Sistema Político



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Forma de Estado

Tal y como se afirma en el artículo primero de la Constitución política colombiana de 1991, Colombia es una república unitaria y descentralizada organizada en 32 departamentos y una capital de distrito.

 

Sistema de gobierno y Distribución de poderes

El presidencialismo en Colombia
El sistema de gobierno colombiano se caracteriza por ser presidencialista, al igual que el resto de gobiernos de región. El presidencialismo colombiano ha generado una concentración del poder en manos del ejecutivoque queda reafirmada con la Constitución de 1991. El presidente de la república es el jefe de estado, de gobierno y suprema autoridad administrativa tal y como indica la Constitución de 1991 y se elige por voto directo y secreto de todos los/ciudadanos/as del país por un período de cuatro años sin posibilidad de ser reelegido. En caso de que ninguno de los candidatos consiga mayoría absoluta en la primera votación se llevará a cabo una segunda tres semanas después en la que participarán los dos candidatos más votados, el elegido será aquel que más votos obtenga. El ejecutivo estará formado por el Presidente de la República, por los ministros de despacho y por los directores de departamentos administrativos, así como por los gobernadores, alcaldías, superintendencias, establecimientos públicos y empresas industriales o comerciales del Estado.

El poder legislativo
El legislativo está formado por dos cámaras: la Cámara de Representantes con 161 miembros y el Senado con 102. Los miembros de ambas cámaras son elegidos de forma directa por sistema proporcional, la duración de su mandato es de cuatro años y no pueden ser reelegidos de forma consecutiva. La abstención electoral junto con el fraccionamento de los partidos políticos ha debilitado el papel del Congreso como órgano legislador y como centro del debate político y es muy impopular debido a la existencia de prácticas clientelares y de corrupción.

El poder judicial


La rama judicial la forman la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de Judicatura, la Fiscalía General de la Nación, los tribunales y jueces civiles y militares. A la vez, el Congreso también podrá ejercer determinadas funciones legislativas. La Constitución de 1991 diseñó un modelo de justicia altamente politizado, y el resultado ha sido la existencia de injerencias del ejecutivo en los nombramientos clave del ramo, especialmente en el del Fiscal general, en el que se concretaron enormes poderes discrecionales. La Constitución de 1991 reorganizó el sistema de justicia civil que teóricamente es independiente del ejecutivo y el legislativo. Pero los miembros del aparato judicial son objeto de acciones intimidatorias cuando se tratan casos relacionados con miembros de las Fuerzas Armadas, paramilitares, guerrilleros o narcotraficantes.

El sistema de justicia civil incorpora la jurisdicción regional que procesa los crímenes relacionados con tráfico de narcóticos, terrorismo, secuestros, etc. En estos tribunales los jueces, los testimonios, los fiscales y los abogados quedan en el anonimato por razones de seguridad. Esta modalidad de impartir justicia ha recibido condenas desde grupos de defensa de los Derechos Humanos ya que vulnera las normas legales y los drechos de procesamiento. Según el Estatuto Legal de Justicia este tipo de tribunales tendrían que desaparecer en junio de 1999.

Poder judicial y militares en Colombia
La institución judicial sufre la influencia de los mandos militares que habían conseguido que se legislase que cualquier actuación realizada en acto de servicio se considerara dentro de la jurisdicción militar y fuese juzgada por tribunales militares. La Corte Constitucional excluyó la posibilidad de que las violaciones de Derechos Humanos pudiesen ser consideradas en relación al servicio militar y se habían de juzgar por tribunales civiles. Pero se han dado casos de violaciones de Derechos Humanos por parte de militares que han sido juzgadas por tribunales militares. La impunidad de las Fuerzas Armadas en este sentido se deja sentir en la justicia colombiana.

Caracterización del Estado colombiano
El Estado colombiano se caracteriza por ser un ente débil, puesto en la mayoría de los casos al servicio de los intereses particulares de las elites que fueron representadas políticamente a través de la hegemonía liberal-conservadora durante el Frente Nacional y que actualmente continúan representadas a través de los liberales, conservadores o de sus propios partidos (com independientes). La debilidad del Estado se hace patente en su incapacidad para controlar la corrupción generalizada que implicó una deslegitimación de las instituciones públicas y privadas. Pero la corrupción también ha sido estimulada por la debilidad de los partidos políticos y por la existencia y arraigo del narcotráfico a todos los niveles (social, económico, político, etc) de la sociedad colombiana. Asimismo, la situación de violencia continuada que vive el país desde la época del Frente Nacional ha contribuido a organizar las Fuerzas Armadas y prever otros mecanismos para combatirla con las armas pero con resultados poco vistosos y con serias consecuencias respecto al tema de los Derechos Humanos.

 

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Historia constitucional

Para más información de la historia constitucional

La Constitución de 1991 y la reforma constitucional de 1996
En 1991 se promulgó la nueva constitución en la que se desmantelaron todos los elementos del gobierno de coalición que existían desde 1974. La preparó una asamblea constituyente, designada por elección popular, en la que tuvieron una presencia importante representantes de un grupo de la guerrilla (la Alianza Democrática M-19) que se había desmovilizado (19 de los 70 constituyentes pertenecían a esta formación, junto con 24 representantes liberales y 20 conservadores), pero en la que tuvieron presencia otros grupos guerrilleros desmovilizados entre los que figuraba el grupo indigenista Comando Quintín Lamé, un sector del EPL (Ejército Popular de Liberación), el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), etc.

Rasgos característicos de la Constitución de 1991
Las características que se destacan de la Constitución de 1991 son:

1) Incorporación de extensas referencias a derechos económicos, culturales, ambientales y a los Derechos Humanos, incluidos el derecho a la integridad física y a la protección contra las desapariciones forzadas. A la vez proporcionaba también salvaguardas contra actos arbitrarios del Estado creando el cargo de Defensor del Pueblo y el derecho de tutela que permite a los ciudadanos solicitar rápidamente protección legal si se violan o amenazan sus derechos fundamentales. De momento, la mayoría de los mecanismos de protección de los Derechos Humanos existen únicamente sobre el papel.

Con la Constitución de 1991 también se revocaron numerosas restricciones a la efectiva competencia o al debate público que estaban vigentes en las sucesivas reformas de la anterior norma constitucional. Pero todavía continuaban vigentes límites a la participación plena de los grupos sociales.

2) La Constitución de 1991 no abordó la reforma de las Fuerzas Armadas. Asimismo aunque se defendían los Derechos Humanos también se garantizaba el mantenimiento de la impunidad. Confirma la jurisdicción de los tribunales militares sobre los delitos atribuidos a miembros de las Fuerzas Armadas e introduce la jurisdicción militar por delitos cometidos por policías (artículo 221). De esta manera se impide que los tribunales civiles investiguen las violaciones de Derechos Humanos. La Constitución va introdujo también la inmunidad de procesamiento por ‘obediencia debida’, por la que se exime de castigo a los soldados y oficiales de menor graduaciónn de las Fuerzas Armadas que puedan demostrar que actuaron siguiendo órdenes.

3) La Constitución de 1991 substituyó el estado de sitio por un sistema gradual de poderes de emergencia: el estado de ‘conmoción interior’ el estado de ‘guerra exterior’. Y se limitaron los poderes del ejecutivo para mantener indefinidamente el estado de emergencia introduciendo controles políticos y judiciales para la renovación de las medidas de emergencia a partir de 180 días.

4) Respecto al ámbito jurídico, la Constitución dio cabida a una justicia paralela para la oposición política, y la adscribió a la rama de la ‘justicia ordinaria’ donde dio cabida a las figuras de jueces secretos, procesos secretos, etc.

5) Se reclasificó el enemigo interior com terrorista, y se tipificó el terrorismo en el Código Penal.

6) Se establecieron, por una parte, diversas formas de participación política entre las que destacan el referéndum y la revocación del mandato, y por otra, se fija un compromiso del Estado para reforzar la red de organizaciones con la finalidad de crear mecanismos de participación, concertación y control de la gestión pública.

7) Reforma de la organización y administración territorial para propiciar la descentralización.

Problemática de la ejecución de la Constitución del 91
La aplicación de la Constitución recae sobre el Congreso, pero en el momento en que se propuso la disolución del Congreso y la convocatoria de nuevas elecciones la mayoría de los congresistas estuvieron en contra de la revocación de su mandato. Aunque la revocatoria fue pactada en 1991, se declaró inhábiles a los constituyentes para participar en las nuevas corporaciones, y esto significó dejar en manos de un congreso que no participó en el proceso la tarea de reglamentar la nueva constitución.

Reforma y propuestas de reforma política
En 1995 el gobierno Samper se plantea la reforma de los partidos políticos. Se apreciaba como un aspecto primordial en la democratización del sistema político colombiano. En este sentido, a mediados de 1995, Ernesto Samper creó una comisión para la reforma de los partidos políticos. La reforma de los partidos políticos implicaba, por una parte, la reforma de la reciente promulgada constitución de 1991 en unos momentos de crisis de legitimidad, y por otra, que la reforma quedaria en manos del Congreso (la posición de los congresistas era muy conservadora y ya se había expresado previamente cuando se propuso la redacción de la constitución del 91).

