico. Todos estos hechos sugieren que fue una confluencia de hechos lo que llevó a determinados sectores a abrazar un discurso religioso que antes no le era propio. Hay dudas, por ejemplo, sobre las credenciales religiosas de Basáyev, y se afirma que su relación con el wahabismo de origen saudí respondía, ante todo, al deseo de obtener financiación. Así, según algunos analistas, como la resistencia chechena, una vez más, no recibió más apoyo exterior que el de los wahabíes, se convirtió, en cierto sentido, en rehén de éstos últimos. Sin embargo, en la resistencia chechena se observan diversas tendencias, de las que se podrían destacar, grosso modo, tres. Una primera que no es del todo hostil a la visión occidental de los derechos humanos, apela al Consejo de Europa y reclama que un tribunal internacional juzgue los crímenes de guerra en Chechenia. La segunda, representada por el islam más tradicional y autóctono. Y una tercera reflejada por la guerrilla wahabí.

En cuanto al segundo aspecto, el del fortalecimiento del Estado, Putin ha proseguido con el proyecto recentralizador que Yeltsin fue incapaz de sacar adelante. Tres parecen ser los objetivos principales: garantizar al centro federal un control exhaustivo de todos los procesos, recuperar para aquél atribuciones en manos de repúblicas y regiones, y suprimir eventuales barreras existentes entre los agentes de la federación.

En este sentido, Putin ha procurado desarrollar varias medidas. En primer lugar, en mayo de 2000, creó siete macroestructuras o distritos situados por encima de las repúblicas y regiones, cada uno encabezado por un representante del presidente. La segunda medida significativa fue la modificación del sistema de elección de los diputados del Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento, con el derecho paralelo del Kremlin a destituir a los presidentes de repúblicas y regiones, y a disolver los parlamentos de éstas. De forma paralela, Moscú anunció también otros planes orientados a entorpecer el concurso electoral de partidos nacionalistas de la periferia.

En todo caso, es evidente que son muchas las personas que se benefician de los conflictos bélicos. En Chechenia este proceso "ha llegado mucho más lejos de lo habitual, y la búsqueda de beneficios financieros ha distorsionado por completo cualquier otro objetivo. Dicho de otro modo: todo está en venta."

 

1.7. La Unión Europea, Estados Unidos y organismos internacionales

Lógicamente, Rusia no ha dado la bienvenida a la intervención de terceras partes ni de mediadores en su particular guerra contra Chechenia. Amparándose en la fórmula del "conflicto interno" en un principio, y de la "guerra contra el terrorismo" después, la gran potencia ha conseguido reducir las críticas políticas a mínimos. Y es que, el contexto internacional que surgió a raíz del 11 de septiembre de 2001 ofreció a Rusia la excusa perfecta para subirse al carro de la "lucha contra el terrorismo internacional". Desde entonces, los presuntos vínculos entre Al Qaeda y los independentistas chechenos que, por otra parte, las autoridades rusas nunca han podido demostrar, han parecido actuar como mordaza de la opinión pública y los medios de comunicación dominantes La comunidad internacional, por su parte, no ha querido utilizar los mecanismos de presión, por simbólicos que sean, a su disposición, limitando sus críticas prácticamente a un murmullo apenas audible, demasiado propensa a aceptar ciegamente los "cambios esperanzadores, aunque modestos" y la letanía de buenas intenciones, raras veces cumplidas, declaradas por el gobierno ruso. Y es que, aunque Rusia fuera aparentemente derrotada en la larga diatriba de la Guerra Fría, sigue ocupando un papel de peso en el panorama internacional, como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, como aliado de Occidente en el nuevo escenario de securitización mundial y, por si fuera poco, como gran socio comercial y energético.

De hecho, cuando Moscú retomó las hostilidades en 1999, el presidente checheno Aslán Masjádov solicitó a los dirigentes europeos y estadounidenses que suspendieran las ayudas económicas a Rusia. Grozni solicitaba al mismo tiempo la intervención de las Naciones Unidas para detener la ofensiva rusa. Por toda respuesta, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se limitó a llamar a los combatientes "a la moderación" y a pedirles que tomaran "todas las precauciones para evitar las víctimas civiles."