La reforma abarcaba la financiación estatal de las campañas por la Presidencia y el Congreso (hasta ese momento la financiación no era estatal y eso implicaba la existencia de inyecciones de dinero por parte de sectores interesados y el mantenimiento del clientelismo y la corrupción), la substitución de la Contraloría General por un tribunal nacional de cuentas y la independencia de la Defensoría del Pueblo de la Procuradoría General de la Nación. También se hacía referencia a la obligatoriedad del voto en las presidenciales del 98 y del 2002, la eliminación de la vicepresidencia, y la unificación y ampliación a cuatro años del mandato de alcaldes, gobernadores y regidores. Se propuso la eliminación de las incompatibilidades para congresistas y el aumento de las inhabilidades entre alcaldes y gobernadores, así como la unificación del calendario electoral. También se propuso una reducción de las atribuciones de la Corte Constitucional, que no podría pronunciarse sobre la constitucionalidad de los estados de excepción declarados por el ejecutivo.

Por otra parte, también surgieron temas como el de la extradición. Respecto a la extradición el Ministro de Justicia presentó dos proyectos de ley que hacían referencia a la extinción del dominio sobre bienes que provenían directa o indirectamente del enriquecimiento ilícito, y a aumentar las penas por delitos como el enriquecimiento ilícito, narcotráfico, secuestro, etc. Tanto la extinción del dominio como el aumento de penas constituían una forma de combatir el crimen organizado. Al final, respecto a la extinción del dominio se aprobó la reforma sin limitaciones haciendo posible que el gobierno recupere el control sobre propiedades que pueden ascender a más de 50.000 millones de dólares. Respecto al aumento de las penas por narcotráfico se adoptaron medidas como 45 años de prisión por los jefes de la organización así como multas milionarias a las entidades que faciliten el blanqueo de dinero.

Pero el Congreso comenzó tratando el tema de la extradición de colombianos de nacimiento (artículo 35 de la Constitución), que se hundió después de que se resolviera con una proposición que, además de eliminar la prohibición constitucional de extradición, introducía una serie de requisitos para la aprobación de la extradición que quedaban constitucionalmente consagrados y que hubieran impedido la aplicación de la extradición .

En 1996, la vida de la reforma no parecía muy larga. Las reformas constitucionales necesitan la aprobación por parte del Congreso en dos vueltas, cada una en una legislatura y de manera consecutiva. Si la reforma no se aprueba en la primera legislatura, ésta ya no progresa. A pesar de los obstáculos, la reforma se aprobó en una primera vuelta gracias al apoyo del bloque oficialista.

Actualmente, rige la constitución del 91 con las reformas de 1997, pero ya se plantea la idea de la reforma política tanto para favorecer la democratización de la vida política colombiana como para propiciar la resolución del conflicto interno del país.

 

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Sistema de partidos

Los partidos políticos son cruciales para determinar quien gobierna en Colombia.

Partidos tradicionales
El sistema de partidos colombianos se caracterizan por el elitismo y el dualismo de sus dos partidos tradicionales: Partido Liberal y el Partido Conservador (que cambió su nombre por el de Partido Social Conservador en 1987). Las elites de estos dos partidos han conseguido dominar las instituciones políticas del país, a la vez que ocupan todas las posiciones de liderazgo en la nación. Los dos grandes partidos tradicionales son confederaciones basadas en organizaciones de partidos lideradas i dependientes de los ‘gamonales’ que adquieren su posición en función de su pertenencia a determinadas familias (por nacimiento) o a través de conexiones con ricas y prestigiosas familias que forman parte de la cúpula del partido. Los 'gamonales' conservan sus posiciones mediante lealtades personales. Así pues, no se pueden definir los partidos tradicionales colombianos como partidos de masas que integran individuos y grupos. Según Gilhoden los partidos colombianos tradicionales se caracterizan por que:

1) En su cúpula son agrupaciones de notables

2) La cohesión interna de los partidos proviene de elementos culturales comunes

3) Se activan en tiempo de elecciones. De hecho, estos partidos, a través de las alianzas tradicionales, son capaces de grandes movilizaciones en época de elecciones.

4) Cuentan con estructuras mínimas i sin disciplina

5) Los elegidos no se sienten obligados a acatar la disciplina de partido

El sistema de partidos actual está directamente relacionado con los acontecimientos y las dinámicas derivadas del período del Frente Nacional. En Colombia los partidos tradicionales pudieron mantener su posición hegemónica, debido a la falta de oposición obrera y de un partido centrista con arraigo electoral. Así, para los partidos colombianos fue más fácil integrar movimientos nuevos y unirse en una estrategia común para frenar el crecimiento de los partidos de izquierda y de partidos populistas independientes. Cuando la estrategia de integración fallaba se optaba por el exclusismo de fuerzas políticas no tradicionales en el gobierno o bien por la opresión o el asesinato. Recientemente, el asesinato ha sido utilizado contra la Unión Patriótica (brazo político de las FARC -Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-) y la Alianza Democrática M-19. Además se puede decir que en Colombia los vínculos entre partidos políticos y organizaciones sociales son más débiles que en los restantes sistemas de partidos democráticos más estables con lo que la participación social dentro de la política nacional no es relevante. Por otra parte, se observa la creación de movimientos a nivel local pero sin incidencia a nivel nacional.

Los partidos políticos han conseguido dominar el sistema político debido a la inexistencia de alternativas viables a nivel nacional, en el caso colombiano, los partidos políticos no representan adecuadamente los intereses del total de la sociedad y, por tanto, el conflicte adopta otras formas, a menudo violentas.

Según Lawrence Boudon, en el caso colombiano se observa como los políticos han dejado de representar los intereses de los votantes, dejando a la población fuera del sistema político y produciendo una profunda crisis dentro de los partidos.

Estructura de los partidos políticos
La organización del partido es débil y gira en torno a los respectivos líderes. Las pautas de autoridad entre patrones y clientes caracterizan desde hace mucho tiempo los partidos latinoamericanos, especialmente en Brasil y Colombia, donde los ‘coroneis’ y los ‘gamonales’ ejercían, respectivamente, su dominio en las zonas rurales y eran el vínculo crucial entre los líderes de los partidos y los votantes. De esta manera se resalta la existencia de relaciones clientelares, que se traducen en la compra de votos de los electores a cambio de favores individuales o colectivos. Estas relaciones clientelares se ven favorecidas por el mantenimiento de la estructura de la que forman parte los 'gamonales'.

Otra característica de los partidos políticos tradicionales en Colombia es su grado de fraccionamento. Tanto el Partido Liberal com el Partido Conservador están divididos internamente en base a rivalidades tanto personales com regionales com temáticas. Se puede interpretar que el faccionalismo ayuda a perpetuar el sistema bipartidista substituyendo lo que podría ser un sistema multipartidista muy fragmentado. El marcado faccionalismo ha sido una manifestación de la erosión de las organizaciones partidistas en las décadas recientes. De hecho, las facciones pueden presentar su propio grupo de candidatos con la consiguiente pérdida del control organizacional sobre la selección de los diversos candidatos. Por otra parte, es determinante la influencia de los ex-presidentes en los partidos que, a la vez que unifican el mismo, agudizan el debilitamiento de sus instancias directoras.

El clientelismo (un factor importante en el funcionamiento del sistema político), la crisis de los partidos tradicionals, la ineficacia administrativa, el exclusismo político, el retraso de la modernización política crearon un clima de desconfianza en el régimen político y de aquí se derivó una profunda crisis de legitimidad del sistema político (Gobierno, Congreso, corporaciones públicas) pero también existe una crisis de credibilidad hacia las Fuerzas Armadas, la justicia y los organismos de control del Estado.

Partidos políticos actualws en Colombia
Los partidos que actualmente tienen representación parlamentaria resultado de las elecciones para el Senado y la Cámara de Representantes del 8 de marzo de 1998 son:

**Partidio Social Conservador: El PSC se considera de centro-derecha. Tradicionalmente este partido se ha decantado por un gobierno fuerte y por una cooperación intensa con la iglesia católica, aunque en los años 80 le han dado un empujón reformista a sus propuestas políticas, sobre todo en las centradas en el desarrollo social y la lucha contra la pobreza. En la práctica, la política del PSC no se diferencia mucho de la del Partido Liberal.

**Partido Liberal: se le considera como reformista moderado. Tienden hacia la práctica de una política económica liberal con contenido social. Se considera el partido más representativo de los intereses urbanos y industrial, aunque tiene cierto apoyo en las zonas rurales.

**Nueva Fuerza Democrática fundada por Andrés Pastrana, también es una fuerza conservadora

**Movimiento de Salvación Nacional: fue creado en 1990 y es de tendencia conservadora, fue el partido más votado en la Asamblea Constituyente y ha represerntado la línea más doctrinaria del conservadurismo.

**Alianza Democrática M-19: fundada en 1990 cuando la organización guerrilla M-19 depuso las armas y aceptó la competencia electoral para conseguir poner en práctica sus finalidades políticas, se considera de tendencias de extrema izquierda.

**Unión Patriòtica: partit de tendència marxista, considerat com el braç polític de les FARC

Existen en Colombia otros partidos políticos.

 

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Otros actores importantes

Según Lawrence Boudon, el vacío dejado por los partidos políticos ha sido llenado por otros actores como la iglesia, los gremios, y facciones de las Fuerzas Armadas, así como por los narcotraficantes y la guerrilla. Tradicionalmente las Fuerzas Armadas y la iglesia católica han jugado un papel importante en el sistema político colombiano.

Iglesia
Respecto a la Iglesia, se ha de decir que la iglesia católica colombiana ha sido una de las más ortodoxas, conservadoras y poderosas de las iglesias latinoamericanas. A finales de los años 80, la iglesia tenía gran influencia dentro del Partido Social Conservador y mantenía estrechas relaciones con diferentes gremios como la Unión de Trabajadores Colombianos y la Federación Agraria Nacional. Además la iglesia tiene un papel importante en dos ámbitos sociales concretos: el de la educación y el de las activitades de beneficencia. La iglesia es un actor político con peso dentro de las decisiones políticas estatales, debido a la vinculación de la jerarquía católica con las clases altas y medias de la sociedad colombiana. La participación de la iglesia en la vida política se manifesta en los procesos de pacificación y diálogo entre el Estado y los diferentes grupos guerrilleros.

Fuerzas Armadas
A su vez, las Fuerzas Armadas colombianas han sido tradicionalmente débiles, pobres y carentes de prestigio pero tienen una influencia determinada dentro del Estado. En Colombia, las Fuerzas Armadas colombianas se han diferenciado de otras del continente por el hecho de que durante casi medio siglo han estado ocupadas de forma constante en operaciones militares activas (contra la guerrilla, los paramilitares, o contra los dos). La expansión del papel de los militares está ligada estrechamente al fenómeno rural y político de ‘la violència’. Al desaparecer gradualmente este enfrentamiento, surgió uno nuevo: la guerra de guerrillas. Así que el ejército siemre ha estado dividido en unidades pequeñas y disperso por el país, patrullando y rastreando por las zonas inseguras, rebeldes y hostiles. Acostumbrado a la guerra antisubversiva, compuesto por pequeños destacamentos, no ha sido el tipo de ejército que organiza golpes de Estado. Sin embargo, las Fuerzas Armadas colombianas, al menos a nivel local, ejercen cierta influencia ya que sus cuadros de mando subsisten con frecuencia a una administración civil que parece incapaz de cumplir con sus tareas. Las Fuerzas Armadas van aumentando su poder debido básicamente a la situación casi permanente de estado de sitio en la que ha vivido el país desde los tiempos del Frente Nacional. Los decretos 717 y 900 de 1997 con los que se crearon las zonas especiales de orden público en las que los militares y la policía pueden restringir los derechos de circulación y residencia, así como realizar violaciones de domicilio y rupturas sin orden, entre otras cosas.

El papel de las Fuerzas Armadas colombianas ha sido el de liquidar toda opción política que el sistema no haya podido absorver a través de la asimilación y el transformismo. El método utilizado es cerrar todas las salidas legales a los de fuera, recorriendo a las Fuerzas Armadas para acabar con los intransigentes que se hayan visto empujados a utilizar la violencia. Así pues, las Fuerzas Armadas han constituido un elemento importante del régimen establecido al que respetan únicamente mientras el gobierno en el poder no cambie su trato respecto a los militares. Si se le deja (a las Fuerzas Armadas colombianas) las mano libres, o casi libres, en la lucha contra la guerrilla y se les da la suficiente autonomía en las cuestiones relativas a las finanzas y a la organización interna, los militares aceptan sin trabas que las otras esferas estén fuera de su control.

De hecho, los militares parecen ocuparse de cuestiones relacionada con el orden público con una libertad casi total y se les ha relacionado con la ‘guerra sucia’ que sufre el país, a la vez que se han podido establecer relaciones entre los militares y los paramilitares.

Grupos de presión económicos
Respecto a los gremios o asociaciones económicas, éstas se organizan en asociaciones con afiliados a nivel local y departamental. Los gremios existen en diferentes ámbitos como la agricultura, la banca, el comercio, la construcción, etc. Estos gremios se configuran como grupos de presión que influencian a los líderes gubernamentales para conseguir que se reglamenten políticas favorables a sus intereses. De hecho, durante los años 80, las decisiones en temas de política económica estuvieron en manos de comisiones compuestas por representantes de los diferentes gremios como ANDI (Asociación Nacional de Industrias), FEDECAFE (Federación Nacional de Cafeteros de Colombia), etc.

La parcelación del poder con la que ha funcionado Colombia, en la que cada sector recibía su parte del pastel, ha conseguido, hasta ahora, garantizar una especie de equilibrio y de estabilidad política entre los diversos sectores que participan en la distribución de recursos. Pero la entrada de nuevos actores, como puede ser el caso de los narcotraficantes puede desequilibrar el sistema.

Narcotraficantes

Actualmente, los narcotraficantes son un grupo de interés y de presión clave para explicar algunas de las políticas y actuaciones gubernamentales y paramilitares. Así pues, los narcotraficanttes han actuado como un grupo de presión que, a través del terrorismo y las influencias políticas, se han orientado hacia la consecución del reconocimiento jurídico, económico y social. Ejemplo de la influencia de los narcotraficantes sobre la vida política colombiana se expresa en la reforma constitucional que afectó a la cláusula de extradición de colombianos de nacimiento (y, por tanto, referida a los narcotraficantes de los diferentes cárteles colombianos) a Estados Unidos.

Los narcotraficantes
han penetrado dentro de los sistemas financiero, económico, social, jurídico, policial y político del país y financian grupos paramilitares, organitzaciones de sicarios, etc. Y controlan más de cuatro millones de hectarias de las mejores tierras y son terratenientes en 11 de los 32 departamentos de Colombia, produciéndose una contrarreforma agraria que afecta a multitud de campesinos y que supone un elemento más a añadir a los factores que interactúan en la dinámica del conflicto interno colombiano.  

 

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Cultura política

La experiencia democrática colombiana ha sido ambigua debido a la ausencia de competencia política durante el período del Frente Nacional. Después de 1958 se observa la existencia de una participación electoral relativamente baja debido a los niveles de disgregación del Estado y debido a que la monopolización de los dos partidos políticos del sistema y las instituciones estatales (y de los recursos que se derivan de éstas) ha producido cierto desinterés en el proceso político y en el de la toma de decisiones.

La cultura política de Colombia se caracteriza por ser de naturaleza fuertemente personalizada. Esto es consecuencia de las relaciones clientelares que tradicionalmente se han llevado a cabo en el ámbito político y que dependen de la subordinación y lealtad de las clases bajas. A la vez estas clases han encontrado en el clientelismo un canal de acceso a beneficios sociales y económicos de los que estarían excluidos si no entraran en la dinámica clientelar. Las elites justifican el liderazgo gubernamental con un discurso paternalista en el que ellas mismas adopten decisiones y cuiden de la nació y de su gente. La aceptación del discurso paternalista por parte de las clases bajas se ha erosionado desde 1970.

Tradicionalmente se entiende que exsite un fuerte afiliación partidista, y un profundo sentimiento de identificación que la familia transmite a pesar de la débil penetración de los partidos políticos tradicionales en la sociedad civil. De hecho, desde 1933 hasta 1990, el 88% de los municipios colombianos han mantenido su lealtad hacia alguno de los dos partidos tradicionales.

Pero, a pesar de la fidelidad partidista, encuestas citadas por Lawrence Boudon rebelan que entre 1994 y 1995 el porcentaje de colombianos que confiaban en los partidos políticos bajó del 22% al 16%. Además, en términos de instituciones, los partidos políticos están en último lugar, por detrás del  Congreso que también sufre un gran desprestigio. Sin embargo, no se puede afirmar que la desconfianza en las instituciones políticas signifique un rechazo a la democracia o una preferencia por opciones autoritarias. De hecho, una encuesta realizada entre 1991 y 1992 por Haggard y Kaufman evidencía que un 84% en 1991 y un 72% en 1992 de los colombianos pensaban que era mejor un gobierno democráticamente elegido.

Cultura política y crisis de representación
Existe una crisis de representación que está directamente ligada a la corrupción (a todos los niveles), la impunidad (relacionada con las acciones de las fuerzas del orden público cometidas en contra de defensores de los derechos civiles o de las operaciones de limpieza social) y los vínculos de miembros de la clase política con los cárteles de la droga. La corrupción afecta (en diferente grado) a la vida institucional del país. En 1985 el Procurador General declaraba que ‘la corrupción administrativa estaba generalizada. En 1994 un estudio de la Controladuría General de la República evidenciaba que la corrupción llegaba a todos los niveles de la Administración y comprometía a ministerios, fuerzas públicas, empresas estatales, etc. Según la Controladuría en un estudio de 1994, los ciudadanos pensaban que las entitadades más corruptas eran, por orden, el Departamento administrativo de Tráfico y Transportes, la Policía, el Instituto de Seguros Sociales, empresas municipales (agua, energía y teléfono), Aduana (que no existe actualmente) y Alcaldía.

La cultura colombiana ha sido influenciada por la dinámica clientelar forjada a través del período del Frente Nacional, de forma que se ha ido materializando la idea de actuar a través de canales informales para conseguir más y más pronto. Del Frente Nacional también se heredaron e intensificaron ciertas prácticas como la tolerancia en el uso de la intimidación y de la utilización de la violencia para favorecer sectores próximos y disuadir a sectores de oposición. Se añade a esta situación el fenómeno del narcotráfico, que ha generado un cambio de valores en la sociedad que se traducen básicamente en una permisividad hacia las actuaciones ilegales, y ha exaltado la posesión de dinero y de bienes materiales sin importar cómo se han conseguido.

Sociedad civil
Asimismo, la sociedad civil colombiana, igual que el estado, es débil. Formalmente existen multitud de organizaciones, que han sido objecto de diversos ataques y acciones violentas contra sus miembros, pero éstas no han conseguido articular las demandas de la población en relación al Estado. Por su parte, el Estado no representa los intereses mayoritarios de la población, es incapaz de aplicar y hacer respetar la ley y ha facilitado el surgimiento de alternativas, a menudo armadas, de resolución de conflictos que a su vez genera una pèrdida de legitimidad de las instituciones constitucionalmente establecidas.