Sin embargo, la violencia desencadenada al principio de la segunda guerra obligó a la comunidad internacional a pronunciarse, aunque fuera con prudencia, al respecto. Así, el 7 de octubre de 1999 el Parlamento Europeo aprueba una resolución en que, "considerando la dimensión geoestratégica cada vez mayor del conflicto del Cáucaso, en particular debido a la presencia de oleoductos e importantes intereses petroleros" y "alarmado por las declaraciones del Primer Ministro Putin, quien rechaza rotundamente las negociaciones con el presidente electo de Chechenia, Maschadov, y justifica abiertamente la acción militar con los intereses de su país en relación con las materias primas", "condena severamente la intervención militar rusa en Chechenia y lamenta profundamente las nuevas pérdidas de vidas humanas, los heridos y los daños causados a la vida familiar, económica y social como consecuencia de la violencia".

De hecho, en la Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europea celebrada en Helsinki el 10 de diciembre de 1999, se amenaza a Rusia con sanciones —concretamente con la suspensión de algunos fondos— a raíz del duro asedio que mantiene el ejército ruso en Grozni y el ultimátum dado a la población, a la que se amenaza con ser totalmente aniquilada. Estas presiones, sumadas a las del G8, llevarán a Moscú a retirar el ultimátum, aunque no el asedio de la ciudad, que caería en febrero de 2000.

La OSCE, en ocasión de la Cumbre de Estambul celebrada en noviembre de 1999, hace también referencia a la situación en el Cáucaso Norte en su declaración final, aunque se muestra más comedida que la Unión Europea, reiterando "con firmeza nuestro pleno reconocimiento de la integridad territorial de la Federación de Rusia" antes de pasar a reconocer "la necesidad de hallar una solución política y en que la asistencia de la OSCE puede ser conducente al logro de ese objetivo". De hecho la OSCE había enviado una misión a Chechenia, con un mandato que se extendía entre abril de 1995 y diciembre de 2002, que se encargaría de "perseguir el diálogo y las negociaciones (...) mediante la participación en mesas redondas con miras a establecer un alto el fuego y eliminar las fuentes de tensión". La misión había desempeñado un papel clave en la firma de la tregua y el acuerdo de paz que puso fin a la primera guerra chechena en 1996. Sin embargo, no renovó su mandato, que vencía el 1 de enero de 2003, ante las exigencias de Rusia para que limitara sus actividades a la ayuda humanitaria.

No obstante, el cambio que se produce sobre el terreno a partir de marzo de 2000, cuando el conflicto adopta una forma de menor intensidad, aunque se sigan violando sistemáticamente los más elementales derechos humanos, hace que la guerra sea menos visible. Así, aunque los organismos internacionales compuestos por expertos independientes seguirán denunciando las violaciones del derecho internacional, en el ámbito político las críticas se suavizan. Y con el pasar del tiempo, los toques de atención se van diluyendo hasta prácticamente desaparecer. Así por ejemplo, en las declaraciones conjuntas de las diversas cumbres entre la Unión Europea y Rusia, las referencias a Chechenia pasan a ser anecdóticas o incluso inexistentes. Es así como el Parlamento Europeo, con motivo de la XVII Cumbre UE-Rusia, celebrada en Sochi el 25 de mayo de 2006, emite una resolución en que se limita a lamentar, en un único punto, "que no haya tenido lugar ninguna mejora real en Chechenia", para pasar a aplaudir "los trabajos en curso en relación con el Espacio Económico Común, cuyo objetivo global es suprimir las barreras al comercio y a la inversión y promover las reformas y la competitividad", recalcar "la importancia estratégica de la cooperación energética" y acoger con satisfacción "la firma de acuerdos sobre facilitación de visados y readmisiones (...) para facilitar la expulsión de la UE de inmigrantes ilegales procedentes del territorio ruso".

La ocupación de gran parte del territorio por las fuerzas rusas entre febrero y marzo de 2000, y las primeras informaciones sobre los arrestos arbitrarios, las torturas y las ejecuciones sumarias llevan a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a efectuar una misión de investigación que irá seguida de un informe muy crítico y que dará lugar, finalmente, a la aprobación de una resolución que alude explícitamente al "uso desproporcionado e indiscriminado de la fuerza militar rusa, con inclusión de ataques contra la población civil, que ha dado lugar a una grave situación humanitaria". Sin embargo, las Naciones Unidas seguirán siendo, en gran medida, otro invitado de piedra en el conflicto ruso-checheno.