A la vez el Estado colombiano sufre un deterioro progresivo de su imagen exterior debido a los informes desfavorables sobre la situación de los Derechos Humanos en el país.

 

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Movilizaciones agrarias y violencia rural

El tema de la reforma agraria y de la propiedad de la tierra ha movilizado a la población rural y a la población indígena que habita en zonas rurales, asismismo también desde el gobierno se hicieron propuestas y se realizaron actuaciones para afrontar la cuestón de la distribución y reparto de al tierra.

Igual que en otras zonaas de la región andina, la historia de las haciendas colombianas durante todo el período colonial y los primeros años de la independencia fue una historia de usurpación de tierras indias y de subordinación de los trabajadores procedentes de les comunidades de las tierras altas. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XIX la creciente demanda de cosechas comerciales, sobre todo de café, ocasionó un proceso de colonización intensiva de las ‘laderas’ de las montañas y los valles centroccidentales.

El proceso significó la ocupación de más tierra comunal, pero principalmente desocupada y pública; grandes movimientos de población; la construcción de carreteras y ferrocarriles; la mecanización de la producción, y la dislocación general de la sociedad. En las zonas productoras de café, los terrajeros y los colonos que habían quedado incorporados por completo a la economía de mercado protagonizaron actos aislados de resistencia y protesta contra la expansión de las haciendas y de los comerciantes monopolizadores. En ciertas zonas indias, tales como Nariño, Cauca del Norte y Tolima del Sur, surgieron organizaciones comunales, entre las que destacaba la liderada por Manuel Quintin Lame en Cauca, que exigían la autonomía política y la devolución del resguardo (tierra patrimonial).

El Estado colombiano siempre ha defendido los intereses de los grandes terratenientes dejando de lado las necesidades de los campesinos, aunque se han realizado tentativas de reforma agraria.

Existen precedentes de la violencia rural en Colombia en los años 50 y 60. Se podían distinguir al menos cuatro tipos de situaciones que generaban violencia rural. Al primero se le ha de dar el nombre de ‘la venganza de los hacendados’ contra los campesinos que antes habían ocupado latifundios o reivindicado terrenos desocupados e intentado lanzar un desafío a la dominación de la clase terrateniente. El segundo tipo, que era frecuente en las zonas donde existían propiedades medianas y pequeñas, estaba relacionado con las rivalidades entre familias y aldeas por la propiedad de la tierra y el control político. El tercer tipo se encontraba en las zonas donde los principales terratenientes y patrones habían huido, dejando a sus clientes en medio de disputas interminables e irresolubles por los recursos económicos y políticos. Finalmente, un cuarto tipo definido de forma menos clara ocurría cuando los hacendados liberales rebeldes reunían a sus trabajadores para atacar a las autoridades conservadoras y a sus aliados. Consecuencia frecuente de estas situaciones en el nivel local era la aparición del bandidaje y de las guerrillas partidistas. El resultado global era una guerra civil dentro de las clases y entre las clases. Después de diferentes gobiernos a principios de la década de los 60 era evidente la existencia de un problema en el campo colombiano que se caracterizó por una ininterrumpida, hasta el momento, guerra de guerrillas.

Los guerrilleros rurales de Colombia tenían una larga historia y un liderazgo fuerte que era a la vez comunista y de origen campesino. Contaban con el apoyo de un número reltivamente alto de campesinos anticonservadores, movilizados. Estos grupos se habían instalado en forma de ‘repúblicas campesinas independientes’ en Marquetalia (sur de Tolima), Río Chiquito (noreste de Cauca), El Pato y Guayanero (este de Huila), Viotá (este de Tolima) Tequendama (Cundinamarca). Eran, de hecho, verdaderos reductos de gobierno comunista, con sus propios sistemas de producción, policía, Fuerzas Armadas, y administración de jusitica. Los sucesivos gobiernos del Frente Nacional, presionados por Estados Unidos y con el apoyo financiero y asesor de la CIA lanzaron una ofensiva contra los insurrectosm el objetivo de la cual era la destrucción total de los baluartes de los guerrilleros. Fue el inicio de la disolución de las repúblicas campesinas independientes. Pero las operaciones provocaron que miles de campesinos se pusieran otra vez en marcha y que muchos de ellos se dedicaran al bandolerismo. Otros organizaron bandas de guerrilleros móviles. Estas bandas celebraron varias conferencias bajo la presidencia de Tirofijo, y en 1966-ahora con la aprobación oficial del X Congreso del Partido Comunista- decidieron fundar una organización global: las Fuerzas Armadas de la Revolución Colombiana (FARC).

En Colombia, la apertura democrática que tuvo lugar después de 1966 permitió que surgiera la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), que se convirtió probablemente en la organización de masas más importante de la América Latina rural durante los últimos años 60 y primeros de los 70. La ANUC abordó explícitamente la naturaleza heterogénea de las reivindicaciones de las bases. Sus caravterísticas más destacadas eran: a) la consolidación de la legitimidad representativa, institucional, en el nivel nacional, b) la coordinación de reivindicaciones heterogéneas, peticiones de tierra, acceso a créditosy mercados, participación política, resurgimiento étnico) en un único frente unido y c) la creación de una posición política independiente desde la cual la ANUC, puediara negociar tanto con el estado como con la izquierda política. Su posterior desaparición la explican sus ambiguas relaciones con un estado que dudaba entre las prácticas clientelares y las autoridades y también la competencia interna por un liderazgo centralizado.

La principal reivindicación de los campesinos sin tierra (el conjunto de terrajeros, aparceros y peones) de las haciendas tradicionales de la costa del departamento de Atlántico y de las ‘llanuras’ orientales era que se expropiaran redistribuyerann los latifundios, especialmente en las zonas donde se estaba expulsando de las tierras a los campesinos que habían sido los primeros en dedicar esta tierra al cultivo. Para los habitantes de los municipios indígenas de Cauca y el sur de Tolima, la redistribución de la tierra debía ir acompañada de la restauración de los antiguos ‘resguardos’ comunales. En laas zonas de pequeñas propiedades de orientación -las ‘laderas’ de la cordillera de los Andes y de los valles del interior- los problemas principales eran el acceso a créditos, tecnología, mercados y precios razonables. Comunicaciones, comercialización y servicios básicos también formaban parte de las reivindicaciones de los pequeños y medianos propietarios de las zonas recién colonizada de la costa del Pacífico y junto a la frontera con Venezuela. Finalmente, el proletariado rural de las haciendas modernizadas del norte y del oeste quería que sus puestos de trabajo fuesen seguros y sus salarios, justo; y que se redistribuyera la tierra si estas reivindicaciones no eran atendidas debidamente.

La reforma agraria ha sido un tema muy delicado en Colombia debido a las fuertes presiones que los terrateniente han ejercido tradicionalmente sobre el aparato gubernamental para mantener sus posesiones, e incluso para ampliarlas. Actualmente, la situación del campesinado se ve agravada por la aparición de los narcoterratenientes y, en el caso de los pequeños agricultores cultivadores de coca y otras sustancias, por la política de fumigación de los cultivos, ya que la política de substitución de cultivos impulsada por el gobierno no ha tenido el efecto esperado.

Durante el año1998 se han registrado diferentes enfrentamientos entre ejército y guerrilla, estos enfrentamientos añadidos a la violencia paramilitar impidieron la reactivación del movimiento campesino justo cuando se observaba cierta revitalización de este movimiento, sobre todo entre los cultivadores de coca, los cafeteros arruinados, y los trabajadores de sectores agroindustriales como el banano. La militarización de diversas zonas del sur tuvo como consecuencia el aumento del control de la movilización rural en estas zonas, asimismo la acción paramilitar en el norte y el centro y oriente del país implicó el desplazamiento de muchos campesinos y la desactivación parcial de la movilización.

 

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Grupos guerrilleros

La existencia de grupos armados ilegales ha sido un problema en Colombia desde los años cincuenta. La no resolución de los conflictos económicos y sociales de las zonas donde la violencia se extendió durante los 50 se puede considerar como origen del conflicto actual. La guerrilla cuenta con una base social principalmente en las zonas donde el Estado es ineficiente, débil o simplemente está ausente y en aquellas regiones donde los conflictos derivadoss de la cuestión de la propiedad de la tierra no se ha resuelto. Asimismo, la existencia de grupos armados ilegales también se puede explicar por la práctica exclusionista practicada por los partidos dominantes.

A finales de 1980, en Colombia existían cuatro grandes grupos guerrilleros: FARC, el M-19, el EPL y el ELN. Además de estos grupos importantes, estaban activos grupos más pequeños y menos organizados como el MAO (Movimiento de Autodefensa Obrera), el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), el PL (Patria Libre) o el Comando Quintín Lamé (que recibía un apoyo considerable de la población indígena. En este período se podía decir que la guerrilla controlaba el sur del Golfo de Urabá (en el departamento de Antioquia), el sur de Huila, y la mayoría del departamento de Caquetá. Se consideraba que eran zonas de control de las FARC parte de los departamentos de Huila, Caquetá, Tolima, Cauca, Boyacá, Santander, Antioquia, Valle del Cauca, Meta, Cundinamarca y la intendencia de Arauca.

En este mismo período el ELN actuaba en las zonas del este de Colombia y en parte de los departamentos del Norte de Santander, Santander, Bolívar, Cauca, Antioquia y la intendencia de Cauca.

Actualmente, y después de los diversos procesos y conversaciones de paz entre el Estado y los grupos guerrilleros importantes:

A) FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), comunista ortodoxa, que sitúa el origen de su nacimiento en la destrucción de las ‘repúblicas campesinas independientes’ bajo la dirección política del Partido Comunista. Su programa se concentra en la consecución de una reforma agraria que devuelva a los campesinos las tierras confiscadas por los terrateniente. Está liderada por Manuel Marulanda, alias Tirofijo.

B) ELN (Ejército de Liberación Nacional), se constituyó a mediados de 1964 dirigido por Fabio Vázquez, se inspiran en la revolución cubana y en la teología de la liberación. Su miembro más emblématico fue el sacerdote Camilo Torres.

La actuación de las guerrillas han ido evolucionando, así como sus formas de financiación y de relación con los diferentes sectores sociales. Gonzalo Sánchez señala dos bloques de diferencias entrela guerrilla de 1987 y la de 1997. La primera diferencia está relacionada con las zonas de actuación de la guerrilla. Existe una diversificación de zonas de actuación que ya no se limitan a las zonas marginales de colonización de los sesenta y setenta, sino que ahora se extiende a zonas selváticas, zonas agrícolas del interior, mineras y centros urbanos. En 1994 se calculaba que las FARC tenían presencia en 464 de los aproximadamente 1000 municipios colombianos, el ELN en 251 y el EPL en 71. Desde el punto de vista del número de efectivos de las guerrillas, si en 1991 los grupos guerrilleross sumaban 7.673 combbatientes y 80 frentes, en 1.994 existían 10.843 guerrilleros/as distribuidos en 105 frentes. En 1.998, las FARC hablan de que cuentan con 15.000 guerrilleros y los ELN unos 3.000 (aunque se podría aumentar su número hasta llegar incluso a los 5.000). Se han de señalar una serie de factores que influyen en el crecimiento de efectivos de las guerrillas como son el deterioro de las condiciones sociales en el campo y el reclutamiento de jóvenes parados en zonas urbanas.

En cualquier caso se evidencia una extensión geográfica (los grupos guerrilleros controlan el 43% de los municipios del país), militar y un aumento del poder militar de las guerrillas respecto a tiempos pasados que se ha de poner en relación con otras cuestiones como son el narcotráfico y los grupos paramilitares que han cambiado la dinámica de confrontación anterior. Respecto al cambio de estrategia, si anteriormente la guerrilla aspiraba a conseguir o fortalecer su poder local, a pesar de esto, según Gonzalo Sánchez se ha substitudo el objetivo de obtener influencia política para la práctica de la intimidación y la coerción que tienen como finalidad conseguir influenia local con el uso (potencial o real) de las armas.

El tamaño y fuerza territorial de las guerrillas han aumentado como consecuencia de la adopción de nuevas fuentes de financiación, entre ellas las derivadas del narcotráfico. Según la Consejería Presidencial de Seguridad y Defensa Nacional la coca, amapola y gramaje representarían la mitad de los ingresos de las FARC, y un 20% de los ingresos del ELN. Siendo el secuestro la segunda forma de financiación de estos grupos. Así pues, en el caso de las FARC el incremento de su poder económico pasa por el crecimiento del narcotráfico en las zonas donde tiene cierto dominio: Tolima, Cauca, Caquetá, Guaviare, Vichade, Huila y Casanare. Por otra parte, parte de los ingresos que los grupos guerrilleros obtienen de la realización de actividades varias se orientan hacia municipios bajo la influencia de los guerrilleros, se convierten en créditos rurales, en serivicios de salud, etc. Las acusaciones que pesan sobre los grupos guerrilleros de contribuir, favorecer o beneficiarse del narcotráfico son contestadas por estos grupos, especialmente por las FARC-EP negando cualquier vinculación con el narcotráfico.

Por otra parte, sucesos exteriores como la caída del bloque soviético, la situación de Cuba, la derrota del sandinismo, etc., han hecho cambiar el entorno inmediato de las guerrillas, pero no las han herido de muerte debido a la capacidad de maniobra interna de la que disponen al ser autosuficientes desde el punto de vista financiero.

Las guerrillas, igual que los grupos paramilitares, son también responsables del desplazamiento de población rural , ya sea señalando a los campesinos como colaboradores de las Fuerzas Armadas o de los grupos paramilitares o bien por la limpieza de áreas que será zonas de ataque. Asimismo, han contribuido al clima de temor que se vive en las zonas rurales que forman parte de zonas de conflicto con repetidas violaciones de los Derechos Humanos tal y como indican los diferentes informes de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.

 

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Grupos paramilitares

El crecimiento del paramilitarismo

Partidos políticos:
se atribuye a la ineficacia de las Fuerzas Armadas colombianas para controlar el fenómeno de las guerrillas, así como por el apoyo que los grupos paramilitares reciben del narcotráfico y de los terratenientes rurales. La aparición de estos grupos ha supuesto un deterioro del orden público y de la violación de los Derechos Humanos, especialmente en zonas del interior del país donde el Estado es más débil.

El paramilitarismo (la llamada derecha armada y declarada ilegal en 1989) adopta diferentes formas y diferentes nombres. Los grupos paramilitares parecen actuar bajo la premisa de la protección de determinados intereses tanto políticos, como económicos, con la defensa de sectores relacionados con la actividad agropecuaria y el narcotráfico. Además, se considera que algunos grupos paramilitares también están vinculados con las Fuerzas Armadss.

Las llamadas Autodefensas, forman parte de este movimiento paramilitar y cuentan con una organización jerárquica copiada de la de los movimientos guerrilleros. Las Autodefensas se orientan a eliminar a la guerrilla de la zonas en las que actúan y, de rebote, a eliminar cualquier evidencia de inconformidad. Estos grupos tienen como origen la doctrina de la seguridad nacional, que fue una estrategia contrainsurgente, aplicada con rigor a partir de 1978. Aunque actualmente tienenn orígenes y fuentes de financiación muy dispares, en muchas ocasiones tanto ganaderos como narcotraficantes -los nuevos terratenientes en muchas regiones colombianas (narcoterratenientes)- les han financiado directamente. Las Autodefensas se han convertido en muchas zonas, segúan su propio discurso, en la vanguardia de un ejército que ha demostrado que no podía ganar militarmente a la guerrilla y se autoproclaman como la única fuerza contrainsurgente de proyección nacional efectiva. De igual forma, estas organizaciones luchan por entrar en las conversaciones de paz como un actor más. Según Carlos Castaño, dirigente de las Autodefensas Unidas de Colombia, el objetivo de estas organizaciones es dominar los departamentos de Meta, Guaviare, Putumayo y Caquetá (que son zonas de dominio de las FARC). Pero aunque se justifica la actuación de las Autodefensas como fuerza contrainsurgente, se empieza a evidenciar que existe algo más: la batalla por el control de las rutas de la coca.

En regiones como Antioquia, las Autodefensas han recibido cierta legalización mediante las CONVIVIR (Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural) creadas por el decreto 356 de 1994 y criticadas por implicar a civiles en el conflicto. El Plan Integral de Seguridad Rural puesto en marcha en 1994 incluía la creación de las CONVIVIR que tenían que estar formadas por civiles y que operarían a nivel local, su función sería la de aportar información tanto sobre la guerrilla como sobre grupos paramilitares. Además, se autorizaba a que estas organizaciones estuvieran armadas. En octubre de 1997 la Superintendencia afirmaba que había expedido 414 licencias que autorizaban la creación de estas organizaciones y que contaban con unos 3.531 afiliados, pero la confederación que agrupa a estas organizaciones daba la cifra de 700 CONVIVIR, con la consiguiente multiplicación de sus afiliados. Según Amnistía Internacional, estas organizaciones en muchas ocasiones ha derivado en nuevas organizaciones paramilitares contrainsurgentes responsables de violaciones de Derechos Humanos. Se ha comprobado que las CONVIVIR son creadas por empresarios con recursos y que estas organizaciones responden a los intereses de sus patrones, de esta manera se crean nuevas formas de control social, económico y político sobre la población. En septiembre de 1997, la Corte Constitucional respaldó la vigencia y legalidad de estas organizaciones a pesar de las violaciones de los Derechos Humanos de las que se les hace responsables. Incluso el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en su 56 período de sesiones, recomendó entre otras acciones al gobierno colombiano que revocara el decreto presidencial que legalizaba a los grupos paramilitares a través de las CONVIVIR. El 25 de julio de 1998, un 70% de las 414 CONVIVIR con la licencia espresaron al gobierno de Andrés Pastrana su decisión de cancelar sus licencias y contribuir de esta manera al proceso de paz.