En cuanto a la postura de la Casa Blanca con respecto a Chechenia, algunos analistas recomiendan recordar las explicaciones dadas por Henry Kissinger sobre la guerra entre Irán e Iraq durante la década de 1980: se trataba, por encima de todo, de que ambos bandos salieran debilitados y derrotados. Para Estados Unidos, Chechenia ha ido perdiendo importancia, en parte porque su peso económico se ha reducido, los yacimientos petrolíferos están casi agotados y ya se han creado oleoductos alternativos y, en parte, porque el nuevo escenario surgido tras el 11 de septiembre determina unas nuevas reglas del juego.

 

2. Actores

Gobierno de la Federación Rusa. En ruso.

Ministerio de Defensa de la Federación Rusa. En ruso.

Servicio Federal de Defensa de la Federación de Rusia (FSB). En ruso.

Gobierno de la República Chechena. Ofrece información sobre el gobierno y la administración prorrusos, la población, prensa y sociedad. En ruso.

*) Shamil Basáyev (1965- )
El más famoso de los combatientes chechenos durante el primer conflicto. Basáyev se convirtió en el principal enemigo de Rusia tras dirigir una emboscada en el sur del país en 1995, en el curso de la cual tomó cientos de rehenes en la ciudad de Budiónnovsk. Se le permitió escapar a Chechenia a cambio de la promesa de negociaciones de paz. Un año más tarde, Basáyev capitaneó la recuperación de Grozni por parte de Chechenia. Este personaje, más radical que el presidente Masjádov, buscaba procurarse una buena posición en Chechenia una vez concluida la guerra. Tampoco él era un islamista radical, sino un mero devoto de la Naqshbandiya, la rama chechena local del sufismo.

Víktor Chernomyrdin (1938 -)

Yojar Dudáyev (1944-1996)
Ex comandante del ejército soviético y primer presidente de la autoproclamada república independiente de Chechenia. Con un tono similar al de Yeltsin, encabezó la defensa separatista frente a la intervención rusa. Murió, según fuentes chechenas, en 1996, en un atentado con un misil teledirigido, del que responsabilizan a Moscú. Dado que la imagen de su cadáver nunca fue mostrada, se ha llegado a especular que, tras someterse a una operación quirúrgica, siga vivo en el anonimato.

Emir Jattab (1969-2002)
El único de entre los no chechenos que destacó en la guerra. Beduino de Arabia Saudí que luchó con los muyahidines contra los soviéticos y se instaló en Chechenia en 1995. Un año más tarde lideró una operación en la que se destruyó una columna de tanques rusos en las montañas del sur.

Ajmat Kadyrov (1951-2004)
Dirigente religioso checheno, partidario de la independencia hasta 1998. Elegido como presidente prorruso de Chechenia en 2003, fue asesinado por la resistencia chechena.

Alexander Lébed (1950-2002)
General del ejército ruso —en su día del ejército rojo, con el que sirvió en Afganistán, el Cáucaso y Moldavia— nombrado como representante ruso en las negociaciones de paz de 1996 en las que se llegó a un acuerdo con los chechenos. En 1997 rompió definitivamente con Yeltsin y se presentó como candidato a la presidencia de una región siberiana. Falleció en accidente en 2002.

Aslán Masjádov (1951-2005)

Vladímir Putin (1952- )

Borís Yeltsin (1930- )


3. Recursos


Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Rusia. Incluye información sobre las actividades humanitarias internacionales llevadas a cabo en Chechenia y en las repúblicas colindantes (boletín de novedades, dosieres de recopilación de prensa, lista de organizaciones que trabajan en la zona, documentos sobre coordinación de la ayuda, líneas de actuación sectoriales y los correspondientes mapas, etc.). En inglés y en ruso.

Excelente página de Human Rights Violations in Chechnya, una organización ruso-chechena (amenazada de cierre) con multitud de vínculos ordenados por secciones: punto de vista checheno, punto de vista del gobierno ruso, ONG y organizaciones de ayuda y solidaridad, sitios web sólo rusos, fotogalerías, vídeos, etc.

Completa página de recursos de INCORE, con accesos directos a mapas, agencias de noticias, instituciones y agencias gubernamentales locales y nacionales, organizaciones multilaterales, ONG, centros de investigación y otros actores no gubernamentales, artículos, informes, etc. En inglés.