Por otra parte, la posesión de la tierra y, en concreto, la defensa de los intereses de los propietarios de tierras (terratenientes y narcoterratenientes) también se combinan para explicar la aparición de los grupos paramilitares. Los grupos paramilitares armados han aterrorizado a los habitantes de las zonas agrarias colombianas. Algunas de ellas, como los departamentos de Meta, Santader, Norte de Santader, Cesar , Sucre, Bolívar, etc. son objetivo de la ofensiva paramilitar actual. El alejamiento de los campesinos pobres de las tierras que cultivan es imprescindible para aquellos individuos que quieren adquirir o explotar las tierras en condiciones de seguridad, normalmente los campesinos no tienen títulos de propiedad, así que si abandonan la tierra que cultivan pierden automáticamente sus derechos de propiedad y no pueden volver. De esta manera, los grupos paramilitares, que en muchas ocasines han señalado a los campesinos como base social de la guerrilla, en connivencia con los terratenientes pueden etiquetar a los campesinos como colaboradores de la guerrilla y proceder a su persecucuón y/o eliminación en las llamadas ‘operaciones de limpieza’. Consecuencia de estas prácticas, el desplazamiento forzado ha provocado una contrarreforma agraria que se caracteriza por la concentración de tierras en manos de pocos propietarios, algunos de ellos narcoterratenientes. Por otra parte, la actuación de los grupos paramilitares ha permitido también reducir la probabilidad de extorsiones y otras práticas por parte de las guerrillas que desincentivaban la inversión en estas zonas y se ha creado un clima favorable para los intereses de los grandes propietarios.

La impunidad con la que actuaban los grupos paramilitares se vio parcialmente rota a raíz de las violentas actuaciones de los paramilitares durante 1997 (los grupos paramilitares mataron a más de 1000 personas en 155 masacres). Estas actuaciones condujeron a la creación de una política gubernamental para combatir estos grupos y para hacer efectivas las órdenes de búsqueda contra los jefes de estas organizaciones ilegales. Se empezaron a registrar combates entre paramilitares y fuerzas públicas pero sin resultados evidentes.

Por otra parte, se observa el surgimiento de nuevos grupos de paramilitares como ‘Muerte a Comunistas y Guerrilleros’ y ‘Colombia sin guerrilla’ que tienen como objetivos potenciales dirigentes políticos y sindicales.

La Tercera Cumbre de grupos paramilitares de 1996 anunció la decisión de operar también en los núcleos urbanos. Con esta decisión se añade un nuevo componente a la violencia urbana que afecta a la sociedad colombiana. La violencia urbana se produce en base a diferentes actuaciones de diferentes grupos: acciones de limpieza social de los llamados ‘desechables’ (entre los que se encuentran prostitutas, niños que viven en la calle, drogadictos, etc. y de la que se acusa a ciertos sectores de la Policía Nacional, ya sea por acción o por omisión ), bajo la modalidad del sicariato(asesinos a sueldo), bandas juveniles organizadas (en 1994, según la Fiscalía, en la ciudad de Bogotá existían 107 pandillas juveniles actuando en la ciudad), milicias vinculadas a la guerrilla, milicias de barrio, paramilitares, bandas de atracadores, etc. Estos grupos se han desarrollado especialmente durante la década de los 90.

 

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Procesos de paz

En Colombia son 16 los años que llevan negociando la paz. La suspensión de la reforma agraria y de las medidas de desarrollo rural desde finales del decenio de 1970 no había contribuido al proceso de paz en el campo. Durante los diez últimos años se han alternado períodos de intensa actividad militar, encaminada a erradicar las organizaciones contrainsurgentes, con tentativas intermitentes de negociación por una solución al conflicto. Desde inicios de los años 80, los sucesivos gobiernos han entablado negociaciones con algunos o todos los movimientos guerrilleros. En 1982, con el presidente Belisario Betancur (1982-1986) se llevó a cabo el primer proceso de paz en Colombia. Betancur ofreció una amnistía general a los guerrilleros que fue aceptada pragamáticamente por un segmento de las FARC, pero no por el M-19. De esta amnistía surgió la Unión Patriótica (1985), movimiento de guerrilleros desmovilizados que se presentaron por primera vez a las elecciones de 1986. En estas elecciones consiguieron tres escaños en el Congreso. Desde su aparición los representantes de la Unión Patriótica, tanto a nivel nacional como regional o local, han sido víctimas de una campaña de asesinatos que ha mostrado la cara más dura de la desmovilización. Asimismo, y durante los últimos años han sido asesinados muchos guerrilleros que optaron por la desmovilización.

El gobierno de Belisario Betancur introdujo elementos nuevos en el proceso de resolución del conflicto interno. Se consideró a las guerrillas (oposición armada) como un actor político con el que era necesario dialogar y se reconoció la necesidad de introducir cambios que orientasen a Colombia hacia una apertura democrática. Los dos elementos se combinaban de manera que la negociación con la guerrilla tendría que plantearse su participación dentro de un sistema político reformado que permitiera la expresión de la disconformidad y una participación real en el gobierno de la nación. Durante el gobierno de Betancur se llegaron a pactar altos el fuego, se realizaron reuniones en las que se plantearon temas como la reforma agraria, la situación social, económica, etc. en las ciudades, reformas legislativas, y respeto por los Derechos Humanos. En principio,no se llegaron a acuerdos definitivos, pero se inciaron conversaciones con diferentes grupos guerrilleros como el M-19, sectores del EPL, el PRT, el Comando Quintín Lamé, la Corriente de Renovación Socialista y sectores de las Milicias Urbanas. La actitud de los militares y de algunos sectores de la elite política era contraria a una solución política del conflicto, y su postura fue reforzada por la continuada actividad guerrillera y las violaciones del alto el fuego por ambas partes.

En 1985 el ‘proceso de paz’ estaba abocado al fracaso, aunque hasta 1987 se mantuvieron conversaciones informales con algunas organizaciones guerrilleras. Durante los años 80, el M-19, el Comando Ricardo Franco Frente-Sur y el Comando Quintín Lamé formaron la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG) que en 1987 se reestructuró. Se le añadieron las FARC, el ELN y el ELP y se convirtió en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) para emprender acciones militares coordinadas y presentar un frente común en las negociaciones con el gobierno. De esta decisión se presentaron en 1992 doce propuestas de negociación que aún se mantienen.

Los gobiernos de los presidentes (1986-1990) y Gaviria (1990-1994) también intentaron negociar con los guerrilleros e incluso con los barones de la droga. Con el gobierno de Barco cambió la línea de negociación iniciada por Betancur. Así, durante este período se creó la Consejería para la Reconciliación, Normalización y Rehabilitación de la Presidencia, que intentaba representar el compromiso del gobierno por la negociación de la paz. Esta oficina introdujo un nueva dinámica de negociación que se centraba en los temas previamente elegidos por el gobierno y que consederaban negociables: el proceso de desarme y la incorporación a la política legal de los guerrilleros desmovilizados. Junto a esta estrategia el gobierno de Barco introdujo un nueva política de reafirmación del Estado en las zonas violentas que se orientaba en teoría a intensificar la participación de la ciudadanía en las instancias de gobierno. La nueva política gubernamental concedió una amnistía para los miembros de los diferentes grupos guerrilleros desmovilizados que se reorganizaron como partidos políticos. Así pasó con el M-19, que se incorporró a la vida política como Alianza Democrática M-19, y que participó en las elecciones presidenciales de mayo de 1990 y en la Asamblea Nacional Constituyente, celebradas en diciembre de ese año. En 1991 se desmovilizarons tres organizaciones guerrilleras más, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, Quintín Lame y la facción mayoritaria del EPL. Los dirigentes de estos movimientos fundaron partidos políticos legales y participaron en la Asamblea Nacional Constituyente, así como en las elecciones locales de 1992. Pero, a pesar de todo esto, el gobierno de Barco no consiguió negociar con los principales guerrilleros: FARC y ELN.

Según Jesús Antonio Bejarano, consejero presidencial para la paz en el gobierno Gaviria, el gobierno quería diferenciar entre solución del conflicto armado y discusión de los grandes problemas nacionales con la guerrilla, continuando de esta forma con la estrategia desmovilizadora de Barco y negando el carácter político de la guerrilla que había caracerizado el proceso de paz de Betancur. Además, la profundización de la violencia en Colombia tuvo como respuesta gubernamental la declaración de ‘guerra integral’ que no tuvo como resultado el debilitamiento de la insurgencia. Por contra, la insurgencia respondió al gobierno de Gaviria con la ‘operación despedida’ que fue un período de fuerta actividad guerrillera.

El gobierno de Samper (1994-1998) definió el proceso de paz como uno de los puntos principales a tratar durante la legislatura. De esta manera se creó el Consejo Nacional de Paz (formado por 60 personas: autoridades ejecutivas y legislativas de los niveles nacional, departamental y municipal y diferentes representantes de sectores sociales) que tenía como función asesorar al gobierno en la formulación de una política de paz, y se renunció a la estrategia de Gaviria. Los puntos que formulaba el gobierno de Samper eran: el establecimiento de conversaciones con las guerrillas sin un alto el fuego previo, humanización del conflicto (orientado a tratar la situación de los civiles y las violaciones de los Derechos Humanos) y la potenciación de la participación civil en el conflicto. La estrategia de negociación dio como fruto la firma en febrero de 1998, en Madrid, de un acuerdo secreto entre el gobierno y el ELN, que no prosperó debido a un escape de información. La crisis gubernamental surgida a partir de la presunta financiación con dinero del narcotráfico de la campaña de Samper impidió avanzar en el campo de la negociación.

Andrés Pastrana , antes de acceder al gobierno tuvo reuniones con Manuel Marulanda, el líder de las FARC, que dio esperanzas sobre el inicio de conversaciones de paz con las FARC. Sin embargo, la estructura de las FARC, con diferentes frentes dirigidos por diferentes líderes, puede implicar ciertos problemas.Las FARC, como organización, ha dado a conocer sus condiciones para iniciar el diálogo con el gobierno: desmilitarización de los cinco municipios donde se concentra su base de poder, desmantelamiento de los grupos paramilitares, revocación de las recompensas ofrecidas por la captura de los líderes de la organización y no criminalización de la protesta social. Pastrana ha accedido a la primera condición, aunque dentro del ejército podría expresarse cierta resistencia ante este hecho. Por otra parte, la actuación gubernamental respecto a los grupos paramilitares puede ser motivo de controversia, ya que el control de estos grupos por parte del Estado es muy relativo y porque los grupos paramilitares ven necesario su integración en rondas de negociación trilaterales (Gobierno-guerrilla-paramilitares).

Por su parte, el ELN, siguiendo las condiciones del acuerdo de Madrid, pide la financiación de la desmovilización y la autonomía financiera (para evitar venganzas como las que se adoptaron contra los miembros de la Unión Patriótica o del EPL), pero no renuncia a las armas ni a sus zonas de influencia.

Los grupos paramilitares, encabezados por Carlos Castaño, han hecho propuestas de negociación al gobierno, pero las propuestas de negociación están siempre sujetas a la actuación de los guerrilleros.

Las negociaciones de paz, además, afectarán al ejército, un actor a tener en cuenta.Y se podría pensar en la realización de una reforma de esta institución, que fue una de las principales cuestiones pendientes en la Constitución de 1991 y que podría formar parte de un acuerdo final de paz, junto con el tema de la reforma agraria y de la estructura del poder local.

 

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Derechos Humanos

En Colombia la oposición política es legal y se celebran elecciones democráticas. En la práctica ejercer estos derechos puede ser peligroso, numerosos defensores de los Derechos Humanos, acitivistas sociales, políticos, periodistas, etc. han perdido la vida por expresar sus ideas, al fin y al cabo por motivos políticos. Otras víctimas de la violencia política en Colombia han muerto en enfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas gubernamentales. En éstos, la población civil es la principal víctima de la violencia política. Son normalmente campesinos que vivían y cultivaban en las zonas de actividad guerrillera y donde se realizan intensas operaciones de contrainsurgencia. En muchas ocasiones, estos campesinos han sido víctimas de lo que se llama doctrina de la ‘responsabilidad colectiva’- aplicada en Guatemala- y la de ‘sacarle el agua al pez’ -puesta en práctica en El Salvador- por las que se considera a los civiles objetivos legítimos, el motivo: residen en las zonas de operación de los grupos guerrilleros. Según Amnistía Internacional estas doctrinas, practicades en Colombia por Fuerzas Armadas y paramilitares tratan de limpiar zonas concretas de base social de apoyo de la guerrilla y, por otra parte, repoblarlas por personas que ofrecen ayuda a los paramilitares.

En 1992, la Comisión Andina registró 4.434 homicidios de carácter político, en 2.178 casos se tractba de asesinatos políticos, en 1560 de mueros en cambate y en 505 de homicidios en operaciones de ‘limpieza social’. Entre 1986 y 1993, más de 20.000 personas perdieron la vida como consecuencia de la violencia política. La violencia contra los civiles originada tanto desde los grupos paramilitares, como desde las propias Fuerzas Aramadas y desde la guerrillla continúan afectando de forma mayoritaria a indígenas, campesinos, sindicalistas, así como a activistas de los Derechos Humanos. Las violaciones de Derechos Humanos por las distintas partes en el conflicto suponen una infracción constante de las normas mínimas estipuladas en el derecho internacional humanitario. En el caso de los paramilitares, guerrilleros y Fuerzas Armadas se ha obligado a campesinos a hacer de guías de las diversas expediciones y quedar expuestos a posibles represalias, así como a no poder acogerse al Protocolo II, firmado por Colombia en fechas recientes.

Han sido las Fuerzas Armadas colombianas y los grupos paramilitares los que han cometido más crímenes políticos. Siendo los asesinatos extrajudiciales y políticos perpetrados por ambas fuerzas más de las dos terceras partes de las muertes por razones políticas. Sin embargo, se observa que la tendencia es la disminución de los asesinatos políticos realizados de forma directa por miembros de las Fuerzas Armadas a la vez que aumentan los realizados por los grupos paramilitares. Los grupos paramilitares han actuado durante los años 1995 y 1996 especialmente en las zonas del norte y del noreste de Colombia, y han cometido muchas violaciones de Derechos Humanos incluyendo la ejecucuón extrajudicial de civiles (líderes sindicales, profesores, activistas políticos, líderes indígenas y defensores de los Derechos Humanos, etc.), especialmente en las zonas rurales. La actividad paramilitar y las violaciones de los Derechos Humanos han aumentado espectacularmente en los últimos años, tal y como indican los datos siguientes.

Evolución del % d’autoría por parte de los actores armados 1993-1996

 Años

 Agentes del Estado

 Paramilitares

 Total

 Grupos guerrilleros

 1993

 54.26

 17.91

72.17

 27.48

 1994

 32.76

 35.33

 68.09

 31.91

 1995

 15.68

 46.03

 61.71

 38.29

 1996

 10.52

 62.69

 73.21

 26.79

Fuente: Comisión Colombiana de Juristas. Colombia, Derechos Humanos y Derecho Comunitario:1996

Las personas que viven en zonas de conflicto se ven, en muchas ocasiones, obligadas a ayudar y colaborar con las Fuerzas Armadas, los paramilitares o las guerrillas. Una vez estas personas han ayudado a alguno de estos grupos, en muchas ocasiones han de huir de sus viviendas y tierras, ya que se las acusa de coloboradores y el precio que se paga por colaborar con el enemigo (ya sea de forma voluntaria o forzada) es la muerte. La colaboración de civiles con paramilitares implica el control de la vida comunitaria por parte de los paramilitaress, así como el pago de tasas que se orientan a la financiación de armas y equipo. Aunque hay batallas entre paramilitares y guerrillas, según Amnistía Internacional en la mayoría de los casos los ataques de estos grupos se dirigen contra la poblacion a la que acusan de colaborar con el enemigo.

Además, las actuaciones que implican violaciones de los Derechos Humanos por parte de las Fuerzas Armadas están sujetas a un alto grado de impunidad, ya que constitucionalmente se previó que los delitos realizados por individuos pertenecientes a las Fuerzas Armadas fueran juzgados por tribunales militares.

Desde mediados de 1980 -cuando los militares se aliaron con los barones de la droga para combatir a la izquierda mediante sus estructuras paramilitares de autodefensa- ha provocado sucesivas olas de violaciones de Derechos Humanos cometidas con impunidad. En ocasiones excepcionales se ha procesado a los responsables, pero sólo en casos sin móvil político aparente.

Gozan de esta impunidad tanto paramilitares (que en muchas ocasiones reciben apoyo por acción o por omisión de las fuerzas de seguridad) como los militares (en tanto que son juzgados en tribunales militares a pesar de que la Corte Constitucional ha declarado que, por ejemplo, los casos de tortura no pueden ser juzgados por estos tribunales). Los tribunales militares extienden su jurisdicción. La impunidad aumenta cuando los soldados no son juzgados después de haber cometido violaciones de los Derechos Humanos y esto promueve estas violaciones. Estas condicioones han contribuido a la ampliación del fenómeno de la violencia materializado en las acciones de ‘limpieza social’ por la que centenares de personas han perdido la vida a manos de los ‘escuadrones de la muerte’, que cuentan con el apoyo tácito y, a menudo con la participación de las fuerzas de seguridad (Policía Nacional) e incluso de los comerciantes locales, en el exterminio de los sectores sociales considerados ‘desechables’ -indigentes, niños de la calle, homosexuales, prostitutas y presuntos delincuentes- de los pueblos y ciudades de Colombia. En la mayoría de los casos no se descubre a los autores, cosa que indica el grado de impunidad del que gozan.

La guerrilla también es responsable de numerosas violaciones del derecho humanitario internacional, entre las que se incluyen asesinatos arbitrarios de civiles (entre los que se pueden contar a desertores de la guerrilla, alcaldes sospechosos de corrupción, personas acusadas de colaborar con el ejército, ladrones y drogadictos en áreas urbanas, etc) y el secuestro de numerosas persons (tanto con la finalidad de extraer dinero para presionar al gobierno u obtener publicidad). Muchas de las personas secuestradas han sido asesinadas posteriormente. A su vez, la actuación de la guerrilla también ha ocasionado desplazamientos en lo que se llama limpieza de áreas de combate, así como por las acusaciones de colaboracionismo.

Las desapariciones forzadas han sido una práctica recurrente por parte de todos los actores implicados en el conflicto. Se han denunciado 3000 casos de desapariciones forzadas hasta 197 de las que se han resuelto una mínima parte. Asimismo, la tortura, asociada en el caso de las Fuerzas Armadas a detenciones ilegales, y practicada por paramilitares y guerrillas, continúa.

El 50% de los secuestro que se contabilizan en el mundo suceden en Colombia. Colombia es el único país donde opera la organización País Libre, que se dedica a luchar contra los secuestros. A la vez, el gobierno colombiano ha implementado un programa que trata esta cuestión, es el Programa Presidencial para la lucha contra el delito de secuestro.

El secuestro en Colombia se ha convertido en una práctica habitual de la que se extraen beneficios económicos. De hecho, la Policía Judicial en 1994 atribuyó el 40.3% de los secuestros a la guerrilla, del resto se desconoce la autoría, aunque se pueden atribuir a familiares de las víctimas y a menudo a organismos de seguridad del Estado, etc. La evidencia de la práctica habitual del secuestro en Colombia está relacionada con la impunidad con la que se practica, sólo un 1% de los secuestros acaba con una condena judicial.