Dosier del conflicto realizado por BBC News. Incluye documentos de análisis, artículos de fondo, perfiles de los actores En inglés.

Kavkaz Center. Agencia informativa islámica especializada en la región del Cáucaso, Asia Central y Afganistán. Excelente recurso para mantenerse informado diariamente sobre la situación en esta región. En inglés, ruso y turco.

Chechen Press. Agencia informativa independentista chechena. En inglés y en ruso.

Tratado de paz ruso-checheno del 12 de mayo de 1997. En inglés.

Memorial. En ruso, inglés y alemán.

Nizam TV. Agencia de noticias que ofrece excelentes documentales audiovisuales desde una perspectiva chechena (en la sección Film Archive). En inglés y en ruso.

Rebelión. Página con varios artículos dedicados exclusivamente a Chechenia proporcionados por este excelente portal de información alternativa. En español.

Human Rights Watch. Página de publicaciones sobre Rusia de este observatorio de los derechos humanos. Incluye numerosos y detallados informes sobre violaciones de los derechos humanos en Chechenia y sobre la situación de los refugiados. En inglés.

Chechnya News. Completa página de actualidad de la agencia de prensa Worldnews.com sobre el conflicto checheno. Se pueden encontrar mapas, análisis históricos del conflicto, una cronología de los últimos acontecimientos, artículos periodísticos y un listado de enlaces. En inglés.

Watchdog. Servicio en línea con sede en Praga que recoge y difunde información sobre el conflicto de Chechenia, centrándose en lo derechos humanos, la ayuda humanitaria, la cobertura mediática y la situación política local. En inglés, en ruso y en checo.

American Committee for Peace in the Caucasus (ACPC). Comité independiente sin ánimo de lucro con sede en Washington y dedicado a la búsqueda de una solución pacífica a la guerra de Chechenia.

Página de la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) dedicada a Rusia. Incluye interesantes informes sobre derechos humanos. Principalmente en inglés y en francés, pero contiene algunos documentos en español y árabe,.

4. Datos del país

Datos básicos del país de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA)

5. Derechos humanos y refugiados

Como conflicto armado no internacional, la guerra de Chechenia entra en el Artículo Común 3 de las Convenciones de Ginebra, que prohíbe el asesinato, el maltrato y la tortura de todos aquellos que no participan en las hostilidades. Además, queda cubierta por el Protocolo Adicional II de las Convenciones de Ginebra de 1977, de la que Rusia es parte. Este protocolo, además de la violencia contra los que no participan en las hostilidades, prohíbe el castigo colectivo, la toma de rehenes, los actos terroristas, los ataques contra la dignidad personal y el pillaje. El protocolo cataloga también como crimen el dirigir ataques directos contra la población civil.

Por otra parte, el asesinato, la tortura y las desapariciones forzadas, si se cometen como parte de forma sistemática contra la población civil, se consideran crímenes de guerra según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Rusia ha firmado el Estatuto pero no lo ha ratificado, por lo que la Corte carece de jurisdicción sobre los crímenes cometidos en Chechenia.

 

5.1. Violaciones por parte del ejército ruso

Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Federación Internacional de Derechos Humanos y la organización rusa Memorial, entre otras, han publicado numerosos informes que documentan con detalle las violaciones de los derechos humanos cometidas por el ejército ruso en territorio checheno durante las dos campañas. Las torturas, las ejecuciones sumarias, las desapariciones, la detención indiscriminada de "sospechosos" (principalmente varones), los saqueos de viviendas y las violaciones de mujeres han estado y siguen estando a la orden del día, formando parte de un plan sistemático de hostigamiento de la población civil.

Desde principios de enero de 2002, por ejemplo, se han multiplicado las "operaciones de limpieza" (zachistka en ruso) que, oficialmente, sirven para "comprobar el registro de los ciudadanos en su lugar de residencia" y que suelen seguir un patrón común. En primer lugar, las tropas federales rodean el pueblo en cuestión con vehículos blindados y se prohíbe la salida y la entrada de cualquier persona. Muy a menudo, también se prohíben los desplazamientos dentro de la propia población. Los soldados, enmascarados en muchas ocasiones, se despliegan entonces por las calles y, en grupos, entran en las casas de los habitantes, de forma totalmente arbitraria, donde a veces comprueban los pasaportes y, en la mayoría de las ocasiones, saquean todo lo que consideran valioso o creen que pueden usar como moneda de cambio. En estas operaciones, son frecuentes los maltratos físicos de cualquiera que trate de resistirse y las detenciones arbitrarias, sobre todo de varones entre 15 y 60 años.

Y es que durante la segunda campaña, el alto mando ruso emitió la orden de considerar a todos los varones chechenos de entre diez y sesenta años como combatientes potenciales. Muchos de ellos fueron arrestados y "filtrados" en lugares como Chernokosovo, una antigua prisión convertida en "campo de filtración".

El sistema de "campos de filtración" constituye otra de las particularidades del plan deliberado de ataque contra los civiles del ejército ruso. Durante las "operaciones de limpieza" (que afectan incluso a lugares como hospitales), las fuerzas federales establecen un cuartel general en el pueblo y un "centro de filtración temporal". Estos "centros" pueden ir desde agujeros cavados en la tierra y cubiertos de agua hasta graneros, pasando por antiguas fábricas, y son estructuras totalmente ilegales. Los detenidos durante las operaciones, sospechosos de alguna actividad por la que nunca reciben una acusación formal, quedan recluidos en estos centros para ser interrogados y, en la mayoría de los casos, son víctimas de malos tratos y torturas. Si la persona consigue sobrevivir finalizada la operación, se suele ofrecer a la familia la posibilidad de "comprarlo", por cantidades que oscilan entre los 1.000 y los 10.000 rublos. Si la persona fallece, lo más habitual es también que la familia deba comprar el cadáver, aunque hay casos en que los cuerpos se encuentran abandonados en cualquier lugar. Sin embargo, a veces las personas "desaparecen" sin dejar rastro, sin que las familias sepan dónde buscar ya que, por lo general, no se sabe quién realizó la detención ni a dónde se llevó al detenido. Y aún cuando los familiares dispongan de esta información, en caso de denunciar el hecho se enfrentan a la amenaza de ser víctimas de represalias. También en ocasiones, se han encontrado los cadáveres de las personas desaparecidas en fosas comunes. Hay también constancia de frecuentes violaciones de mujeres, aunque suele ser a través de testigos indirectos, ya que las tradiciones religiosas y culturales de Chechenia dificultan que las víctimas o sus familias confiesen estos actos. Se calcula que, entre 1999 y septiembre de 2005, han "desparecido" entre 2.000 y 5.000 personas. Según Amnistía Internacional, en 2005 se habría detectado un ligero cambio de tendencia en este tipo de violaciones. "Los informes indican que se detiene arbitrariamente a personas y se las recluye en régimen de incomunicación (...) se las somete a torturas y malos tratos con el propósito de obligarlas a confesar delitos que no han cometido (...) una vez que han firmado una "confesión" trasladan a estas personas a otro centro de detención donde pueden ser visitadas por familiares y un abogado de su elección. Pero la declaración que han firmado es, al parecer, "prueba" suficiente para que se las declare culpables".

Los checkpoints o puntos de control militar constituyen otro gran obstáculo a la normalización de la vida de los civiles en Chechenia. No sólo representan una forma de presión psicológica, sino que las fuerzas federales los utilizan también a modo de peaje, de modo que todo el que desee pasar debe pagar la tarifa establecida por la unidad al mando del puesto. Además, existe siempre el riesgo de ser detenido, especialmente en el caso de los hombres.

Sometida a la presión internacional por el comportamiento de sus tropas en Chechenia, y ante la evidente incapacidad del sistema judicial habitual, las autoridades rusas crearon comisiones especiales para investigar los hechos, el cargo de Representante Especial del Presidente para los Derechos Humanos y varios comités parlamentarios. Sin embargo, ninguno de estos cuerpos ha desarrollado una actividad visible.


5.2. Violaciones por parte de la guerrilla chechena

El bando de los independentistas no se queda atrás: violencia contra los civiles que rehúsan que los combatientes accedan a sus pueblos o que intentan negociar la rendición con las autoridades rusas; ataques contra los miembros de la administración chechena instaurada por el gobierno ruso; atentados con coches bomba. Este tipo de operaciones es responsable de la muerte de numerosos civiles y sirve a los intereses de los elementos más radicales del ejército ruso que aplican, en consecuencia, la ley del talión.