Además, la confrontación entre guerrilleros y paramilitares por el control de la tierra y de los recursos naturales ha provocado una ola de desplazados . En 1995 hubo 89.510 desplazados y en 1996 ya eran 181.010. Las zonas de origen de estos desplazados son Antioquia, Cesar, Córdoba, Santader, Sucre i Caquetá. La situación llegó hasta tal límite que el gobierno decidió crear una Consejería Presidencial para Despalazados. El 70% de la población desplazada son mujeres, jóvenes menores de 18 años y niños. Las causas del desplazamiento, según Amnistía Internacional son muy diversas y pueden variar en las diversas regiones, pero la causa principal de desplazamiento es la existencia de conflicto armada en la zona. Según indica AI el 35% de los desplazamientos los provocan las organizaciones paramilitares, el 17% las Fuerzas Armadas y la policía, y el 24% la insurgencia, pero estos datos pueden explicar sólo el 76% de los desplazados. El hecho es que una vez desplazada la población se traslada a los suburbios de las ciudades. Durante los 80 y 90, los gobiernos colombianos han tratado de ignorar la situación de desplazamiento de gran parte de la población. Fue el gobierno de Ernesto Samper el que adoptó medidas respecto al desplazamiento de la población como, por ejemplo, la inclusión del desplazamiento forzado en los planes de asistencia urgente, la generación de ocupación, el establecimiento de medidas legales para hacer a los desplazados beneficiarios de medidas de reforma agrícola, etc. En 1995 el gobierno creó la Consejería para la Atención de la Población Desplazada por la Violencia . Pero en la práctica, según Amnistía Internacional se ha avanzado poco, de forma que la práctica inexistencia de un estado asistencial y la descoordinación entre los diferentes niveles de gobierno estatales en el momento de dar las ayudas pertinentes ha generado una ola de planes de emergencia de diferentes ONG’s y países para ofrecer la asistencia necesaria a esta población desplazada.

El Departamento de Estado de Estados Unidos también ha realizado informes sobre la situación de los Derechos Humanos en Colombia.

 

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Fuerzas Armadas

Las Fuerzas Armadas no han podido derrotar militarmente a las guerrillas. De hecho, la situación que se vive en Colombia muy a menudo se califica como de ‘empate militar negativo’, en tanto que después de más de 30 años de lucha, ni el Estado ni las fuerzas insurgentes han conseguido vencer mediante las armas al enemigo. Las Fuerzas Armadas colombianas se nutren básicamente de reclutas que no tienen experiencia en combate, muy al contrario que los guerrilleros, que no sólo conocen las técnicas de combate, sino que también conocen las zonas por donde se mueven. Además, las Fuerzas Armadas disponen de unos 40.000 hombres en disposición de entrar en combate (según IRELA, 1998) y los servicios de inteligencia sufren graves deficiencias que dificultan la actuación del ejército.

La prolongación del conflicto armado ha fortalecido al ejército en cuanto a actor interno, a la vez que ha aumentado su ámbito de influencia (la lucha contra la insurgencia se ve recubierta de un grado alto de impunidad que favorece al ejército y también al resto de cuerpos de seguridad del Estado). De esta manera, la continuidad del conflicto justifica la militarización del país.

A pesar de las evidentes conexiones que grupos de Derechos Humanos e, incluso, militares han demostrado, las autoridades gubernamentales niegan la conexión entre grupos paramilitares y las Fuerzas Armadas.

Comparación del ejèrcito colombiano con otros ejércitos del área:

 

 Bolivia

 Colombia

 Ecuador

 Perú

 Ejèrcito de tierra (miles de hombres)

 25

 121

 50

 85

 Marina (miles de hombres)

 4.5

 18

 4,1

 25

 Aviación (miles de hombres)

 4.0

 7,3

 3

 15





 Gasto público

 Bolivia

 Colombia

 Ecuador

 Perú

 Educación %PIB

 5.4b

 3.7b

 3.0c

 1.5

 Defensa %PIB

 2.2

 1.9

 3.4a

 1.3

a:1995
d:1990-1995
Font: Estado del Mundo, 1998


El papel de Estados Unidos en Colombia, igual que en otros países como Perú en el tema de la droga ha sido el de militarización de la guerra contra la droga, especialmente a mediados de los años 80. Estas actuaciones dieron lugar a un conflicto entre el ejército y la sociedad civil respecto al desvío de equipamiento desde la guerra contra la droga hacia la guerra contra la guerrilla, la guerra sucia y las violaciones de los Derechos Humanos que de estas actuaciones se derivaba. Además, desde diferentes organizaciones de Derechos Humanso se establece la colaboración de Estados Unidos en los entrenamientos de las Brigadas Móviles (grupo integrado por soldados profesionales y con medios para luchar contra la guerrilla). Gran parte de los equipos militares, dados o vendidos desde 1989, han sido adquiridos al amparo de la lucha contra las drogas, pero nada asegura que no sean utilizados con otras finalidades.

Ventas de armamento de Estados Unidos a Latinoamérica durante 1997 (millones de $)

Argentina

217.761.000 $

Bolivia

1.669.000 $

Brasil

216.296.000 $

Chile

34.886.000 $

Colombia

114.064.000 $

Costa Rica

1.828.000 $

República Dominicana

7.506.000 $

Ecuador

11.698.000 $

El Salvador

14.947.000 $

Guyana francesa

5.538.000 $

Guatemala

2.211.000 $

México

49.816.000 $

Perú

5.652.000 $

Uruguay

15.801.000 $

Venezuela

402.350.000 $

Fuente: Observatorio de Venta de Armas (Arms Sales Monitor), Federación Americana de Científicos, febrero de 1998.
Gráfica SIPRI

 

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Relaciones internacionales

Las relaciones bilaterales Colombia-Estados Unidos desde finales de los 70 han estado dominadas por el tema del narcotráfico, y en referencia a esta cuestión las crisis políticas y económicas se han sucedido debido principalmente a las diferentes concepciones de resolución del problema (Estados Unidos ha optado tradicionalmente por limitar y poner trabas a la oferta y Colombia ha optado por aplicar soluciones integrales internacionalmente concertadas ya que considera que el problema del narcotráfico es transnacional y así ha de ser su solución). Las relaciones de Colombia con Estados Unidos se deterioraron a finales del mandato de Gaviria (1990-1994) y el deterioro se intensificó durante el mandato del presidente Samper (1994-1998), especialmente después de salir a la luz la presunta financiación de la campaña de Samper por el cártel de Cali. De hecho, 1996 fue el año en que Estados Unidos condicionó sus relaciones con Colombia al cumplimiento de una agenda de doce puntos entre los que se incluían medidas de reforma constitucional referidas a combatir el narcotráfico y la corrupción. Las relaciones entre los dos países sufrieron más problemas después de la descertificación de Colombia en los años 1996 y 1997. La certificación o descertificación es otorgada por el gobierno de Estados Unidos a los países productores de droga en función de sus iniciativas, si se considera que los esfuerzos son insuficientes no se certifica al país. La descertificación tiene diferentes consecuencias entre las que se encuentran la paralización del apoyo de la asistencia estadounidense o el veto de Estados Unidos contra los países descertificados en sus instituciones financieras internacionales. En 1998 Estados Unidos certificó a Colombia por motivos de interés nacional. En la actualidad, Colombbia es el principal país mundial de ayuda antidroga de Estados Unidos.
El presidente Pastrana ha realizado un plan de inversiones en sectores agrícolas, sociales y de infraestructura com contribución a la pacificación, desmovilización guerrillera y erradicación de cultivos ilícitos. Este plan contará con el apoyo financiero de países como Alemania, Costa Rica, España, Francia, México, Reino Unido y Venezuela. A su vez, Estados Unidos ha apoyado las negaciaciones de paz en Colombia. Si el proceso de paz recibe especial atención por parte de la Unión Europea (UE) también es importante para esta organización la lucha contra la droga. De hecho, desde 1991 las exportaciones colombianas gozan de preferencias en el acceso al mercado comunitario en respuesta a la cooperación colombiana en la lucha antidroga.
Ante la grave situación que sufre Colombia desde el punto de vista de los Derechos Humanos, desde 1997 funciona una oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas que tiene como función proteger, promover y supervisar los Derechos Humanos. Asimismo, la Comisión Europea ha ofrecido ayuda humanitaria a Colombia dirigida principalmente a los desplazados.
Además el conflicto interno colombiano ha afectado a los países vecinos como Ecuador, Panamá y Venezuela, especialmente a este último, que ha puesto 12.000 soldats en su frontera con Colombia para impedir las incursiones de la guerrilla.
Respecto a los procesos de integración económica regional, en 1994 Colombia formó junto con Venezuela y México el Grupo de los Tres. El proceso de integración fue un avance importante sobre todo en las disputas colombiano-venezolanas por el Golfo de Guajira. Las disputas por los límites marítimos eran una constante fuente de tensiones entre ambos países, pero la integración económica y política y la cooperación en materias de seguridad han reducido el conflicto.

Colombia participa en organizaciones regionales e internacionales como: Interpol, Comunidad Andina, Grupo de Río, Grupo de los Tres, FMI, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), UNESCO, Asociación de Estados del Caribe (ACS), G-77, Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (ECLAC), Confederación Mundial del Trabajo (CMT), Organización Mundial del Comercio (OMC), Organización Internacional del Trabajo (OIT), Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

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