En todo caso, puede que lo más destacable de las violaciones de los derechos humanos por parte de guerrillas chechenas se encuentre en la espectacularidad y el gran eco mediático de algunas de sus acciones. Aunque pesan serias dudas sobre la autoría de los atentados terroristas en diversos puntos de la Federación Rusa en 1999, achacados en un principio a la guerrilla chechena, parece innegable que, durante la segunda guerra, se han producido algunos atentados perpetrados por ésta. Así, parece fuera de duda que fue un comando checheno el que tomó el teatro Dubrovka de Moscú, en octubre de 2002, para secuestrar a todos los espectadores. A raíz del secuestro, que acabó con la irrupción de los comandos de asalto del ministerio del Interior ruso, murieron asfixiados 129 de los rehenes por un gas que, a día de hoy, no se ha podido identificar. Sin embargo, son muchos los expertos que se preguntan cómo pudo llegar el comando checheno, y todo el arsenal con el que iba equipado, sin levantar ningún tipo de sospecha. En la misma línea de acción se inscribiría el secuestro de alumnos y profesores de la escuela nº 1 de Beslán, en Osetia del Norte, el primer día del curso escolar de 2004. El consabido asalto de las fuerzas rusas, días después de la entrada del comando checheno, se saldó con más de 300 muertos, en su mayoría niños.

5.3. Refugiados

En diciembre de 1994, los bombardeos y los ataques de la artillería rusa destruyeron amplias áreas de la capital, Grozni, y de las aldeas circundantes, obligando a más de 250.000 personas, de una población chechena total de 700.000, a huir de sus hogares. Estas personas se dirigieron a Ingushetia, Daguestán y Osetia del Norte, así como a otras partes de Chechenia.

Durante los doce meses que siguieron al alto el fuego de 1996, que estipulaba la retirada de las tropas rusas pero no resolvía la cuestión del estatuto de Chechenia, muchos desplazados regresaron a sus hogares en Chechenia, lo que permitió la retirada paulatina de la operación de emergencia desplegada por diversos organismos de la ONU en la región. La atención se dirigió a la cuestión de los desplazados internos.

Sin embargo, la situación en Chechenia siguió siendo inestable. Los secuestros y los homicidios eran generalizados. En diciembre de 1996, por ejemplo, fueron asesinados seis miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja mientras dormían en el hospital donde trabajaban. Numerosos trabajadores de organizaciones humanitarias fueron también secuestrados, lo cual obligó a muchas de ellas a suspender la actividad sobre el terreno y trasladarla a las repúblicas vecinas.

Las hostilidades estallaron de nuevo en Chechenia a fines de 1999. Al principio, los combates en el vecino Daguestán entre grupos armados chechenos y fuerzas rusas obligaron a huir a unas 30.000 personas. Después, en octubre, se inició una nueva guerra ente fuerzas rusas y fuerzas de la república secesionista. De nuevo, más de 200.000 personas huyeron a las repúblicas vecinas, en particular a Ingushetia, y varios miles escaparon cruzando la frontera internacional de Georgia.

Según una misión de Médicos sin Fronteras de febrero de 2004, "muchos chechenos han regresado [a Grozni]. Tres años de intensas presiones y la política de intimidación por parte de las autoridades rusas e ingushetias han surtido efecto. Hoy ya sólo quedan 34.000 refugiados chechenos en la República de Ingushetia. Hace tan sólo un año y medio, eran más de 80.000".

Además de los refugiados, en 2002, había en torno a 400.000 ciudadanos rusos desplazados en la Federación Rusa a consecuencia de la guerra en el Cáucaso Norte. Desde el inicio de la segunda contienda, en 1999, se han registrado unos 310.000 de éstos. Según el Consejo de Europa, en marzo de 2004 había 110.000 desplazados internos en Ingushetia; 140.000 en la propia Chechenia y 20.000 en Daguestán. Se cree que los otros 40.000 se han desplazado a otras repúblicas norcaucasianas y a otras zonas urbanas de la Federación Rusa.

 

6. Mapas

Varios mapas de Chechenia, Grozni y la región ofrecidos por la Universidad de Texas Austin.

Mapas de Chechenia, de los distritos de la Federación rusa, del Cáucaso y de las rutas del petróleo en el Cáucaso.